NOVENA A SAN RAFAEL ARCÁNGEL
POR LAS NECESIDADES DE LA SANTA IGLESIA
(Publicada en 1776)
DÍA CUARTO

ADVERTENCIAS Y FORMA DE HACER ESTA NOVENA CON MAYOR PRECISIÓN Y FRUTO
La primera y la más principal es confesar y comulgar para ponerse por este medio en gracia y amistad de Dios pues así nos concederá su Majestad, como a amigos suyos, los favores que le pedimos y deseamos: y aunque esta diligencia se debía hacer el primer día, se puede trasladar a cualquiera de los de la Novena.
La segunda y muy esencial es el obligar a la Reina de los Ángeles, renovando nuestras almas las devociones antiguas y acrecentando la confianza en la protección de esta poderosísima Señora, pues todos los beneficios y favores que comunica Dios a sus criaturas pasan y se participan por las liberales manos de su Santísima Madre.
La tercera y más propia es procurar imitar aquellas especiales virtudes que ejercitaba el Santo Tobías, por las cuales mereció que el Santo Arcángel le comunicase tan singulares favores. Estas, según las refiere el mismo Arcángel fueron la oración, la limosna, el ayuno, la caridad con los prójimos y la piedad con los difuntos. Estas mismas procurará ejercitar en cuanto pudiere, el que hiciere esta Novena, y espere lograr lo que tan cumplidamente logró el mismo Tobías pues (como dice la Historia Sagrada) el Santo Arcángel ofreció y representó en presencia del Señor sus oraciones, y le consiguió de su Majestad aún mucho más de lo que deseaba.
Puédese hacer esta Novena en cualquier tiempo del año, cuando la necesidad de la devoción de cada uno le dictare: pero parece que será muy acertado, por lo que mira a la devoción pública, hacerla desde el día diez y seis de Octubre para que se acabe el día veinte y cuatro, que es el día en que la Iglesia celebra la Fiesta del Santo Arcángel. Por lo que toca a la devoción de cada uno, hará la Novena en nueve Lunes continuados, por ser este día el dedicado a los Coros de los Ángeles.
También la podrán hacer en cualquier día y tiempo del año; y tal puede ser la urgencia y necesidad que se podrá hacer en el espacio de un día, en nueve tiempos oportunos y descontinuados. También la podrán hacer cuando se emprende un viaje largo, ya sea por tierra, ya por la mar, por ser este Santo Arcángel el especial protector de los caminantes. También cuando se pretende tomar estado (matrimonio), por el singular acierto que tiene San Rafael en punto tan dificultoso de acertar. En las cobranzas dificultosas se puede también obligar al Santo Arcángel con su Novena; porque fue el más desinteresado Agente en la cobranza de Tobías. Y sobre todo en las enfermedades, porque su mismo Nombre RAFAEL, es lo propio que MEDICINA DE DIOS. Y esta sagrada Medicina la encontrará siempre con seguridad el que con fervor y confianza hiciere la Novena a este Sagrado Príncipe y Soberano Arcángel San Rafael, procurando hacerla delante de su Santa Imagen, en la Iglesia o en Casa.
DÍA CUARTO
Puesto de rodillas delante de la Imagen del Glorioso Arcángel San Rafael, se dará principio a la Novena persignándose y levantando el corazón a Dios, procurando alentar la confianza y avisar la Fe, haciéndose presente con la consideración a toda la Corte Celestial y a la Reina de los Ángeles como especial Abogada nuestra, en cuya presencia con humildad, dolor y arrepentimiento hará de todo corazón un Acto de Contrición y después dirá esto.
PRIMERA ORACIÓN
Glorioso Arcángel San Rafael, Sagrado Príncipe de los siete que asisten en el Trono supremo del mismo Dios, si es para gloria de la Majestad Divina y para honra de vuestra Alteza que yo consiga lo que deseo y pido en esta Novena, alcanzadme esta gracia del Señor, y si no enderezad mi petición y pedid para mí a Dios aquello que más me conviene para mayor gloria suya, vida, salud y provecho de mi alma. Amén.
SEGUNDA ORACIÓN (Que cambia cada día)
Dios y Señor de las Potestades que tienes especial poder para refrenar los Demonios: yo os ofrezco los merecimientos de estos poderosísimos Espíritus y los de vuestro Arcángel San Rafael, a quien disteis la singular potestad para que ligase y encadenase en el desierto del superior Egipto al cruel enemigo de la pureza y astuto demonio llamado Asmodeo, defendiendo por este medio a los hombres de sus abominables asechanzas: yo os suplico que me concedáis la gracia y virtud de la pureza, defendiendo mi alma de las tentaciones de este cruel enemigo, y me deis lo que os pido en esta Novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
Aquí se rezan tres Padres Nuestros y tres Ave Marías y después se dirá a San Rafael la siguiente
ORACION
Santísimo Príncipe de la Gloria y poderoso Arcángel San Rafael, grande en los bienes de la naturaleza, grande en los dones de la gracia, grande en el ardor de la caridad, grande en el resplandor de la sabiduría, grande en la piedad con los hombres, grande en el poder contra los demonios, grande en la dignidad, grandísimo en la Humildad, Medicina de Dios, Médico de la salud, Príncipe de los Médicos, Prefecto de la curaciones, Salud de los enfermos, Luz de los ciegos, Gozo de los afligidos, Custodio de los caminantes, Guía de los peregrinos, Maestro de los que desean la perfección, Protector de la virtud, Celador de la gloria de Dios, Ensalzador de la limosna, del ayuno y de la oración: ruégote, piadosísimo Príncipe, por aquella caridad con que acompañaste a Tobías el mozo guardándolo de muchos peligros, librándole a él y a Sara su Esposa de aquel cruel demonio Asmodeo, sanando al anciano Tobías de la enfermedad que padecía en sus ojos, y llenándole su casa y familia de muchos bienes, me asistas en las enfermedades, me acompañes en los caminos y me defiendas del demonio y de la torpeza, para que viviendo castamente en esta vida, merezcamos ver la luz de Dios en la eterna: y también os suplico me alcancéis lo que pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios y provecho mío. Amén
Aquí alentando cuanto se pudiere la confianza, con las palabras que a cada uno le dictare su afecto pedirá a San Rafael el favor especial que desea conseguir y luego para obligar más a Dios pondrá por intercesión a la Reina de los Ángeles diciendo esta
ORACION
Soberana Reina de los Cielos y Señora de todos los nueve Coros Angélicos María Santísima! digna Madre de mi Señor Jesucristo, Templo vivo de la Divinidad, depósito de los tesoros de su gracia, principio de nuestro remedio, restauradora de la general ruina del linaje humano, nuevo gozo de los Santos, gloria de las obras del Altísimo y único instrumento de su omnipotencia. Te confieso por Madre dulcísima de Misericordia, Refugio de los miserables, amparo de los pobres y consuelo de los afligidos y todo lo que en ti por ti, y de ti confiesan los Espíritus Angélicos y de los Santos, todo lo confieso reverente, y lo que en ti y por ti alaban a la Divinidad, y la glorifican, todo lo alabo y glorifico, y por todo te bendigo, magnifico, confieso y creo, por el poder Divino con vida a todos los pobres, desvalidos, ignorantes, pecadores, grandes, pequeños, enfermos, flacos, y a todos los hijos de Adán, de cualquier estado, condición y sexo, Prelados, Príncipes e inferiores, para que vengan por su remedio a su infinita y liberal Providencia, por la intercesión de la que dio carne humana al Verbo Divino, porque sola ella es poderosa para solicitar nuestro remedio y alcanzarle: por tanto, Sagrada Reina de todas las Jerarquías, os pido y suplico en nombre de todas ellas, nos alcancéis de vuestro querido Hijo la exaltación de su Santísimo Nombre en toda la redondez del Mundo, salud espiritual de las almas, la extirpación de las herejías, la ruina del soberbio príncipe de las tinieblas, la universal extensión de la Santa Iglesia, paz y concordia entre los Príncipes Cristianos, para que todos enteramente alabemos al Santísimo Nombre de Jesucristo, a quien sea la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén
