Síntomas y causas

La Iglesia católica advirtió hoy que «el narco-negocio» se instaló y «prospera exitosamente» en el país, y calificó de «doloroso» que numerosos jóvenes hayan quedado atrapados por los efectos de la droga «y sus secuelas de muerte y destrucción».

 

» Nuestro territorio ha dejado de ser sólo un país de paso. Observaciones confiables y de diversas fuentes nos advierten que el consumo arraiga en los jóvenes, y avanza sobre la inocencia y fragilidad de los niños. Cuando se asocian a las malas compañías del alcohol, los inhalantes, la violencia y el desamparo, el resultado es un complot para el exterminio», aseveró la Conferencia Episcopal Argentina.

 

 

La carta pastoral lleva por título » La droga, sinónimo de muerte» y fue aprobada durante el plenario de obispos que sesionó la semana pasada. Tras asegurar que «desde los más altos niveles el tráfico de drogas genera corrupción y muerte: asesinatos por encargo, extorsiones, dependencias esclavizantes, prostitución», los obispos dijeron «no poder permanecer indiferentes» ante este flagelo del consumo y las adicciones a la droga.

 

La Iglesia calificó de «doloroso» que numerosos jóvenes hayan quedado atrapados por «los efectos de la droga y sus secuelas de muerte y destrucción», y reconoció que la problemática de la droga es «una realidad muy compleja».

 

«Por un lado, su organización con métodos mafiosos y vínculos insospechables en todos los niveles parece no tener límites; por otro, la ausencia de valores en todos los estratos sociales, el escándalo de la pobreza y la exclusión social, achican los horizontes y esperanzas de nuestros jóvenes», precisaron los obispos.

 

El Episcopado, que preside el cardenal Jorge Bergoglio, aseguró que «al no reconocer la profundidad y gravedad de esta deuda para con las generaciones del presente, estamos favoreciendo su negocio letal» y admitió que «falta valentía y coraje para encarar seriamente este problema».

 

Los obispos estimaron que «la indiferencia, el consumismo, la desunión de la familia, sumados al poderoso tráfico y comercio de drogas, abre el camino para destruir a los más vulnerables», y cuestionaron que la Ley de Educación Nacional, recientemente aprobada, «preste insuficiente atención» a la prevención educativa de este tema.

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 No se puede negar que el tema de la droga se ha hecho candente en el país. Claro que no es nuevo. Sin embargo aparece ahora crudamente marcado por la Conferencia Episcopal. Y digo ahora teniendo en cuenta las intenciones de acercamiento con el poder tras la elección de la señora de Kirchner.

No pueden olvidar «nuestros» Obispos que el flagelo de la droga y de toda dependencia viciosa, en la mayoría de los casos de adolescentes, tiene que ver con falta de modelos sanos. Padres y educadores están llevando adelante verdaderas apologías de los vicios. Desde la poligamia y la poliandria, la dependencia de estupefacientes y ansiolíticos, hasta la tolerancia y cuando no la exhaltación de los vicios de la impureza, sobre todo los antinaturales.

Pero los Obispos deben hacer aquí un mea culpa y un pedido de perdón (tanto que les gusta para algunas cosas) debido a que no están libres de culpa y cargo en este desvío de los jóvenes a las drogas. Porque sus vidas como religiosos, sus obras, sus modos vanalizados y cuando no escandalosos de presentar «lo religioso» no entusiasma a nadie. No convierte. No le cambia la vida a los jóvenes.

Traigan un Don Bosco (no los salesianos de hoy, claro) un San Antonio María Claret, un San Agustín; enseñen la vida de los Santos y de los héroes, de los campeones de la Fe. Entusiasmen con la verdad, con nuestra Santa Religión y se acabarán todas esas porquerías. Los jóvenes están vacíos de valores, de ejemplos de valentía y arrojo que entusiasmen y llenen de ganas de dejar de lado los placeres de este mundo para cambiarlos por ideales grandes, heróicos, magnánimos.

Si ven arrodillados ante los herejes a sus «Pastores» recibiendo la bendición (Bergoglio ante los protestantes, por ej.) o mancomunados tras la demoniocracia que nos aflige; si no tienen ideales de Cielo, de Patria, de Santidad y de Heroísmo… es lógico que se despeñen en abismos de descontrol.  Si sus padres están ocupados con su «novia de turno» y sus madres haciendose lipoesculturas y preocupadas hedónicamente. Si sus docentes son tilingas que no pueden enseñar nada más que sus ineptitudes. Si sus gobernantes les hacen ver que lo que vale es la viveza de la corrupción. Si los modelos son los pícaros de Tinelli o Pergolini o 100 mas. No se quejen de lo que está pasando. Devuélvanle a los jóvenes los ideales. Los héroes, los santos, los ejemplos de hombres dispuestos a luchar por lo que vale la pena luchar. Todo volverá a su cauce.

Lástima que ya no hay fuerza interior. No hay fe verdadera. No hay amor a la Patria. La han destruido con sus falsedades de una religión aguada que no entusiasma a nadie. Ni siquiera a ustedes.

3 comentarios sobre “Síntomas y causas

  1. «LA INDIFERENCIA»: todas las religiones tienen semillas de salvación.

    «EL CONSUMISMO»: chupi y gula en el Convento de San Francisco.

    «LA DESUNION DE LA FAMILIA»: laicización y paganización del cristianismo EN LA EDUCACIÓN CATÓLICA

    «EL PODEROSO TRÁFICO Y COMERCIO DE DROGAS: en el convento de San Francisco, con la complicidad y la «bendición» de los frailes y el SILENCIO EPISCOPAL.

    Y TODO SUBSIDIADO. ¡HIPÓCRITAS!

  2. La Iglesia nunca saldrá de esta situación a menos que el rito extraordinario se imponga al rito ecuménico. Luego hay que volver a los libros y ediciones antiguas, anteriores a 1962. Sinó será tal la hipocrecía que solo los peores se quedarán. ¡¡Basta ya de mas de lo mismo, vuelvan a la Tradición Romana!!

  3. No se debe morder la mano que nos da de comer.
    Gran parte de los montos de los subsidios provienen de la usura y del narcotráfico.
    Se estará ladrando para sacar más tajada?
    La democracia valetodo anticristiana que supimos conseguir también gracias a la acción de nuestra iglesia, no es acaso causa muy principal del vacío existencial que lleva a hombres de todas las edades a la droga?
    Lumasa

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