EL AMIGO Y EL ESPOSO
(Jo. IV, 10)
El que tiene la Esposa, Ése es el Esposo Mas el Amigo del Esposo (o «padrino») El que está de pie a su vera Escuchándole Se alegra con la voz del Esposo Esa alegría se ha colmado en mí. Ahora Él debe crecer y menguar yo…
Juan declara que él tiene que ver en este asunto de las Místicas Bodas, pero no el papel principal; tiene un papel venido sí del cielo, pero dependiente, sujeto y ordenado al que es por sí mismo todo el cielo. Entre Jesús y él hay una diferencia no de grado, sino de especie; lo mismo que entre él y los otros simples «invitados»: él es el que entrega la novia al Esposo y responde públicamente del Esposo, el. “portanovia” que decían los griegos (ninfagógo) el «best man» de los ingleses; que debe ser un hombre con autoridad para hacerlo y conocido y responsable. Y la Esposa ¿quién es? La naciente Iglesia, constituida entonces por bandas de discípulos un poco camorreros, aunque dóciles.
Ya indiqué los varios cuentos que los racionalistas modernos por su cuenta hacen sobre Cristo; o sea, contra Cristo. Strauss dice Johann Weiss afirma que Cristo dijo que era el Mesías, mas no el Hijo de Dios; E. Meyer, que sí dijo las dos cosas, pero en un sentido especial muy diferente del nuestro; y Renán con sus secuaces que no lo dijo al comienzo, pero acabó por decirlo al fin, en una especie de borrachera de megalomanía; pero el caso es que en estas dos parábolas, Cristo y su Precursor Juan afirman las dos cosas al comienzo, y sin tergiversación posible. Los cuentos de los racionalistas ¿de dónde salen pues? De sus cabezas.
Prefiero las cabezas de los Cuatro Evangelistas, aunque éstos hayan evangelizado hace dos mil años. Entre otras razones, porque por evangelizar, les cortaron las cabezas. «Creo a testigos que se dejan matar». Estos otros, como dijo un inglés famoso, «rechazan historias sobrenaturales que tienen fundamento, para encajamos historias naturales que no tienen fundamento alguno».
En nuestras costumbres matrimoniales, en que el Padrino ya es un mero formalismo, pues a veces es el padre del Novio, la parábola de Juan queda un poco apagada. Ya no es el Rey el que apadrina al Caballero o el Alcalde el que apadrina al Rústico, para responsabilizarse de que todo está en orden, y no hay impedimentos, encobijos o trampas, en ese matrimonio. Hoy habría de ser el Cura quien sustituyese al Padrino;
«Aquí el que se casa es éste; y yo soy el que lo caso, y tengo que oír lo que dice; ¡y todos ustedes se echan patrás y escuchan lo que yo digo!» -dijo el Cura Cárdenas en un matrimonio en que la gente charlaba y hacía bochinche y hasta empujaron al Novio fuera de su lugar. Esta es la parábola

