En este difícil momento que Dios Todopoderoso ha pensado desde toda la Eternidad para nosotros, quiero, en nombre propio y en el de mi esposa Soledad y de mi hija Abril, agradecer por tanto cariño recibido y por tantas oraciones que de tan generosos corazones han brotado espontáneamente. Ellas nos han sostenido en todo este calvario. Muchas gracias a todos aquellos que desde cada lugar del planeta han elevado a Dios Nuestro Padre una pequeña o gran oración, gracias por los rosarios, por las Santas Misas, por la preocupación y por el consuelo. Gracias especialmente a los sacerdotes que nos asistieron durante este duro momento, y no quiero olvidarme de ninguno: Al padre Canale, al padre Altamira, al padre Damín, al padre Bon, al padre Ferrer, al padre Lestani y especialmente al padre Bouchacourt quien estuvo a nuestro lado en la agonía final de Annita compartiendo nuestro dolor y conteniéndonos como nuestro padre, y especialmente gracias por llevarnos el alimento celestial de la Santa Comunión, indispensable para seguir adelante.
Este personal Calvario, se ha hecho liviano en compañía de Nuestro Señor Jesucristo, pues él nos ha ayudado a cargar tamaña cruz. No podemos evitar tener una mezcla de emociones, por un lado la tristeza de la pérdida, pero por otro, la alegría de saber que nuestra dulce niña, muriendo en perfectísima santidad, se ha hecho enorme en el cielo. Annita, que hasta ayer era sostenida para dar sus primeros pasos en la vida, hoy nos guía desde el cielo para dar, seguros,nuestros pasos hacia ella. Sabemos que con la ayuda de Dios y de la Santísima Vírgen María y la intercesión de nuestra bella niña pronto dejaremos este valle de lágrimas para unirnos en perfecta caridad con ella. Al fin y al cabo, la vida es, al decir de Santa Teresa, una mala noche en una mala posada.
«Levántate, amor mío, hermosa mía, y vente. Mira, ha pasado el invierno, las lluvias cesaron, se han ido» (Cantar de los Cantares 2,10).
Santa Anna Catherina…ora pro nobis.
Claudio Vázquez
Claudio, hermano, hemos compartido el dolor, ma;ana compartiremos la alegria que solo nuestro Se;or nos dara. A habido una victoria, un alma a entrado al cielo, y ha presentado al Se;or un gran ramillete de oraciones. Por eso el maligno ha reaccionado con la furia que su odio le da. Le pediremos a Anita, que interceda y suplique por cada uno de nosotros. Soledad y tu, han compartido este regalo con los que nos hemos unido a ustedes. Soledad, Claudio, Hermanos queridos, hijos de la Santa Iglesia, los Valdes les damos las gracias.
con Nuestra Se;ora:
VIVA CRISTO REY