EL SEÑOR CLAMA AL PADRE DESDE LA CRUZ – POR JUAN F. CAFFERATA

“EL SEÑOR CLAMA AL PADRE DESDE LA CRUZ”

Juan F. Cafferata.

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clama al cielo

Apurado el cáliz; al dolor de las manos y pies traspasados, de las carnes desgarradas, de la sed, de las espinas que se hundían en la cabeza, dolor exacerbado por la delicadeza exquisita de su Humanidad, se sumó el dolor del abandono, de la desolación, de la inutilidad para muchos, de la sangre derramada.

Y para que el dolor no tuviera límite como no lo tenía su amor a los hombres por quienes se inmolaba, la Divinidad se eclipsó, hasta dejarlo solo frente al poder de las tinieblas.

Soledad espantosa que le arrancó la suprema invocación al Padre.

“Más desde la hora sexta hasta la hora nona – dice el texto Sagrado – quedó toda la tierra cubierta de tinieblas. Y cerca de la hora nona exclamó Jesús, con una gran voz, diciendo: ¡Eli, Eli, lamma sabachtani! Esto es: Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.

¡A tanto llegó el dolor de aquella víctima, nunca igualado! ¡Qué dolor humano, qué pena, no se mitigará, comparada con la de aquel Señor extendido en la Cruz y muerto por redimirnos!

Siendo así – dice el profeta Isaías – que por causa de nuestras iniquidades fue El llagado y despedazado por nuestras maldades. El castigo de que debía nacer nuestra paz con Dios descargó sobre El y con sus heridas fuimos nosotros curados.