
El «Papa» Francisco prohíbe decir Misa a los sacerdotes «lefebvristas»
Los secuaces del ultratradicionalista obispo francés, ya excomulgado, ahora están en la mira de Bergoglio, quien por medio de uno de sus más fieles colaboradores, les ha prohibido celebrar Misa y administrar los sacramentos. Y quien los siga, corre el peligro de ser excomulgado.
Por Orazio La Rocca
27 de octubre de 2014
Nuevo «revés» del «pastor de la misericordia y del perdón», pero no sólo eso. Después de los severos golpes inferidos a los sacerdotes pedófilos, que ahora han sido puestos en la mira –si bien con indirectas palizas metafóricas-, son los sacerdotes lefebvristas a quienes uno de los obispos más cercanos y escuchados por Bergoglio, monseñor Marcello Semeraro, les ha prohibido celebrar Misa e impartir sacramentos (bautismo, primera comunión, confirmaciones, matrimonios…) como si estuvieren incardinados en la Iglesia Católica Universal. Un veto similar fue impuesto a los fieles católicos que, tal vez de buena fe, asisten a las celebraciones y reciben los sacramentos de los mismos sacerdotes lefebvristas, corriendo el riesgo –avisa el prelado- de encontrarse automáticamente en la situación de excomulgados.
La firme prohibición fue formulada con la publicación de un decreto ad hoc (Notificación) firmada por monseñor Semeraro, famoso teólogo experto en Eclesiología, obispo de Albano (una de las diócesis suburbicarias de Roma), presidente de la Nuova Editoriale Italiana, la sociedad editorial del periódico católica Avenire, pero principalmente secretario de la comisión cardenalicia C9 instituida por el pontífice con el objetivo de estudiar los tiempos y modos para volver a dar a los organismos de la Iglesia Católica, a partir de la Curia Vaticana, un planteamiento estructural y organizativo más en sintonía con las exigencias pastorales de la sociedad actual.
Monseñor Semeraro ha enviado su Notificación a la Fraternidad San Pío X que tiene su sede incluso en su diócesis de Albano, la institución tradicionalista lefebvrista más importante de nuestro país fundada en los años Setenta por el obispo rebelde [sic] Marcel Lefebvre, primero suspendido a divinis por no haber cumplido la renovación conciliar (desafió públicamente al Vaticano celebrando la Misa en latín cuando estaba prohibido [sic]) y luego excomulgado a fines de los años ’80 junto con otros 4 obispos consagrados ilícitamente (¿?) por él sin el asentimiento del Papa.
Esta misma Fraternidad, destacada el año pasado por las crónicas periodísticas por haber celebrado, en medio de protestas de miles de ciudadanos, los funerales del nazista
Erich Priebke, uno de los responsables de la matanza de las Fosas Ardeatinas. Un gesto interpretado como un nuevo desafío a la autoridad eclesiástica católica [sic] en cuanto el Vicariato de Roma –con la autorización de la Curia Vaticana- prohibió los funerales del ex-jerarca nazi, habiendo muerto sin una mínima reflexión sobre la masacre de las Fosas Ardeatinas [sic].
En la Notificación -publicada en el periódico católico Avvenire-, Semeraro explica la intervención para «las numerosas peticiones de aclaración sobre la celebración de los sacramentos en la Fraternidad San Pío X» que «no es una institución (ni parroquia, ni asociación, ni movimiento) de la Iglesia Católica». También si –precisa el obispo- Benedicto XVI, «acogiendo benignamente las peticiones del prior general de la Fraternidad», el 21 de enero de 2009, ha revocado la excomunión a los cuatro obispos lefebvristas, especificando sin embargo en la carta a los obispos de junio de 2009 que la misma Fraternidad, «no tiene ningún status canónico en la Iglesia y sus ministros, también han sido liberados del castigo eclesiástico, no ejercitan legítimamente ningún ministerio en la Iglesia». Disposiciones evidentemente desobedecidas por los lefebvristas –con cerca de 15 mil seguidores en Italia- que continúan celebrando e impartiendo los sacramentos como si fueran organismos incardinados en la ordenación eclesial reconocida por la CEI (Conferencia Episcopal Italiana).
De aquí la firme prohibición de Semeraro en la cual el obispo recuerda a los fieles católicos que «no pueden participar en la Misa, ni pedir ni recibir los sacramentos de la y en la Fraternidad». La pena, excomunión automática. Y lo que «entristece» es que las primeras víctimas de tal situación sean niños (incluso recién nacidos) y jóvenes, que podrían recibir los sacramentos ilegítimos [sic] (bautismo, primera Comunión y Confirmación) «en contraste» con las orientaciones pastorales de la Iglesia Católica italiana.
Y bien, por lo tanto, que los sacerdotes lefebvristas non siguen presentándose en público como miembros del clero de la Iglesia Italiana –da a entender el secretario de la Comisión cardenalicia C9-, asumiendo roles y actitudes ilícitos que, a la larga, podrán comprometer las ya difíciles negociaciones en curso entre el Vaticano y los superiores de la Fraternidad para el restablecimiento de futuras relaciones eclesiásticas y en total obediencia [sic] al Papa.
Traducción de Yo Vera para Radio Cristiandad
