
Como todas las semanas, he leído, aunque a veces uno peque de masoquismo, el «eleison» 385 y la decepción sigue cerniéndose sobre mi espíritu, por el cúmulo de despropósitos, contradicciones, vacilaciones….. que en ellos se vierte.
Quiero hacer hincapié solamente al primer párrafo del mismo, en donde se vislumbra a las claras las carencias interpretativas del autor, así no me extraña los devaneos aparicionistas e ilusorios que han hecho presa en la cabeza del obispo autor de los mismos, quien no representa otra cosa que la resistencia a la verdadera Resistencia.
«La Iglesia precisa Papas vivientes, aunque sean malos, Exterminar a la Iglesia no podrán, aunque estén locos».
Para fundamentar estas dos «premisas», se basa en unas observaciones de S.S. el Papa Pío XII del año 1949, en donde El Santo Padre hace unas reflexiones hipotéticas sobre la también hipotética desaparición de la estructura arquitectónica y artística de la Basílica de S. Pedro. Por supuesto que el Papado duraría para siempre (mientras estemos en la Historia, se entiende) y al mismo tiempo se agarra de la última frase de que la Iglesia estaría cimentada en el hipotético papa viviente en ese entonces. Y es verdad, si la estructura material de la Iglesia fuese destruida es evidente que la Iglesia continuaría existiendo, ateniéndonos a la promesa de Cristo, pero también existe la Iglesia y nunca ha dejado de existir en los espacios de sedes vacantis por los que ha atravesado a lo largo de toda su historia. ¿Cada vez que muere un papa, en el espacio que media entre la muerte y la elección de su sucesor está o no está la Iglesia en la situación de sedes vacantis?. Según la tesis desarrollada por el autor de los Eleison tendríamos que concluir que en ese espacio de tiempo no habría Iglesia porque evidentemente no hay papa.
Como viene siendo habitual y obsesivo, ataca al sedevacantismo, como si no fuese posible un tiempo determinado del mismo que sólo Dios conoce, y el tiempo para Dios dista mucho de la concepción que tenemos nosotros con respecto al mismo.
Pero todo se fundamenta en mantener contra viento y marea a la iglesia conciliar, a pesar del grave daño para la fe que se produce en los fieles.
La situación de sedes vacantis puede producirse en la iglesia incluso en vida de una papa que sufre por ejemplo alzheimer. Pues un papa con demencia, ya sea producida por alzheimer, parkinson (que también puede degenerar en demencia) o cualquier otra enfermedad degenerativa que decline en patología mental puede dejar, de facto, la sede vacante como también podría dejar la parroquia de aquel cura que la padeciese, o la diócesis del obispo en su caso.
Pues a nadie se le ocurriría pensar que cualquier hipotético obispo que atravesare por una situación de demencia senil se le podría considerar como válida la ordenación de cualquier sacerdote o la consagración de obispos, eso es evidente.
Andrés Carballo
Nota aclaratoria al respecto del parkinson:
Trastornos cognitivos y neuropsiquiátricos en la enfermedad de Parkinson
- Autores: Iria Rodríguez Constela, I. Cabo López, P. Bellas Lamas, E. Cebrián
- Localización: Revista de neurología, ISSN 0210-0010, Vol. 50, Nº Extra 2, 2010 , págs. 33-39
- Resumen:
- Introducción. En la enfermedad de Parkinson hay pacientes con déficit cognitivo aislado y múltiple y el rendimiento cognitivo forma un abanico que va desde la normalidad hasta un avanzado grado de demencia. La mayoría de los enfermos presenta un déficit ejecutivo, aislado o combinado con otras alteraciones cognitivas, que se considera lo mas característico de la enfermedad, y un 30-40% de afectados acabara presentando una demencia clínicamente definida. Desarrollo. La presencia de alteración cognitiva leve en los enfermos parkinsonianos significa la existencia de un riesgo elevado de aparición de demencia en el transcurso de la enfermedad. La demencia asociada con enfermedad de Parkinson esta específicamente relacionada con sintomatología neuropsiquiátrica, que puede tener tres posibles explicaciones: alteración de vías mesolímbicas, alteración cortical y límbica difusa, o fenomenología de tipo Alzheimer asociada. Los episodios psicóticos se presentan preferentemente en los pacientes con tratamiento dopaminérgico y el espectro clínico de la psicosis parkinsoniana abarca: ilusiones visuales, alucinaciones visuoaudioolfatorias, delirio y psicosis alucinatoria paranoide grave. Todos los fármacos antiparkinsonianos pueden provocar alucinaciones y psicosis, pero los agonistas dopaminérgicos detentan la mayor capacidad. Conclusiones. En el manejo de esta problemática es muy importante la prevención y el diagnóstico y tratamiento tan pronto hagan aparición. Han de disminuirse las dosis de antiparkinsonianos, aunque ello no suele ser suficiente, por lo que habrá que asociar antipsicóticos atípicos, que actúen preferentemente sobre receptores 5-HT y no produzcan bloqueo D2, la mayoría de las veces.
