Por Emilio Nazar Kasbo: elobjetivo@gmail.com
“Hoy no es menester ya ir a buscar los fabricantes de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados”, afirmaba San Pío X en la Encíclica Pascendi.
El modernismo y el progresismo están vigentes, a pesar de las reiteradas condenas. Analizaremos a continuación qué es el modernismo, en qué consiste la particularidad del progresismo “católico”, sus fundamentos y las consecuencias sociales, para vislumbrar el futuro desde los “signos de los tiempos”.
Introducción
“No hay por qué condenar al exegeta que sienta unas premisas de las cuales se sigue que los dogmas son históricamente falsos o dudosos, con tal de que directamente no niegue directamente esos dogmas” ¿No es esta la actitud que se adoptó frente a los modernistas y los denominados progresistas “católicos” en sus diversas vertientes, escudandose bajo la excusa de “caridad” y de evitar la salida de la Iglesia a un número de feligreses mayor o menor? Tal posición fue condenada en por San Pío X en el Decreto “Lamentabili sine exitu” N° 24. Así han crecido “extrañamente” tales posturas heréticas.
Ya la Encíclica Syllabus de Pío IX, del 8 de diciembre 1864, condenó toda una serie de errores que son persistentemente sustentados hasta la actualidad, y por tanto quienes afirman tales principios se hallan fuera de la Iglesia, son herejes. Más les vale engrosar las filas del protestantismo que simular su inclusión dentro del catolicismo.
Modernismo
“Hablamos, venerables hermanos, de un gran número de católicos seglares y, lo que es aún más deplorable, hasta de sacerdotes, los cuales, so pretexto de amor a la Iglesia, faltos en absoluto de conocimientos serios en filosofía y teología, e impregnados, por lo contrario, hasta la médula de los huesos, con venenosos errores bebidos en los escritos de los adversarios del catolicismo, se presentan, con desprecio de toda modestia, como restauradores de la Iglesia, y en apretada falange asaltan con audacia todo cuanto hay de más sagrado en la obra de Jesucristo, sin respetar ni aun la propia persona del divino Redentor, que con sacrílega temeridad rebajan a la categoría de puro y simple hombre.” (Carta Encínclica “Pascendi”, Del Sumo Pontífice Pío X, “Sobre Las Doctrinas De Los Modernistas”, 1)
Juan Pablo II definió en Fides et Ratio: “54. También en nuestro siglo el Magisterio ha vuelto sobre el tema en varias ocasiones llamando la atención contra la tentación racionalista. En este marco se deben situar las intervenciones del Papa san Pío X, que puso de relieve cómo en la base del modernismo se hallan aserciones filosóficas de orientación fenoménica, agnóstica e inmanentista. Tampoco se puede olvidar la importancia que tuvo el rechazo católico de la filosofía marxista y del comunismo ateo.”
San Pío X condenó el modernismo, término que divide las aguas y pone fuera de la Iglesia como herejes a quienes sustentan tales posturas. Por tanto, no podemos hablar de los modernistas como una “tendencia en un cierto pensamiento católico a considerar a la Iglesia y a sus dogmas como instituciones humanas, portadoras de rasgos debidos a su contexto histórico, y no menos necesitadas que otras de ser revisadas y reformadas”, porque tal “tendencia” se encuentra precisamente fuera de la Iglesia (no dentro).
La motivación de tal herejía es una ambición de erradicar a Dios de la vida social, siguiendo tendencias supuestamente humanitarias de la sociedad contemporánea, por lo cual la Iglesia no debe vivir la Fe desde su identidad en el tiempo presente, sino cambiar su identidad adaptándola al tiempo contemporáneo. Asimismo, la metodología de tal herejía se basa en la “reinterpretación” de las Sagradas Escrituras de una forma no literal, y de considerar la Tradición como algo que puede cambiar en el tiempo. Por lo tanto, no se transmite fielmente, de una generación a otra el Evangelio que Jesucristo dejó a todos los hombres de todos los tiempos, sino una cambiante adaptación al mundo.
El modernismo tiene consecuencias en la Doctrina Social de la Iglesia, y tiene aristas en lo moral, lo jurídico y lo social. “Así como -negado o atenuado el carácter social y público del derecho de propiedad- por necesidad se cae en el llamado individualismo, o al menos se acerca uno a él, así también por semejante manera -rechazado o disminuido el carácter privado e individual de ese derecho- se precipita uno hacia el colectivismo, o por lo menos se rozan sus postulados. Quien pierde de vista estas consideraciones, lógicamente naufragará en los escollos del modernismo moral, jurídico y social” (S.S. Pío XI, Quadragesimo anno, 16 todo lo cual fuera condenado en la Encíclica Ubi Arcano).
Progresismo
En el Decreto “Lamentabili sine exitu”, fue condenada la siguiente postura: “57. La Iglesia se manifiesta enemiga de los progresos en las ciencias naturales y teológicas”. Aquí vemos expecíficamente la palabra “progreso”, aplicada a las ciencias naturales e incluso a la Teología, constituyéndolo en particular una especie dentro del género del modernismo definido en todo el documento.
Su fundamento no es más que el sustento del relativismo teológico, tal como se colige de la siguiente posición condenada: “58. La verdad no es más inmutable que el hombre mismo, y que con él, en él y por él evoluciona.”
El “progreso” reaparece también en las siguientes formulaciones condenadas: “63. La Iglesia se muestra incapacitada para defender con eficacia la moral evangélica al adherirse obstinadamente a doctrinas inmutables que no pueden estar en armonía con el progreso moderno” y “64. El progreso de las ciencias está exigiendo una modificación de los conceptos acerca de Dios, de la Creación, de la Redención, de la persona del Verbo Encarnado y de la Redención”.
El denominado “progresismo católico” es una actualización del modernismo, que en realidad constituye otra religión herética, que contradice la Fe y la Tradición, y que se encuentra dentro del catolicismo, con principios y finalidades distintas de la enseñanza de Jesucristo.
Su estrategia para afirmarse como católicos es afirmar: ¿Y con qué autoridad Usted va a decir que estoy fuera de la Iglesia, que la doctrina que sustento es una herejía? O: “mi opinión vale tanto como la suya”. Es decir, el relativismo religioso, intelectual filosófico, moral y científico campea en su pensamiento.
Así, desde una supuesta “libertad de expresión”, se dedican a atacar dogma por dogma de la Iglesia, en su totalidad o parcialmente, como si todo fuese “opinable”, haciéndose llamar “intelectuales católicos”, “pensadores católicos”, y hasta “teólogos católicos” si son sacerdotes o incluso obispos…
El progresismo “católico” es en realidad una religión, que tiene una cosmovisión propia distinta de la Católica, herética, sincretista, y hasta con su propio clero que realiza con otra interpretación interna los ritos de la Misa y los Sacramentos católicos. La herejía transita por dentro, utilizando farisaicamente la liturgia católica. Se trata de un neofariseismo sincretista paganizante.
En el progresismo “católico” Dios se confunde con la naturaleza (por ejemplo, con la Pachamama), en tanto que los hombres son en realidad animales depredadores peligrosos, como una plaga dañina a la naturaleza (que es Dios) y que deben por tanto ser controlados. Plaga dañina, porque son capaces de fabricar armas y de contaminar.
Sus fundamentos
La Fe es superior a todo otro tipo de conocimiento. El básico Catecismo ha de anteponerse a toda corriente filosófica o de pensamiento. Cuando una filosofía contradice a la Fe, ya sea en sus principios o en sus conclusiones, se debe optar por la Fe. Instruír con filosofía a los sacerdotes como lo hace el Rito Latino, antes de fortalecer la Fe de los seminaristas, puede conducir al error intelectual de creer que la filosofía es sustento racional de la Fe (racionalismo).
En las corrientes modernas, ya no se tiene en cuenta la Verdad como fin de la Filosofía, sino la “originalidad”, el “pensamiento consecuente” aunque contradiga el sentido común… y mientras más se contradiga el sentido común con un “pensamiento consecuente”, más original será considerado, y por tanto más “racional” y “filosófico”.
Los errores de tales “pensadores”, quienes “van tras las novedades que la investigación de las supremas razones de las cosas ofrece” son más graves cuando aplican tal criterio a “la Ciencia Sagrada o a la interpretación de la Sagrada Escritura, o de los más importantes misterios de la Fe”. Se trata de “escritores católicos que traspasan los límites puestos por los Santos Padres y por la Iglesia misma” deformando los dogmas “en nombre de la crítica histórica”. No hacen otra cosa que corromper la pureza de la Fe de los creyentes. Esto es afirmado por la introducción del Decreto de San Pío X, “Lamentabili sine exitu” Sobre los Errores del Modernismo, del 3 de julio de 1907.
En dicho Decreto, fue condenada la siguiente proposición: “12. Si el exegeta quiere dedicarse con provecho a los estudios bíblicos, lo primero que ha de hacer es rechazar cualquier idea preconcebida acerca del origen sobrenatural de la Sagrada Escritura y proceder a interpretarla el mismo modo que cualesquiera otros documentos puramente humanos”. Aquí vemos, como ejemplo, la metodología de Husserl aplicada a la Teología.
Teológicamente, también fue condenada esta proposición: “21. La revelación, que constituye el objeto de la fe católica, no quedó cerrada con los Apóstoles”, convirtiendo la Biblia en un texto de libre interpretación al ritmo de los tiempos y sus modas.
Así, en materia de Sacramentos, el progresismo elimina los pecados, y por tanto la confesión, y por consecuencia caen bajo la siguiente postura condenada: “47. Las palabras del Señor: Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonareis los pecados les serán perdonados, y a quienes se los retuviereis les serán retenidos (Juan, 20, 22. 23), no se refieren en absoluto al sacramento de la Penitencia, por más que lo afirmaran así los Padres de Trento.” Cada uno de los Sacramentos es afectado por estas posturas heréticas.
Otras posturas condenadas, hacen a la naturaleza de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo, para considerarla como una sociedad meramente humana, tal como por ejemplo la siguientes posturas condenadas:
“53. La constitución orgánica de la Iglesia no es inmutable, pues la sociedad cristiana, está sujeta, como toda sociedad humana, a una continua evolución.”
“54. Los dogmas, los Sacramentos la Jerarquía -tanto en lo que se refiere a su concepto como a su realidad- no son más que interpretaciones y evoluciones de la mente cristiana, que hicieron crecer y perfeccionaron con añadiduras exteriores, el germen diminuto latente en el Evangelio.”
Consecuencias sociales
En realidad, por sus consecuencias prácticas, los Estados anticatólicos o ascépticos a la religión simpatizan con el progresismo católico porque diluye los mandatos de la Fe, y convierten al ser humano en servil del poder de turno (que incluso algún día será ejercido en persona por el Anticristo). Por tanto, este “progresismo católico” es una falsa doctrina en la que todo el contenido de la Fe Católica puede ser debatido en pie de igualdad con cualquier otra religión.
Como consecuencia de esto, el Mandamiento de Amar a Dios (Trinitario) por sobre todas las cosas, se convierte en un sincretismo gracias a una reinterpretación, y hasta una negación al sostener el evolucionismo; al Mandamiento que dispone “No matar”, el progresista católico opone el derecho al aborto o la eutanasia, o dejar en libertad y fuera de la cárcel a los asesinos sin que cumplan condena; al Mandamiento “No fornicar”, el progresista católico opone el “sexo seguro”, la promiscuidad, la masturbación, el matrimonio homosexual, la ideología de género. ¿Y puede sustentarse esto dentro del Catolicismo? Definitivamente, los progresistas “católicos” no son una “corriente de opinión” dentro de la Iglesia, sino que son herejes que pretenden estar dentro de ella. Y no hacen más que conducir su vida y la de la sociedad hacia la eterna condenación demoníaca. ¿Demonio e infierno? ¿Qué significará esto para un progresista “católico”?
En la política, el progresista “católico” sustenta la separación total y absoluta entre la Iglesia y el Estado, sin contemplar esferas de mutua colaboración donde el Estado debe reconocer lo Sobrenatural de la Iglesia, y por tanto su prioridad en la materia. Como cada progresista “católico” tiene su propia visión de la Iglesia, la anarquía en la materia campea, generando una sola opción: la imposición del Estado en todo, incluso sobre la familia, avasallando todas las esferas del ser humano. El progresismo “católico”, en definitiva, conduce al totalitarismo, ya sea de un Estado nacional o de un Estado internacional o mundialista.
El futuro
A Noé le tocó vivir con su familia en medio de un mundo que dio las espaldas a Dios, para vivir lo único que puede ofrecer este mundo: lujuria, dinero y poder. Tal fue el signo que indicaba la decadencia y pronto fin de ese mundo. Abrahám vivió con su familia en medio de Sodoma y Gomorra: los vicios humanos llevados al límite en una situación que también presagiaba su destrucción. Sólo los fuertes en la Fe sobreviven en tales catástrofes.
Ni Noé ni Abrahám pretendieron dar culto a Dios mezclándose en el mundo en el que les tocó vivir. No fueron condescendientes con ese mundo, sino que guardaron fielmente la Tradición y la vida en la Fe.
El mundo globalizado en que actualmente vivimos, ofrece como fundamento filosófico a lo contradictorio como “racional”, y por tanto la conciliación de los opuestos, hasta el absurdo de hacer compatible a Cristo con el mundo como fuente de pecado o con las tentaciones del desierto. Pretenden hacer compatible a la Iglesia con una Sodoma y Gomorra planetaria, complaciente con los vicios y las herejías en nombre de una mal entendida “libertad” que no es otra cosa que ofensa a Dios. Y a esto se resta importancia desde la tibieza, la falta de compromiso, la abulia, y la inspiración del Demonio Meridiano. La Iglesia, para hacer esto, debe perder su característica de testigo fiel y veraz de Cristo, ensoberbecidos en una presunta riqueza material, aunque la realidad sea la de desdichados y miserables mendigos, ciegos a la Verdad y desnudos, y valentía a la mediocridad.
Es decir: se llamará orden al caos, prosperidad a la miseria, seguridad al delito, progreso a sustentar errores que contradicen hasta el sentido común y la naturaleza humana, y libertad a la desnudez. Y quienes sobrevivan a esto, serán los mártires del Anticristo. ¿Qué debemos hacer? La actitud de Nínive ante la predicación de Jonás: conversión a la Fe, a la Verdad, a Cristo y su única Iglesia por El fundada, y al Amor del Espíritu Santo, con la intercesión de Santa María Virgen.
¿Quieres saber algo sobre los últimos tiempos? El Apocalipsis nos dice: “”Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el principio de la creación de Dios: Conozco tus obras: no eres ni frío ni hirviente. ¡Ojalá fueras frío o hirviente! Así, porque eres tibio, y ni hirviente ni frío, voy a vomitarte de mi boca. Pues tú dices: “Yo soy rico, yo me he enriquecido, de nada tengo necesidad”, y no sabes que tú eres desdichado y miserable y mendigo y ciego y desnudo. Te aconsejo que para enriquecerte compres de Mí oro acrisolado al fuego y vestidos blancos para que te cubras y no aparezca la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos a fin de que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo. Ten, pues, ardor y conviértete. Mira que estoy a la puerta y golpeo. Si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo. Al vencedor le haré sentarse conmigo en mi trono, así como Yo vencí y me senté con mi Padre en su trono. Quien tiene oído escuche lo que el Espíritu dice a las Iglesias” (La Santa Biblia, versión de Mons. Juan Straubinger, Ed Club de Lectores, 1986).

Para mi el libro del apocalipsis es la victoria de Cristo sobre el mundi y Lucifer el diablo
ola!!
para ser una web catølica, cómo es que anuncian horóscopos?