EXCELENTE RESUMEN DE TODO LO ACONTECIDO EN LA FSSPX DESDE 1998 HASTA AHORA.
DEMOSTRARÁ EL PORQUÉ DE LA CRÍTICA POSICIÓN QUE HOY DEBEN ASUMIR AQUELLOS QUE QUIEREN SEGUIR PERTENECIENDO A LA BATALLA POR CONSERVAR LA TRADICIÓN, FRENTE A LAS INTENCIONES ENTREGUISTAS Y ACUERDISTAS DE LA JERARQUÍA DE LA FSSPX.
LAS TRATATIVAS ENTRE
ROMA Y LA FSSPX
DICHOS Y HECHOS DESDE 1998
INTRODUCCIÓN
En el Comentario Eleison 162, del 21 de agosto de 2010, Monseñor Williamson afirmó que las discusiones entre Roma y la Fraternidad de San Pio X se estaban topando contra una pared doctrinal, y alertó sobre un peligro: un acuerdo político que pretende rodear ese bloqueo doctrinal.
Dicho «acuerdo político» consistiría, según Monseñor Williamson, en un «Motu Proprio» que aceptaría a la FSSPX «de regreso en la Iglesia», de una vez por todas, sin requerir de ella una aceptación explícita del Vaticano II o de la Misa Nueva, sino solamente la aceptación, por ejemplo, del Catecismo de la Iglesia Católica de 1992 de Juan Pablo II.
Tres semanas más tarde, en el Comentario Eleison 165, del 11 de septiembre, Monseñor Williamson retomó la controversia acuerdo doctrinal – acuerdo práctico, con su acostumbrado estilo, sin arriesgar nada, con insinuantes preguntas, que nunca responde, dejando librado al lector la responsabilidad de las respuestas:
(…) «¿Por qué es que la FSSPX no puede aceptar ahora ser regularizada por Roma, y resolver las diferencias doctrinales después?
(…) ¿No podría la FSSPX, para obtener de Roma la preciada regularización que solamente Roma tiene la autoridad de otorgar, aceptar un acuerdo práctico a través del cual ninguna parte de la doctrina Católica sería negada, pero a través de la cual las diferencias doctrinales entre Roma y la FSSPX se pondrían entre paréntesis por el momento?
(…) El mismo Monseñor Fellay contestó a esa pregunta brevemente en una entrevista que dio a Brian Mershon en Mayo de este año, publicado en el diario «Remnant». Aquí sus palabras: «Es muy claro que cualquier solución práctica que se diera sin un sano fundamento doctrinal conduciría directamente al desastre … Nosotros tenemos todos estos ejemplos ante nuestros ojos, la Fraternidad de San Pedro, el Instituto de Cristo Rey y todos los demás están totalmente bloqueados a nivel de la doctrina porque primero aceptaron el acuerdo práctico.»
Pero ¿tiene que ser así? Interesante pregunta…»
Un poco más de tres meses después, tocó el turno a Monseñor Fellay. En la entrevista de Les Nouvelles Calédoniennes, del 27 de diciembre, declaró:
Pregunta: ¿El objetivo de vuestra comunidad es siempre el de integrar la Iglesia católica?
Respuesta: Sí, siempre hemos sostenido que no queremos hacer bando aparte. Sostenemos que somos católicos y que lo seguimos siendo. Deseamos que Roma nos reconozca como verdaderos obispos. Por otra parte, ya no usan más la palabra cismático contra nosotros. Por lo tanto, si no se es cismático, ni hereje, es porque se es sacramente católicos. Por otra parte, el Papa dijo que hay solamente un problema de orden canónico. Es suficiente un acto de Roma para decir que se ha terminado y nosotros reentramos en la Iglesia. Esto vendrá. Soy muy optimista.
Monseñor Williamson había dicho: «Benedicto XVI está pensando en un «Motu Proprio» que aceptaría a la FSSPX «de regreso en la Iglesia», de una vez por todas, sin requerir de la FSSPX una aceptación explícita del Vaticano II o de la Misa Nueva.»
Monseñor Fellay declara: «El Papa dijo que hay solamente un problema de orden canónico. Es suficiente un acto de Roma para decir que se ha terminado y nosotros reentramos en la Iglesia. Esto vendrá. Soy muy optimista»
En resumen, es lícito pensar:
— que el acuerdo consistirá en que no habrá acuerdo doctrinal.
— que el acuerdo será sólo canónico.
— pero sin que se firme nada de modo explícito, es decir, que será político.
Hay dichos y hechos que permiten esta conclusión.
He aquí algunos dichos a modo de introducción, ¿Sabría decir, usted, a quién pertenecen?
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Si el Papa me llama, voy. Rápidamente. Más aún, corro.
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Un católico no puede poner condiciones a Roma.
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En nombre de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Monseñor Bernard Fellay, Superior General, saluda el acceso del Cardenal Joseph Ratzinger al Supremo Pontificado. Él ve allí un halo de esperanza de salir de la profunda crisis que sacude a la Iglesia Católica.
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Es cierto que la elección de un nuevo papa en 2005 dio nacimiento a una nueva esperanza y quizá incluso a una gran esperanza entre los sacerdotes y los fieles.
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Benedicto XVI es una persona íntegra, que toma muy seriamente la situación y la vida de la Iglesia.
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Con Benedicto XVI la barca de la Iglesia navega en adelante sobre aguas más tranquilas.
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… Todo indica que desde hace algún tiempo, más o menos desde el ascenso al pontificado del Papa Benedicto XVI, ha aparecido una nueva ola (…) que contra todo pronóstico aparenta ir en sentido opuesto a la primera. Los indicios son suficientemente variados y numerosos como para poder afirmar, que este nuevo movimiento de reforma o de restauración es efectivamente real.
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Hay que saber que el Papa presente, Benedicto XVI, es una mezcla de bueno y de malo. Yo digo así: su cabeza es moderna, su corazón es conservador.
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Lo que podemos decir es lo siguiente: hasta este Papa, la Iglesia estaba totalmente en manos de los modernistas.
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El Papa vuelve a las ideas tradicionales. El ve muy bien que hay una desviación y que hay que corregirla.
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Puede ser que estemos mucho más cerca del Papa de lo que parece.
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Deseamos que Roma nos reconozca como verdaderos obispos.
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Esta actitud de duplicidad implícita se convirtió como en la norma de la nueva situación en la que se encuentran: han subrayado los puntos del actual pontificado que parecen ser favorables, se pasa bajo un silencio reverencial lo que no va…
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Cuando Monseñor dice: «Adherimos a la Roma católica», eso quiere decir la Roma católica de hoy.
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Algunos, para facilitar las cosas, hacen una identificación entre la Iglesia Oficial y la Iglesia Modernista. Pero es un error, porque hablamos de una realidad concreta.
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Pareciera que desechamos todo Vaticano II. Sin embargo adherimos al 95%.
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En nuestras conversaciones, Monseñor Fellay ha reconocido el Concilio Vaticano II, lo ha reconocido teológicamente. Restando sólo alguna dificultad.
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Estamos prestos a escribir con nuestra sangre el Credo, a firmar el juramento anti-modernista y la profesión de fe de Pío IV; aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios hasta Vaticano II, respecto del cual emitimos reservas.
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Lejos de querer detener la Tradición en 1962, deseamos considerar el Concilio Vaticano II y el Magisterio post-conciliar a la luz de esta Tradición que san Vicente de Lérins ha definido como «lo que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos» (Commonitorium), sin ruptura y en un desarrollo perfectamente homogéneo.
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… Se afirma la adhesión al Magisterio tanto del pasado como del presente… Es evidente que se ha hecho una elección: se citan pasajes tradicionales, no se dice una palabra de los otros, de los que introducen perspectivas completamente diferentes sobre la cuestión.
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El simple hecho de haber iniciado tratativas jugará en favor de Roma y contra la Fraternidad.
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Roma al menos habrá divido, si no ha vencido.
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Se sigue el protocolo firmado por el Card. Ratzinger y S.E. Mons. Marcel Lefebvre.
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La Misa nueva es considerada la ley general de la Iglesia. Para evitar cualquier aislamiento y cualquier división, pedimos que la Misa antigua sea también la ley general.
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Se podría esperar encontrar una igualdad de derecho entre la antigua y nueva misa. Obviamente no es suficiente. Pero es un primer paso. Y probablemente, humanamente hablando, un paso necesario.
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Si se lee el texto del Cardenal Castrillón, afirma apenas – pero no es poco – una igualdad de ritos.
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Hemos pedido el retiro del Decreto de excomunión, su anulación; pero incluso decir «anular» significa ya que se reconoce algo.
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El retiro del Decreto de excomunión de los cuatro obispos de la Fraternidad.
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Mons. Bernard Fellay, volvía a solicitar el levantamiento de la excomunión latae sententiae.
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Vuestra Santidad ha hecho inoperante la medida que nos afectó hace ya veinte años en seguida de nuestra consagración episcopal.
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Hoy, y esto es lo esencial, en la línea de lo pedíamos, aunque de manera imperfecta, el Papa ha levantado la excomunión y anuló los efectos del Decreto de 1988.
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… El fervor que han puesto los fieles para rezar el Rosario por el levantamiento de las excomuniones…
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… Di las gracias a la Santísima Virgen, es su regalo. Es para obtener su intercesión que se han recopilado más de un millón setecientos mil Rosarios, recitados por fieles que deseaban la revocación de la excomunión
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Lo esperaba desde 2005, después de la primera carta de pedido del levantamiento de la excomunión que había dirigido a pedido mismo de Roma.
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No hubo un reconocimiento unilateral (…) por Roma, como afirman algunos, sino una contrapartida: la complicidad del silencio.
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Todas estas consideraciones políticas, yo diría incluso todos estos cálculos políticos son ajenos al espíritu de las conversaciones que ha tenido la Fraternidad con Roma desde que Monseñor Lefebvre las emprendió.
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Compréndalo bien, Padre, todo esto es sólo política.
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Benedicto XVI parece estar pidiendo a los obispos y sacerdotes de la Fraternidad que le permitan aparentar tener esta «pelea» pública con ellos a fin de ayudarlo a manejar un puñado colegial inmanejable de obispos.
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La afirmación de la existencia de un único rito bajo dos formas – ordinaria y extraordinaria – iguales en derecho, y especialmente el rechazo de una celebración exclusiva de la liturgia tradicional, pueden ciertamente interpretarse como la expresión de una voluntad política de no irritar a las conferencias episcopales.
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El rumor desde Roma consiste precisamente en que él está pensando en un «Motu Proprio» que aceptaría a la FSSPX «de regreso en la Iglesia», de una vez por todas.
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La preciada regularización que solamente Roma tiene la autoridad de otorgar.
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Creo que lo que vivimos se parece más a una de esas incursiones de los exploradores que entrevén la tierra prometida, sin que las circunstancias les permitan entrar.
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El Papa dijo que hay solamente un problema de orden canónico. Es suficiente un acto de Roma para decir que se ha terminado y nosotros reentramos en la Iglesia.
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Nuestro Papa dice que no se trata de un cisma.
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No pienso que se pueda decir que haya una evolución en el pensamiento de nuestros interlocutores después de nuestras exposiciones.
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Se ve que algunos fieles se hicieron ilusiones, pero los últimos acontecimientos se encargaron de disiparlos.
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Encuentro complejo interpretar cómo actuaría Monseñor Lefebvre hoy.
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Por el momento, todo está bien y todo va sin problemas de acuerdo al plan.
Sin duda, para no reconocer la gravedad de estos dichos, se dirá que están sacados de contexto. Pues bien, las siguientes 58 páginas los contienen bien en su trama. Vale la pena recorrerlas.
El análisis lo más completo posible de los dichos y hechos que han enmarcado las tratativas entre la FSSPX y la Roma anticristo y modernista desde 1998 arroja un poco de luz para responder a esta inquietante pregunta: ¿cómo se ha llegado a esta situación?
AÑOS 1998-2000
La primera incógnita a resolver es la siguiente: ¿quién tomó la iniciativa de las nuevas tratativas, abandonadas en 1988?
En el seno de la FSSPX se insiste en que fue el Cardenal Castrillón Hoyos quien reanudó el diálogo.
Si bien es cierto que, en noviembre del 2000, fue el Cardenal Castrillón Hoyos quien invitó a Monseñor Fellay para una entrevista, sin embargo:
1º) la FSSPX preparó un nuevo clima que hizo posible este llamado.
2º) la entrevista a Monseñor Fellay por 30 Giorni fue un llamado para la convocatoria.
Incluso, antes de la Peregrinación de agosto del 2000, para el Año Santo, la Fraternidad tomó la iniciativa. El jubileo del año 2000 se presentaba como una ocasión única para poner en práctica la nueva estrategia hacia Juan Pablo II.
En 1998, la FSSPX tomó contacto con el encargado de organizar el gran jubileo, el Cardenal Etchegaray, a fin de ponerse de acuerdo en las modalidades de la participación.
En la entrevista a Monseñor Fellay por Massimo Mamoli, Il Giornale, del 9 de agosto de 2000, leemos:
«Habíamos comunicado nuestra iniciativa al Comité organizador hacía dos años. Luego, ninguna sorpresa fuera de programa.»
En el mismo orden de cosas, el periodista Stefano Maria Paci, en el nº 9/2000 de 30 Giorni, dice que Monseñor Fellay pidió celebrar en San Pedro, aun sabiendo que no sería posible: «pedimos lo máximo, para obtener lo posible».
De este modo, la Fraternidad tuvo libre acceso a las Basílicas romanas, con la posibilidad de rezar y predicar.
Oficialmente no se concedió el permiso para celebrar la Misa, pero Monseñor Fellay la rezó en Santa María la Mayor el 15 de agosto de ese año.
Del mismo modo, los obispados de muchos países autorizaron a los sacerdotes y fieles de la FSSPX el ingreso a los templos para obtener las indulgencias jubilares, incluso con la posibilidad de celebrar la Misa.
Ahora bien, en el mes de junio de 2000, el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, invitó a los cuatro obispos de la FSSPX a encontrarse con él después de la peregrinación. Tres de ellos aceptaron, y tuvo lugar el primer contacto.
De ninguna manera puede afirmarse que las tratativas todavía en curso son una iniciativa unilateral del Vaticano. La invitación cardenalicia fue la respuesta a los contactos para la organización de la peregrinación.
Además, conocemos la entrevista a Monseñor Fellay por
30 Giorni
y la respuesta de Castrillón Hoyos en la misma revista. La entrevista a Monseñor Fellay por Stefano Maria Paci fue publicada en 30 Giorni nº 9, de septiembre de 2000; y la entrevista al Cardenal Darío Castrillón Hoyos por de Gianni Cardinale, fue publicada en 30 Giorni nº 11, de noviembre de 2000.
Esta entrevista a Monseñor Fellay tuvo lugar, pues, en el contexto del acercamiento de la FSSPX. La intención está explícitamente declarada:
– La peregrinación a Roma ha tenido un notable éxito. ¿Cuál es el próximo paso?
– Mons. Fellay: Estoy pensando si vale la pena solicitar una audiencia al Papa. ¿El Papa estará dispuesto a recibirnos? Además, ¿qué esperamos de una audiencia? Estoy reflexionando sobre estos dos puntos antes de decidirme.
– Antes ha dicho que Roma no podía razonablemente impedir la peregrinación. Es difícil pensar que el Papa no acepte recibirlos: no ha rechazado audiencias a nadie.
– Mons. Fellay: Sí. Pero no quiero hacer un acto político, no quiero encontrarme con el Papa para salir en los titulares de los diarios. Si me encuentro con el Papa es para hablar de la situación de la Iglesia.
– ¿No piensa que encontrarse con Juan Pablo II podría ser útil en cualquier caso para un diálogo directo?
– Mons. Fellay: Es difícil de decir. Puede ser, pero no es necesariamente así. Viendo todo lo que ocurre en la Iglesia, viendo como funciona la curia romana, estoy perplejo. Le confieso que estoy frente a una duda muy difícil que aún no he resuelto. Pero no digo que en principio no quiero ver al Papa.
– ¿Y si el Papa lo llamase?
– Mons. Fellay: Si me llama, voy. Rápidamente. Más aún, corro. De verdad, por obediencia. Por respeto filial al jefe de la Iglesia.
En esta respuesta se encuentra en potencia todo lo que ha ido sucediendo en estos últimos diez años.
Cuando se sabe que Monseñor Lefebvre, el 29 de junio de 1988, rechazó el llamado de Juan Pablo II, que le ofreció un automóvil para conducirlo a Roma, se entiende que algo ha cambiado en la conducción de la FSSPX.
La entrevista que comentamos contiene otras respuestas reveladoras:
– Monseñor, seamos realistas. Es verdaderamente difícil pensar que Roma pueda decir: con el Concilio Vaticano II nos hemos desviado. ¿Qué cosa puede hacer concretamente el Vaticano para reconciliarse con Uds.?
– Mons. Fellay: En los pasos prácticos, sobre cómo hacer para resolver el problema, la sabiduría y la habilidad de Roma es grandísima. Cualquiera puede encontrar la fórmula adecuada. Ud. tiene razón: hay que ser realistas. No esperamos que el Vaticano efectúe un gran mea culpa, diciendo cosas del tipo: «Hemos promulgado una falsa misa». No deseamos que la autoridad de la Iglesia quede más disminuida de lo que está. Ya ha sufrido demasiado, entonces, basta. Pero Roma puede dar con los hechos señales de un claro cambio de dirección.
–Monseñor, insisto: dé un ejemplo de algo que le parezca suficiente para indicar este claro cambio de dirección. Un ejemplo, repito, realista.
– Mons. Fellay: Un acto clarísimo sería el de permitir a todos los sacerdotes del mundo la posibilidad, sólo la posibilidad de decir la misa tridentina. La misa que, por siglos y siglos, ha sido la misa de la Iglesia y que ahora se ha vuelto ilegal.
No sería necesario decir cuáles son los errores de la nueva misa: sería suficiente conceder, a los sacerdotes que lo desean, la posibilidad de celebrar la misa con el rito que prefieran.
– ¿Cuáles son las otras condiciones o esto sería suficiente como para que Uds. reconocieran la señal de lo que Uds. Llaman un cambio de dirección?
– Mons. Fellay: Este es el punto fundamental.
– Admitamos ahora que Juan Pablo o un futuro Papa decida permitir a todos los sacerdotes del mundo celebrar, si lo desean, la misa según el rito tridentino. ¿Qué haría Ud.? ¿Se sentiría autorizado a solicitar que la excomunión les sea levantada?
– Mons. Fellay: Si esto fuese hecho, en poquísimo tiempo todo el ambiente eclesial cambiaría y seria mucho, pero verdaderamente mucho más favorable para una armonización plena.
– Monseñor, Ud. es el Superior General de la Fraternidad. ¿A través de qué canal hace conocer sus pedidos al Vaticano?
– Mons. Fellay: Tenemos sólo contactos personales con algunas personas que tienen autoridad en la Iglesia. Nada más.
– Es curioso. Se hacen muchos esfuerzos para el diálogo con los protestantes y los herejes y no hay un canal oficial de diálogo con Uds. ¿Son Uds. quienes lo rechazan?
– Mons. Fellay: Creo que el Vaticano enfrenta aquí un problema. ¿Qué congregación romana es competente para hablar con nosotros?
Por una parte, Roma no ha dicho nunca formalmente que toda la Fraternidad sea cismática: ha excomulgado sólo a nuestros obispos. Por donde, no puede ser el Consejo para la Unidad de los Cristianos, que mantiene el dialogo con los no católicos, el que deba ocuparse. Debe ser competencia de alguna de las otras congregaciones romanas. Pero, ¿cuál? No hay ninguna que pueda decirse que sea competente.
– Pero visto que se ha hecho una comisión ad hoc, la Ecclesia Dei, para el diálogo con los lefebristas que después de la excomunión quisieron reingresar a la comunión con Roma, se podría hacer una comisión ad hoc también, ¿no?
– Mons. Fellay: Sí. Sí, se podría. ¿Por qué no? Podría ser una excelente idea. Puedo decirle oficialmente, como Superior General de la Fraternidad San Pío X, que si se propusiera una comisión de este tipo, estaríamos abiertos a la posibilidad de participar.
– ¿Piensa que si Monseñor Lefebvre estuviese vivo hoy, su autoridad facilitaría un eventual retorno de toda la Fraternidad a la plena comunión con Roma?
– Mons. Fellay: La pregunta es difícil. Encuentro complejo interpretar cómo actuaría él hoy. El transitaba por dos caminos: el diálogo con Roma y la condena de los errores. Nosotros estamos haciendo lo mismo. Siempre son las cuestiones doctrinales las que causan los problemas. Y estas cuestiones no han sido resueltas hasta ahora.
Por su parte, es muy esclarecedora la respuesta del Cardenal Castrillón Hoyos: «El verbo ‘correr’ me agrada muchísimo, porque nace del contenido de una fe profunda…».
También se refirió a los futuros pedidos de Monseñor Fellay: «serán examinados con respeto y en la óptica del bien auténtico de la entera comunidad eclesial».
Esto demuestra que las dos condiciones previas datan de este año, tal como figura en la entrevista a Monseñor Fellay y que hemos resaltado, y no del año 2001, como pretenden hacernos creer.
De todos modos, desde noviembre de 2000, la respuesta de la Roma anticristo y modernista ya está dada, sea Castrillón Hoyos, sea Juan Pablo II, sea Benedicto XVI, sea…:
Su tarea consiste en «ayudar a los fieles llamados ‘tradicionalistas’ a descubrir mejor la continuidad doctrinal entre el Concilio de Trento y el Concilio Vaticano II».
La adhesión a la Misa Tridentina «no significa la abolición ni quita a nadie el derecho de recibir la norma litúrgica en vigor en toda la Iglesia«.
¿Rúbricas de 1962? «Después del Concilio Vaticano II, ciertas adquisiciones litúrgicas pueden ser válidas para toda la Iglesia».
Entonces, «los fieles deben abrirse a la realidad de la norma litúrgica de hoy» y «deben ser formados en el respeto por la nueva liturgia y en la observancia de las verdaderas orientaciones de la constitución Sacrosanctum Concilium del Vaticano II».
La intención de la Roma anticristo y modernista es clara desde el principio del nuevo diálogo. La culpa no es de la serpiente, sino de Eva…
Monseñor Fellay, tal como lo había expresado, «Si me llama, voy. Rápidamente. Más aún, corro»… corrió inmediatamente al llamado de Juan Pablo II.
Claro, podrá decir que «la iniciativa viene de Roma. Recibí una carta del cardenal Castrillón Hoyos fechada el 18 de noviembre, que es una invitación para encontrarlo a fin de preparar una visita al Santo Padre». Así lo declaró a la revista Pacte nº 56, verano 2001, retomada luego por el DICI nº 16.
Y Monseñor Fellay corre a Roma, para entrevistar el 29 de diciembre al Cardenal Castrillón Hoyos y al día siguiente a Juan Pablo II.
La agencia de prensa vaticana Zenit escribió que Monseñor Fellay había asistido «a la misa del Papa». El Obispo desmintió esto en una entrevista concedida a Pacte: «Eso es una patraña», declarando haberse encontrado con Juan Pablo II en su capilla privada solo durante 5 minutos.
El 2 de abril de 2002, el Cardenal Castrillón Hoyos hace el resumen en una carta dirigida a Monseñor Fellay:
(…) Debo reiterar una verdad histórica fundamental. Mi iniciativa preliminar no se debió a orden pontificia alguna, ni es producto de un acuerdo o un proyecto de alguna otra persona de la Sede Apostólica, como se escribió y publicó, como si se tratase casi de una estrategia buscada. Como ya he tenido oportunidad de decir a VE otras veces, la iniciativa del diálogo ha sido absolutamente personal.
En la segunda semana de agosto de 2000, mientras regresaba de Colombia, tuve noticia por la publicación ofrecida en el avión (y solo a través de ella) de la participación de la Fraternidad San Pío X en el Jubileo. Motu proprio y sin hablar con nadie, decidí invitar a los cuatro Obispos de la Fraternidad a un almuerzo privado en mi casa. El encuentro con los hermanos Obispos se proponía constituir un gesto de amor fraterno y crear una oportunidad para el conocimiento recíproco. Tuve, así, la alegría de encontrarme con Vuestra Excelencia y con los Excmos. Monseñor Tissier y Williamson. Y como V/E recordará bien, no se trató ningún tema de fondo, si bien, naturalmente, se habló de los ritos litúrgicos y tuve la oportunidad de informarme sobre algunos aspectos de la vida actual de Vuestra Fraternidad. Manifesté públicamente la buena impresión que tuve de los mencionados altos prelados.
Posteriormente referí este encuentro al Santo Padre, de quien recibí palabras de aliento. Expresé el deseo de mantener contactos para explorar la posibilidad de la tan esperada unidad. El Sumo Pontífice quiso que prosiguiera y manifestó Su clara voluntad de acoger a la Fraternidad San Pío X, fomentando las condiciones que lo permitieran.
Algún tiempo después leí, con íntima satisfacción, la entrevista concedida por Vuestra Excelencia a la revista «30 Giorni». El periodista ponía en sus labios estas palabras: «Si el Santo Padre me llama voy, más bien, corro…» He tenido la oportunidad de hablar con el Santo Padre sobre esta entrevista, en la cual, Vuestra Excelencia, libre y espontáneamente, expresaba Su pensamiento; una vez más, Él me expresó Su generosa voluntad de acoger a Vuestra Fraternidad.
Por lo tanto, me puse en comunicación con los Señores Cardenales Angelo Sodano, Secretario de Estado de Su Santidad, Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Jorge Medina Estévez, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y con Su Excelencia, Mons. Julián Herranz, Presidente del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos. Todos manifestaron su satisfacción, en vistas a una eventual solución de las dificultades. Del mismo parecer fueron los Señores Cardenales Paul Augustin Mayer y Alfons Maria Stickler, a quienes también consulté.
De esta manera, hemos estudiado los problemas teológicos fundamentales, ya presentes en 1988, cuando se preparaba un acuerdo con Su Excelencia Monseñor Lefebvre. No nos pareció que pudieran presentarse problemas ulteriores. Desde entonces iniciamos el estudio de algunas formas jurídicas, con la intención de hacer posible una reinserción que a todos nos parecía más que deseable. La diligencia en pos de la unidad de la Iglesia por parte de la Sede de Pedro siempre ha constituido una constante en las vicisitudes históricas.
A todos les pareció conveniente que, si Vuestra Excelencia estuviese de acuerdo, el suscrito podría proceder a un nuevo diálogo de carácter personal. No se trataba de discutir problemas teológicos de fondo, sino más bien de allanar el camino a la reconciliación.
Por lo tanto, invité a Vuestra Excelencia por escrito, que aceptó amablemente la invitación, y el encuentro tuvo lugar el 29 de diciembre de 2000.
Como Vuestra Excelencia sabe muy bien, se estudió la posibilidad de la reconciliación y del regreso a la plena comunión como fruto muy concreto y especial del Año Jubilar. Concluimos con un almuerzo en mi casa, en el cual participó el Rev. Michel Simoulin, en un clima sumamente fraterno y cordial.
Informado de esta nueva reunión; pese al cúmulo de intenso trabajo de los últimos días del Gran Jubileo, el Santo Padre recibió a Vuestra Excelencia el 30 de diciembre de 2000 en su Capilla privada, junto con el Rev. Simoulin. Pasados unos minutos de oración silenciosa, el Santo Padre recitó el «Pater noster», que siguieron los presentes, tras lo cual los saludó deseándoles una «Santa Navidad», los bendijo y les ofreció algunos rosarios mientras los animaba a proseguir el diálogo emprendido.
En el mismo Palacio Apostólico y en presencia de uno de los Secretarios personales del Santo Padre, di lectura a Vuestra Excelencia del Protocolo del diálogo del día previo, que había sido suministrado al Santo Padre. V/E expresó su propio acuerdo, precisando dos puntos: 1) Que la oración por el Papa en el Canon de la Santa Misa no era mérito Suyo, sino una disposición previa de Mons. Lefebvre; y 2) Que la reserva sobre el Concilio Vaticano II se refería especialmente a la «libertad religiosa» respecto de que no se podrían limitar los derechos de Cristo en cuanto al ordenamiento público. El Secretario tomó nota para referirlo al Santo Padre.
Para mayor claridad, me permito ahora transcribir el antedicho Protocolo:
El día 29 de diciembre, como fuera programado, he mantenido un encuentro de carácter personal con S.E. Mons. Bernard Fellay (Superior General de la Fraternidad S. Pío X). El encuentro se caracterizó por una viva cordialidad y espíritu de fe.
1. Postura de Su Excelencia Mons. Fellay
1.1. Manifiesta la voluntad de ser plenamente católico.
1.2. Reconoce a Su Santidad Juan Pablo II como el Sucesor de Pedro y quiere someterse a Su autoridad. Ha hecho prometer a los seminaristas rezar por el Santo Padre y citar el nombre de Su Santidad Juan Pablo II en el Canon de la Santa Misa.
1.3. Acepta el Concilio Vaticano II; sin embargo, se presentan dificultades con algunos puntos
1.4. Dificultades principales:
• con retornar a la plena comunión no renunciaría a la lucha contra el modernismo en la Iglesia, la liberalización, el democratismo ni el influjo de la masonería;
• a partir de la experiencia del pasado tiene desconfianza y temor de que la Fraternidad sea maltratada y aislada, con la consiguiente pérdida del carisma propio de defensa de la Tradición;
• sostiene que los silencios que presenta la Misa de Pablo VI abren el camino a la protestantización (laicos celebrantes) y que no evidencian la dimensión sacrificial de la Misa;
• respecto del Sacramento de la Confirmación, sostiene —pero habría que estudiarlo— que el aceite de oliva sea la materia ad validitatem y que cuando subsiste la duda, en cualquier candidato, se proceda a una confirmación sub conditione; sostiene además que algunas traducciones de la fórmula no son teológicamente exactas;
• sostiene que el Derecho Canónico abre la vía a una concesión democraticista de colegialidad (Conferencias Episcopales) que presentaría la colegialidad en menoscabo del primado petrino;
• sostiene que el texto conciliar sobre la libertad religiosa pueda abrir el camino a interpretaciones relativistas y protestantizantes;
• sostiene que existe una forma de ecumenismo que hace perder la idea de la única Iglesia, con el peligro de una mentalidad protestante (S. Exc. Mons. Kasper habla de abandono del ecumenismo «de retorno» por un ecumenismo de «camino común», que orienta los cristianos contra la unidad reconciliada).
2. Mi postura
2.1 El Santo Padre tiene los brazos abiertos.
2.2 Corregiría la posición de los Obispos en el presente y para el futuro, con la presentación de las ternas, cuando se presente el caso.
2.3 La Fraternidad sería una Sociedad de Vida apostólica con rito especial.
2.4 Se sigue el protocolo firmado por el Card. Ratzinger y S.E. Mons. Marcel Lefebvre.
2.5 Habrá una Comisión especial con la participación de los Obispos de la Fraternidad, tal como se había previsto en el Protocolo.
2.6 Naturalmente, se levanta la excomunión y se hacen las correcciones ad normam iuris.
AÑO 2001
La propuesta de la Roma anticristo y conciliar, a través del Cardenal Castrillón Hoyos, más detallada en la entrevista del 16 de enero, es la siguiente, según palabras de Monseñor Fellay:
«Durante el otoño pasado, Roma nos abordó de modo totalmente inusual y nos hizo proposiciones que nos es todavía difícil estimar hoy completamente y en su justo valor. De hecho, jurídicamente, tales facilidades no se han visto nunca. Nunca hubiéramos imaginado que Roma pudiese hacernos semejante proposición. Sin duda, habrán oído hablar de esta idea de una administración apostólica. La FSSPX sería integrada en una administración apostólica. ¿Qué significa eso? La administración apostólica, ordinariamente, es una estructura diocesana o cuasi-diocesana para situaciones de crisis, en un territorio determinado. Y bien, para nosotros ese territorio sería el mundo entero. Dicho de otra manera, se nos ofrece una estructura que cubre el mundo entero, una especie de diócesis personal.
La administración apostólica es mejor que la prelatura personal. En primer lugar, la prelatura personal no está necesariamente gobernada por un obispo; la administración apostólica, que es una cuasi-diócesis, lo está habitualmente. Además, y sobre todo, la acción de una administración apostólica no está limitada a sus miembros. El Opus Dei, que es la prelatura personal existente hoy, no está sometida al obispo local en todo lo que concierne a sus miembros, pero no puede proyectar ninguna acción externa sin el acuerdo del obispo; con la administración apostólica escapamos a esa restricción. Podríamos desarrollar una acción apostólica autónoma sin tener que pedir autorización al obispo diocesano, ya que tendríamos una verdadera diócesis cuya particularidad es que se extiende al mundo entero.
Es muy importante que se haya hecho una tal proposición, ya que después de todo, esta solución jurídica es inédita, sui generis».
Cabe destacar que la cuestión doctrinal no aparece para nada.
Es evidente que Monseñor Fellay no podía aceptar este ofrecimiento sin consultar a los otros cuatro Obispos (incluyendo a Monseñor Licinio Rangel, de Campos).
El 13 de enero de 2001 tuvo lugar una reunión del Consejo General de la Fraternidad, con la asistencia de otros invitados: los Obispos Tissier, Williamson y de Galarreta, así como el Padre Rifán, que representaba a Monseñor Rangel.
El Consejo General dio su consentimiento a las negociaciones, poniendo solamente dos «condiciones previas»: el retiro del decreto de excomunión, y la libertad para todos los sacerdotes de rito latino de celebrar la Misa de San Pío V.
Es el Padre Rifán quien pidió estas dos condiciones; las cuales se encuentran, palabras más palabras menos, en la entrevista a Monseñor Fellay de 30 Giorni, tal como lo hemos resaltado.
Poco tiempo después, Monseñor Fellay precisa: «Hablando con propiedad, no se trataba, como se escribió por aquí y por allá, de condiciones previas. Un católico no puede poner condiciones a Roma» (Entrevista a Pacte nº 56 y en el Cor Unum)
Incluso consideradas como verdaderas condiciones, ambas son inaceptables. Pero todo esto nos llegaba en cuenta gotas, con mucho atraso, de modo confuso, en medio de la vorágine del apostolado y sin la fuerza de una intención cierta y firme de llevarlo a cabo.
En una carta al Cardenal Castrillón Hoyos, del 21 de enero de 2001, Monseñor Fellay confirma formalmente la intención de la Fraternidad de continuar y llevar a feliz término los coloquios, en caso de aceptación de las dos famosas condiciones.
Las visitas de Monseñor Fellay a Roma no pasaron desapercibidas; y no era posible mantener las negociaciones en secreto.
El 22 de enero, Monseñor Fellay escribe una Carta a los Superiores de la FSSPX y un Comunicado a los miembros de la FSSPX y de las Comunidades amigas:
«Queridos cofrades: Los rumores que circulan desde hace algunos días respecto de nuestros contactos romanos, me obligan a salir de la discreción que habíamos adoptado, para dar a conocer, ante todo a nuestros miembros y a las comunidades amigas, y un poco también a nuestros fieles, la postura».
En cuanto a los fieles, en la Carta a los Superiores de la Fraternidad, Monseñor Fellay daba las siguientes instrucciones:
«El texto anexo está destinado a los miembros de la Fraternidad pero no a los fieles, a los que se comunicará sólo de viva voz su contenido. El texto mismo no debe ponerse en manos de los fieles hasta nuevo aviso. Está prohibida su publicación. No se hablará tampoco a los fieles de las dos condiciones expresadas en el nº 6. Con esto se trata de evitar hacer pensar a Roma que querríamos presionar. La esperanza de que Roma ceda en estos puntos es tan grande, que sería verdaderamente una pena perder, por una indiscreción, un tal bien».
Además, Monseñor Fellay tuvo que organizar dos reuniones en Francia: el 1º de febrero, en París, con los sacerdotes del Distrito de Francia de la FSSPX; y poco después, en el seminario de Flavigny, con los representantes de las comunidades amigas.
En la reunión en Flavigny, los dominicos de Avrillé presentaron un documento en contra de las tratativas.
Cor Unum 68, febrero de 2001:
En cuanto a la excomunión, no sufrimos de ninguna manera. Pero el Vaticano las esgrime como un espantapájaros para asustar a la gente buena que, sin esto, se acercaría a nosotros. Esta censura fue una de las medidas más eficaces de Roma para marginarnos. Por lo tanto, es de buena guerra pedir a esta misma Roma que propone acuerdos eliminar este obstáculo. Una vez más, no se trata de nosotros, o de una preocupación que nos afectaría directamente a nosotros, sino del bien de los fieles.
Monseñor Williamson, por su parte, comienza a jugar su papel, ampliamente conocido ahora. En una Carta a los Amigos y Benefactores del Seminario de Winona, dice:
«Hace tanto tiempo que una organización como la Fraternidad posee la verdad, mientras que Roma no la posee, y que tiene las riendas para todo lo que es católico, que todo comportamiento, todo tipo de tratativa, cualquiera sea su forma o amplitud, que permita a Roma retomar las riendas, equivaldría a una traición a la verdad.
Aunque las tratativas, por toda clase de razones, no desemboquen en nada, el simple hecho de haber iniciado tratativas jugará en favor de Roma y contra la Fraternidad. Y eso, porque toda organización católica que resiste a Roma en estado de crisis, sufre una tensión interna inevitable entre quienes están por permanecer cerca de nuestra madre Roma, y quienes están por el alejamiento de su lepra neomodernista. Es así que entre los miembros de la Fraternidad que están por las tratativas y los que están en contra, va a agrandarse la fosa. Si Roma hace un ofrecimiento calculado para agradar a unos mientras desagrada a los otros, la tensión aumentará en el interior de la Fraternidad hasta el punto de ruptura. Roma al menos habrá divido, si no ha vencido.
En el mejor de los casos, la Fraternidad obtendrá concesiones a cambio de una cierta pérdida de la libertad. Lo peor de este asunto sería que no obtendrá nada, a no ser la división.
Posteriormente, podríamos decir que lo mejor para la Fraternidad en estas circunstancias hubiese sido no hablar para nada con Roma, cosa más fácil de decir que de hacer para católicos.
Si la Fraternidad fuese infiel a la Tradición, caería inevitablemente, y con razón.
Roma podría entonces, en el peor de los casos, llegar a reducir a la FSSPX a la parálisis y al silencio; si así fuese, no sería sino un justo juicio de Dios, y la Verdad se conservaría en otra parte.
¿De qué es digna ahora la Fraternidad? El tiempo lo dirá.
Nadie puede suprimir a Dios, a pesar de todos sus esfuerzos. Entonces, de todas maneras, rezamos por la Fraternidad, pues las cosas serían mucho más fáciles si ella se mantuviese bien.
Pero al mismo tiempo, preparémonos; y si ella sigue el camino de todo lo que es carne, no nos dejemos ganar por el pánico. ‘Solo Dios basta’, dice Santa Teresa de Ávila».
El Cardenal Castrillón Hoyos rechaza la condición puesta por la Fraternidad. En efecto, el superior de Albano, el Padre Simoulin, viaja a Roma el 12 de febrero para recibir del Cardenal Castrillón Hoyos una respuesta substancialmente negativa al pedido de la Fraternidad; los tiempos no estaban maduros para conceder la autorización a todos los sacerdotes del mundo para celebrar la Misa de San Pío V.
En San Nicolás du Chardonnet, Monseñor de Galarreta anuncia la suspensión de los coloquios.
Los sacerdotes favorables a las negociaciones, sin embargo, no se resignan.
El 18 de febrero, en Saint Mary de Kansas, el Padre Schmidberger declara que todos los Obispos de la Fraternidad son favorables al acuerdo, si Roma concede las condiciones.
El 19 de febrero, los Padres Selegny y Simoulin entregan al Cardenal Castrillón Hoyos el libro El problema de la reforma litúrgica, acompañado por una carta de Monseñor Fellay en la que decía al Cardenal que las negociaciones se suspendían, a causa del rechazo del Vaticano de aceptar la condición sobre la Misa.
Sin embargo, se esperaba un documento que debía reintegrar la Fraternidad. El 22 tuvo lugar una reunión decisiva de Juan Pablo II con los responsables de diversos Dicasterios romanos, y el decreto no llegó.
En abril el Cardenal Ratzinger concedió dos entrevistas a los diarios Il Giornale y Avvenire con ocasión de la presentación de su libro El espíritu de la liturgia.
Allí dijo: «El camino todavía es largo. Debo decir que hay un fuerte endurecimiento en el movimiento lefebvrista; noto que se cierran en sí mismos y esto hace problemático el proceso de reconciliación, al menos a corto plazo».
Pero dijo mucho más: «ellos deben reconocer que la liturgia renovada por el Concilio es siempre la misma liturgia de la Iglesia, que no es otra cosa. Reconocer que la Iglesia renovada del Concilio no es otra Iglesia, sino siempre la misma Iglesia que vive y se desarrolla. Debemos hacer lo posible por atraer a estos hermanos y hermanas, para darles la confianza que ya no tienen. En el interior de la Iglesia una herida se cura mejor; si la confrontación se desarrolla en el exterior, la distancia peligra, por el contrario, agrandarse».
El DICI nos informa que «Finalmente, el 14 de abril, se hace saber oralmente a la Fraternidad, que las ‘condiciones previas’ son imposibles. No es posible desaprobar la obra del Concilio y de Pablo VI, lo que sería el caso si se realizara la liberación total a favor de la Misa. (…) También se nos dice que no es posible declarar que esta misa, estudiada con atención y querida por los papas, sea mala».
Mientras tanto, el 2 de mayo, el Padre Rifán, de Campos, visita al Cardenal Castrillón Hoyos acompañado por el Padre Simoulin. Aquí se sitúa el comienzo del fin de Campos.
Cor Unum 69, junio 2001.
Carta del Cardenal Castrillón Hoyos (del 7 de mayo de 2001):
Se han considerado cuidadosamente las dos condiciones presentadas por ustedes para el retorno: el permiso dado a todos los sacerdotes para celebrar libremente la Misa de San Pío V, y el levantamiento de la excomunión que pesa sobre ustedes.
La división entre los cuatro Obispos de la Fraternidad era cada vez más notoria; a punto tal que el Cardenal Castrillón Hoyos escribe tres cartas distintas: una a Monseñor Fellay, el 7 de mayo; y el 17, otra a Monseñor Williamson y una tercera a Monseñor de Galarreta.
El pensamiento del Cardenal respecto de estas divisiones entre los Obispos de la Fraternidad queda plasmado en una cena con los representantes de la Fraternidad San Pedro y de la asociación Pro Missa Tridentina, durante un viaje a Alemania los día 11 y 12 de mayo: «hay dificultades con Monseñor Williamson, pero Monseñor Fellay asegura que es humilde y que obedecerá».
El 11 de mayo, el periódico valesano La Liberté publica la famosa entrevista realizada a Monseñor Fellay, retomada por el DICI nº 8 en la que se lee: «aceptar los concilios no es un problema para nosotros. (…) Pareciera que desechamos todo Vaticano II. Sin embargo adherimos al 95%. A lo que nos oponemos es a un espíritu, a una actitud frente al cambio elevado como postulado: todo cambia en el mundo, por lo tanto la Iglesia debe cambiar».
En la Carta a los Amigos y Benefactores 60, (de ahora en más se cita CAB) Monseñor Fellay confirma su idea:
«Cuando afirmamos rechazar el Concilio, no entendemos rechazar totalmente la letra de todos los documentos conciliares, los cuales en su mayor parte contienen simples repeticiones de lo ya afirmado en el pasado; sino que combatimos el nuevo lenguaje, introducido en nombre del carácter pastoral del concilio».
Recordemos que la crítica del «espíritu del Concilio»
es una posición que también aceptaba el Cardenal Ratzinger, es más, la hace suya.
Estas palabras pueden dar el fundamento a un acuerdo incluso «doctrinal», puesto que un espíritu, un lenguaje, una pastoral no constituyen el objeto doctrinal. Las críticas de la Fraternidad serían todas a la pastoral, al espíritu, al lenguaje, y no a la letra, de la cual, por otra parte, se acepta un 95%.
Benedicto XVI podrá reconocer en parte su pensamiento, él que defiende la letra del Concilio y condena las tendencias de un espíritu conciliar llevado adelante por los más progresistas.
AÑO 2002
Así llegamos al acuerdo de Campos, el 18 de enero de 2002, primera consecuencia grave de lo sembrado desde 1998.
Los que hoy nos acusan de criticar a la Fraternidad, tendrían que recordar lo que los Superiores, Sacerdotes y simples fieles de la FSSPX han dicho, y dicen aún, sobre los Padres de Campos.
El 9 de enero, Monseñor Fellay concedió una entrevista a Jacques Berset, de la agencia APIC, luego publicada en el nº 38 del DICI: «No quiero tomar posición a priori; juzgaremos a Roma en sus actos. El trato que les esté reservado será de gran importancia para nosotros. Si Campos es bien tratado, esto hará avanzar las cosas en lo que a nosotros respecta».
El 16 de enero, se emite un Comunicado de la Fraternidad San Pío X acerca de los sacerdotes de Campos: «Por primera vez, es concedida a la Tradición una estructura de tipo diocesano. Un obispo tradicional está ahora reconocido como tal, como plenamente católico (…)
Hay que considerar también que no ha sido hecha ninguna concesión substancial a nivel doctrinal (…)
¿Cuáles serán a partir de ahora sus relaciones con Roma y con nosotros? Esto lo dirá el tiempo. La nueva situación creada servirá de test para el futuro».
¿Dónde está el problema, pues? Lo que la Fraternidad no admite es haber sido excluida de las negociaciones: «La Fraternidad San Pío X constata que este resultado es el fruto de una paz separada. Para obtenerlo, los sacerdotes de Campos han debido, de alguna manera, distanciarse de la Fraternidad».
En el DICI nº 44, del 1º de marzo de 2002, Monseñor Fellay escribe un editorial sobre la cuestión de Campos. Allí asume una posición muy diferente de la anterior: «Es la entrada en el pluralismo bajo apariencia de reconocimiento de parte de Roma lo que está impuesto, y no la vuelta de la Iglesia Conciliar a la Tradición».
¿A quién va a acusar de todo esto? Al Cardenal Castrillón Hoyos, con quien seguirá tratando a pesar de todo…: «La condición para realizar este nuevo prodigio ha sido expresada por el Cardenal Castrillón Hoyos, actor del acuerdo con Campos desde antes del comienzo de las discusiones en un artículo de 30 Giorni, primero en el otoño del 2000, luego en La Nef, y finalmente en Campos, durante una conferencia de prensa dada el 19 de enero de 2002″
El 5 de marzo 2002, Monseñor Fellay da una Conferencia en Kansas City, publicada por Nouvelles de Chrétienté N° 75, en junio de 2002:
A continuación, en la entrevista con el Cardenal, hablé del acuerdo de Brest-Litovsk, como un posible modelo para una solución. Brest-Litovsk es el acuerdo que hizo reintegrar a los ucranianos en la Iglesia Católica a principios del siglo XVII. Los ucranianos han dicho: «Está bien, estamos listos para venir a Roma, si ustedes nos toman tal como somos, con nuestra propia liturgia, nuestro idioma, nuestro propio calendario, nuestra propia disciplina, etc.» Y les ha sido concedido. Por eso, he hecho mención de Brest-Litovsk. El asistente Pontificio me dijo: «Si entiendo bien, ustedes desean mantener algunas de sus tradiciones». Dije: «¡No! ¡Todas! »
El 13 de enero, organizo una reunión de los cuatro obispos de la fraternidad. He invitado a Monseñor Rangel para reflexionar con nosotros sobre la propuesta formulada por Roma. Él estaba enfermo y envió un sacerdote de la Unión Sacerdotal para representarlo, el Padre Rifán. Hablamos durante todo el día sobre lo que íbamos a hacer con esta propuesta de Roma, tan inesperada. Estuvimos de acuerdo en que era necesario un signo de Roma que demostrase que realmente querían la Tradición.
La propuesta de una administración Apostólica para la Fraternidad San Pío X era interesante en sí misma, pero no era suficiente. Habíamos sido engañados tantas veces antes; necesitábamos algo que demostrase claramente que Roma quería realmente la Tradición.
Hay en el Vaticano un movimiento en favor de la Misa antigua, y queríamos aprovechar para pedir, en primer lugar, que la Misa Tridentina pueda ser celebrada por todos los sacerdotes en el mundo como un rito que nunca ha sido abrogado. En segundo lugar, como el Vaticano se había arreglado para marginarnos con esta excomunión que asusta a la gente, le pedimos que retracte el Decreto de excomunión.
Aquí, hicimos uso de la encíclica Ut Unum sint. El Papa explica por qué él levantó la excomunión de los Ortodoxos. Parafraseando su texto: «ustedes saben, es difícil dialogar en el marco de una tal condenación; entonces, la hemos levantado». Dijimos: «Ustedes desean dialogar con nosotros. Entonces, levanten la excomunión.» ¿Por qué no lo hacen? Lo han hecho para los Ortodoxos, ¡y no quieren hacerlo para nosotros!
¿Por qué hemos pedido a estos dos requisitos previos? Por varias razones. En primer lugar, es una cruel injusticia hecha a toda la Iglesia mantener la Misa Tridentina prohibida. Eliminar esta injusticia permitirá torrentes gracias sobre la iglesia. A continuación, nos queremos absolutamente ser considerados como un zoológico. Si somos los únicos a tener el permiso para celebrar la Misa Tridentina, estaríamos en un zoológico, es decir, un grupo separado. No queremos esto. La Misa Tridentina es la Misa de la Iglesia, no de un determinado grupo. Por lo tanto, insistimos en que todos los sacerdotes tengan la oportunidad de celebrarla.
Si Roma debiese declarar públicamente – como le pedimos hacer – que nunca ha sido abrogada la Misa Tridentina, sería una confesión pública de que la Misa Nueva no ha sido lo suficientemente fuerte como para eliminar la Misa Tridentina. Sería que una garantía para el futuro de que Roma nunca eliminará la Misa antigua. La línea popular que vine de Roma es que la Misa Tridentina es como una especie de complacencia. Es «tolerada sólo para una parte de la Iglesia. La autorización para rezarla es provisional, temporal».
Estas fueron las palabras del Cardenal Re en 1986. La Misa nueva, por lo tanto, es considerada la ley general de la Iglesia. Para evitar cualquier aislamiento y cualquier división, pedimos que la Misa antigua sea también la ley general. Sobre este punto, se desarrolló otra idea: hay una especie de identificación entre la Misa y la Fraternidad San Pío X. Si Roma es capaz de defender y luchar para defender la Misa antigua contra todos los ataques de los progresistas, pensamos que podría estar pronta para defender y luchar por la Fraternidad San Pío X.
CAB 62, 7 junio 2002
Pedimos en consecuencia y como condición previa un gesto concreto de la parte de las autoridades romanas: el reconocimiento de la no abrogación del rito tridentino y la anulación del Decreto de excomunión.
En la CAB 73, de octubre de 2008, Monseñor Fellay hará un RESUMEN:
Desde las primeras aproximaciones y proposiciones de solución por parte de Roma, es decir, desde inicios del año 2001, habíamos dicho claramente que la manera con que las autoridades eclesiásticas trataban los problemas presentados por aquellos que querían intentar la experiencia de la Tradición con Roma, no nos inspiraban confianza y que nosotros deberíamos lógicamente esperar vernos tratados como ellos cuando las relaciones se arreglaran. Desde ese momento, y para protegernos, pedimos acciones concretas que indicaran sin equívoco las intenciones romanas respecto de nosotros: la Misa para todos los sacerdotes y el retiro del decreto de excomunión. Estas dos medidas no eran reclamadas para lograr directamente un beneficio propio, sino más bien para volver a dar un espíritu tradicional dentro del Cuerpo Místico y así, indirectamente, ayudar a una sana aproximación entre la Fraternidad y Roma.
Las primeras respuestas no eran muy atractivas y confirmaban nuestros temores: no era posible acordar la libertad de la Misa porque, a pesar de la comprobación de que esta Misa nunca había sido abrogada, obispos y fieles pensaban que sería una desautorización de Pablo VI y de la reforma litúrgica… En cuanto a la excomunión, sería levantada en el momento del acuerdo.
A pesar de recibir esta negativa, nosotros no cortamos el hilo de tan difíciles relaciones, bien conscientes de que el asunto nos sobrepasa. No se trata de nuestras personas sino de una actitud que, durante siglos, fue la de todos los miembros de la Iglesia, y que también es nuestra, en oposición a ese nuevo espíritu, el llamado «espíritu del Vaticano II», que percibimos con evidencia que es el origen y la causa principal de las desgracias actuales de la Santa Iglesia. Desde entonces, el motivo fundamental de nuestra acción y de nuestras relaciones con las autoridades romanas, siempre fue hacer prudentemente todo lo posible para el retorno de la Iglesia a aquello de lo que ella no puede privarse sin ir al suicidio.
AÑO 2003
La CAB 63, del 6 de enero está consagrada a los Cambios en Campos.
Campos, por su mentor Monseñor Rifán, clama a todos los vientos que nada ha cambiado, que los sacerdotes de la Administración Apostólica permanecen tan tradicionales como antes, y es lo esencial de lo que les ha sido concedido y la razón de su adhesión a la propuesta romana: la ratificación de la posición tradicional.
He aquí lo que, de nuestra parte, hemos podido comprobar. Cabe señalar, en primer lugar, que no somos ignorantes que en una disputa el hombre tiende a tomar como verdad lo que va en detrimento de su vecino. Existen ciertamente falsos ruidos que circulan respecto de nuestros antiguos amigos tales como: «Monseñor Rifán ha celebrado la Nueva Misa» o «Campos ha abandonado todo».
Es importante para la historia y para nuestra conducta apoyarse sobre una verdad lo mejor establecida posible. He aquí, por lo tanto, un cierto número de elementos de esta naturaleza:
1. En el sitio de Internet de Campos se expone la posición de Campos sobre la cuestión candente del ecumenismo.
Ahora bien, sobre esta cuestión se afirma la adhesión al Magisterio tanto del pasado como del presente. Hay citas de Mortalium animos de Pío XI, junto con Redemptoris missio de Juan Pablo II. Es evidente que se ha hecho una elección: se citan pasajes tradicionales, no se dice una palabra de los otros, de los que introducen perspectivas completamente diferentes sobre la cuestión. Se puede leer: «Como somos católicos, no tenemos doctrina propia y especial. Nuestra doctrina es exclusivamente la del Magisterio de la Iglesia, del cual publicamos extractos de algunos documentos antiguos y nuevos que se refirien principalmente a algunos puntos de la doctrina católica que hoy corren un mayor riesgo.»
2. Esta actitud de duplicidad implícita se convirtió como en la norma de la nueva situación en la que se encuentran: han subrayado los puntos del actual pontificado que parecen ser favorables, se pasa bajo un silencio reverencial lo que no va… Se puede decir todo lo que se quiera: pero el 18 de enero de 2002, en Campos no hubo un reconocimiento unilateral de Campos por Roma, como afirman algunos, sino una contrapartida: la complicidad del silencio. Y de hecho ¿cómo podría ser de otra manera? Es evidente que ahora Campos tiene algo que perder y tienen miedo de perder ese algo, y para no perderlo, es el camino del compromiso el que fue elegido. «Nosotros, brasileños, somos hombres de paz. Ustedes, franceses, ustedes siempre pelean.»
Para tener la paz con Roma, hay que dejar de luchar. No se mira más la situación general de la Iglesia, simplemente se satisface del gesto romano a un grupo muy pequeño de 25 sacerdotes para decir que la situación de necesidad ya no existe en la Iglesia, porque con la concesión de un obispo tradicional se creó una nueva situación jurídica… Por un árbol se ha olvidado el bosque.
3 Monseñor Rifán, durante un breve paso por Europa, fue a visitar a Dom Gérard, a quien presentó sus disculpas. En una conferencia a los monjes de la abadía, expuso la existencia de dos fases en la vida de Monseñor de Castro Mayer: la primera sería la de un obispo dócil y respetuoso de la jerarquía, la segunda, después de 1981, la de un hombre de iglesia mucho más duro… «Hemos elegimos al primero», dijo a los monjes, algunos de los cuales se sorprendieron por esas palabras; uno de ellos dejará el monasterio para unirse a nosotros.
4. En este contexto, la Nueva Misa encuentra su cuenta. Se abandonan las 62 razones que rechazan la Nueva Misa, se piensa que si ella es bien celebrada, es válida… (cosa que nadie niega entre nosotros, pero no está allí el problema). Ya no se dice más que no hay que asistir a ella porque es mala, peligrosa… En la prueba de su posición sobre la Misa, Monseñor Rifán dijo: «Por lo tanto, rechazamos a aquellos que quieren usar la Misa tradicional como una bandera para contestar o ultrajar a la autoridad jerárquica de la Iglesia legítimamente constituida.» Adherimos a la Misa tradicional, no con un espíritu de contradicción, sino como una expresión clara y legítima de nuestra fe católica (…)».
Esto lleva a pensar en una palabra de cardenal: «Ustedes están por la Misa Antigua, la Fraternidad San Pedro está en contra de la Nueva. Esto no es lo mismo.» Este argumento justifica la acción de Roma contra el Padre Bisig al mismo tiempo que los acercamientos favorables hacia la Fraternidad San Pío X. Esta curiosa distinción se está convirtiendo en realidad, y por ese camino se compromete Campos: por la Antigua, pero no contra la Nueva. Por la Tradición, pero no contra la Roma moderna. «Sostenemos que el Concilio Vaticano II no puede estar en contradicción con la Tradición», acaba de declarar Monseñor Rifán a una revista francesa, Familia Cristiana.
Y sin embargo, de este Concilio, un famoso Cardenal dijo que fue el 89 en la Iglesia.
Poco a poco y de esta forma no se sigue luchando y se acaba por aceptar la situación. De hecho en Campos se conserva todo lo que es realmente tradicional, es cierto, y por lo tanto los fieles no ven cambio alguno, excepto los más avispados que observan una tendencia a hablar más frecuente y respetuosamente de las declaraciones y acontecimientos actuales que se dan en Roma, omitiendo las advertencias de tiempos pasados y sin comentar las desviaciones de hoy en día; el peligro mayor está en habituarse a esta situación y no intentar ya poner remedio.
En cuanto a nosotros, antes de lanzarnos, queremos la certeza de la voluntad de Roma de sostener la Tradición, las pruebas de una conversión.
Muchas de estas palabras de reprobación podrían ser retomadas y ser aplicadas a la situación de la FSSPX, al menos desde mayo de 2005.
Si esto se hiciera, aparecerían los clamores en defensa de la FSSPX y la condena contra los opositores… Ya se sabe, cuando es la FSSPX la que censura y condena, todo está en orden…
AÑO 2004
Entrevista de a Monseñor Fellay de
Nouvelles de Chrétienté Nº 87, mayo-junio de 2004:
¿Cómo ve este retiro de la excomunión?
Monseñor Fellay: Lo que se ha hecho para los ortodoxos podría aplicarse con mayor razón a nosotros. Roma ha levantado la excomunión que los castigaba sin que hayan cambiado su actitud ante la Santa Sede. ¿No podría tomarse la misma medida respecto de nosotros, que nunca nos hemos separado de Roma y siempre hemos reconocido la autoridad del Soberano Pontífice tal como se define por el Concilio Vaticano I?
Este retiro del Decreto de excomunión crearía un nuevo clima, indispensable para seguir adelante. Permitiría, entre otras cosas, a sacerdotes y fieles perseguidos ver que su apego a la Tradición no es culpable, sino que ha sido motivado por todos estos escándalos litúrgicos graves que Redemptionis sacramentum destaca de forma muy precisa, sin tener en cuenta, sin embargo, la causa, que es sin duda la liturgia reformada.
18 de junio de 2004, CAB 66:
Recientemente hemos pedido oficialmente el retiro del Decreto de excomunión como un primer paso concreto por parte de Roma. Esto cambiaría el clima y podríamos ver mejor como se desarrollan las cosas.
COMO CONSECUENCIA DE ESTA CARTA COMIENZA MI CORRESPONDENCIA CON LAS AUTORIDADES DE LA FSSPX.
En mi Carta de Dimisión digo:
«Fue en julio de 2004 que decidí intervenir ante mis Superiores. En efecto, como puede comprobarse en mi Apelación (ver Anexo I), cuando Monseñor Bernard Fellay anunció en junio de 2004 que había pedido a Roma «oficialmente el retiro del Decreto de Declaración de las excomuniones» envié la misma carta a siete de mis Superiores (los cuatro Obispos, el Primer Asistente, el Ecónomo General y el Secretario General) para señalarles que ese pedido implicaba la aceptación de las excomuniones y de que, tarde o temprano, íbamos a terminar por aceptar lo inaceptable: el levantamiento de las mismas.
Monseñor Fellay y Monseñor Tissier de Mallerais se contentaron con responder que sólo se trataba de una «imprecisión de lenguaje».
Tres cartas importantes a dichos Obispos, incluyendo un trabajo canónico sobre la cuestión (ver resumen en el Anexo II), ni siquiera merecieron respuesta. ¿Cómo entender que se quiera disputar doctrinalmente con la Roma Conciliar y no se otorgue una respuesta a un miembro de la Fraternidad?»
AÑOS 2005-2006
Comunicado por la elección de Benedicto XVI, 19 de abril de 2005:
En nombre de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Monseñor Bernard Fellay, Superior General, saluda el acceso del Cardenal Joseph Ratzinger al Supremo Pontificado.
Él ve allí un halo de esperanza de salir de la profunda crisis que sacude a la Iglesia Católica, crisis de la cual algunos aspectos han sido señalados por el ex Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y muy recientemente en su predicación del Via Crucis para el Viernes Santo.
Monseñor Fellay implora a Nuestro Señor Jesucristo, Cabeza del Cuerpo de Místico, para que la Tradición bimilenaria de la Iglesia, olvidada y dejada de lado a lo largo de los últimos cuarenta años, finalmente encuentre su lugar durante este Pontificado, y que la Santa Misa tradicional sea restablecida sin restricciones en todos sus derechos.
Por último, el Superior General asegura al Sucesor de Pedro, Benedicto XVI, sus oraciones y las de toda la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en la gran tarea que le espera para la restauración de todas las cosas en Cristo.
Comunicados de prensa al término de la entrevista de Benedicto XVI con Monseñor Fellay
De la Fraternidad San Pío X, 29 de agosto de 2005:
En el día de hoy, Monseñor Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, ha sido recibido por Su Santidad Benedicto XVI en su residencia de Castelgandolfo. Al finalizar la audiencia, Monseñor Fellay ha hecho la siguiente declaración:
El encuentro ha durado unos 35 minutos y se ha desarrollado en un clima de serenidad.
La audiencia ha sido la ocasión para la Fraternidad de manifestar que siempre ha estado unida, y siempre lo estará, a la Santa Sede, la Roma eterna.
Se han abordado las serias dificultades, ya conocidas, en un espíritu de gran amor por la Iglesia.
Hemos llegado a un consenso respecto al hecho de proceder por etapas en la resolución de los problemas.
La Hermandad de San Pío X eleva sus plegarias para que el Santo Padre tenga la fortaleza de acabar con la crisis de la Iglesia «restaurando en Cristo todas las cosas.»
Notemos que se habla de «la Santa Sede, la Roma eterna», y no hay ninguna referencia del rechazo de la Roma anticristo, modernista y liberal…
De la Agencia de Prensa del Vaticano:
La entrevista se desarrolló en un clima de amor por la Iglesia y del deseo de llegar a la plena comunión. Bien conscientes de las dificultades, han manifestado la voluntad de proceder por etapas y en plazos razonables.
Destaquemos que ya en agosto de 2005 se habla de proceder por etapas…
Declaraciones del Cardenal Castrillón Hoyos
30 Giorni, de septiembre de 2005:
Desgraciadamente, Monseñor Lefebvre ha mantenido su decisión de consagrar obispos, y esto ha creado por lo tanto esta situación de desunión, incluso si no se trata formalmente de un cisma.
Canal 5, de la televisión italiana:
No estamos frente a una herejía. No puede decirse en términos correctos, exactos, precisos que hay un cisma; Hay, en el hecho de consagrar obispos sin el mandato pontifical, una actitud cismática. Ellos están al interior de la Iglesia. Existe solamente este hecho de que falta una plena, una más perfecta –como esto ha sido dicho durante el encuentro con Monseñor Fellay– una más plena comunión, porque la comunión existe.
Estas declaraciones han sido ampliamente utilizadas, sin ningún tipo de réplica, distinción a aclaración.
Políticamente convenía que el gran público supiese que el Cardenal había dicho: no se trata formalmente de un cisma. Ellos están al interior de la Iglesia.
Nouvelles de Chrétienté Nº 97, de enero-febrero de 2006, publica una Conferencia de Monseñor Fellay, del 11 de diciembre de 2005, en la que narra su entrevista con Benedicto XVI:
En la audiencia, para resumirla, el Papa comenzó por preguntar al Cardenal Castrillón que estaba presente: ¿Dónde estamos? ¿Cuál es el estado de cosas? Y el Cardenal respondió: Muy Santo Padre, todo está en orden. No hay más problemas, usted no tiene más que resolver, hacer la sanatio, y todo está en orden.
[Cinco años más tarde, conocimos las explosivas revelaciones que se desprenden de un artículo escrito por Brian McCall y publicado en The Remnant, el 20 de octubre de 2010:
Monseñor Fellay contó mas detalles de su reunión inicial con Su Santidad. La reunión que incluyó al Cardenal Castrillón Hoyos, al Santo Padre, al obispo Fellay y al padre Schmidberger.
El Papa le preguntó al Cardenal Castrillón «En qué estado están las cosas». El Cardenal respondió: Hoy puede Ud. reconocer a la Fraternidad de San Pío X. Ya le envié un documento que haría esto.
El Papa respondió que ya había recibido el documento y lo había enviado al Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos para que determinara si estaba «de acuerdo con la Iglesia».
Monseñor Fellay señaló que debería haber contenido algo inusual, si necesitaba ser examinado. Sin embargo, por alguna razón, el Papa fue evidentemente bloqueado y al punto, este documento —preparado por el Cardenal Castrillón Hoyos y en principio aprobado por el Papa (y enviado para un estudio técnico) — no ha visto la luz del día. ¿Por qué?]
A continuación, el Papa me hizo la misma pregunta y tuve que frenar un poco diciendo: muy Santo Padre, estoy totalmente de acuerdo con su percepción de la situación de la Iglesia cuando usted dice que es una tragedia, y una de las manifestaciones de esta tragedia es que la vida tradicional es imposible en la Iglesia Oficial.
No necesitaba ir demasiado lejos para los ejemplos para explicar al Santo Padre que esta simple vida Católica ya no es posible. En primer lugar debemos hacerla posible antes de llegar a un acuerdo cualquiera.
Y en momento es propuse la idea de proceder por etapas.
Evidentemente, nuestra percepción de las cosas es un poco diferente de la de Roma.
Cuando decimos que es necesario proceder por etapas, esto quiere decir: para que la Iglesia vuelva a la Tradición, para que la Iglesia vuelva a ser lo que era, sencillamente.
Sería agradable si todo se hiciese en un instante, pero en general cuando hay hombres, esto pone mucho más tiempo, esto pasa precisamente por una serie de etapas.
De parte de Roma están dispuestos para hablar de etapas, pero en otro sentido: que la Fraternidad reintegre por etapas la Iglesia.
Esto no es exactamente lo mismo, es cierto, pero hay algún terreno común donde puede decirse a Roma: reintroducid la Misa, dejad esta libertad a la Misa, suprimid esta aureola de apestados, puesto que esto podrá hacer bien a la Iglesia.
Lo propusimos desde el principio, no sé si recuerdan, a principios del 2000. Dijimos a Roma: antes de discutir, antes de ir más allá, son necesarias condiciones previas.
Estos requisitos previos, propusimos dos: era la libertad de la Misa, libertad para todos los sacerdotes, que ya tenemos, no es para nosotros. Y, como siempre se utiliza esta excomunión como un espantapájaros para asustar a la gente y para limitar la el bien que se puede hacer, que eliminen este espantapájaros.
Hasta ahora, Roma siempre había rechazado.
Pienso que con el nuevo Papa están reflexionando. Creo que Roma no excluye más la idea que habíamos propuesto al principio, que era de crear una nueva situación para la Fraternidad donde ella no sería comprometida absolutamente en nada respecto de las novedades.
Seguimos como somos, pero podría decirse que, libres de estas etiquetas que asustan. Diciendo a Roma: mientras tanto, ustedes nos miran hacer.
Ustedes no se comprometen a nada tampoco, ustedes miran y dejan esta libertad de la Misa. ¿Por qué? Porque es un derecho.
Pero en esta Conferencia, con el prurito de afirmar la perpetuidad de la Iglesia visible (lo cual es verdad), Monseñor Fellay llega a decir que la
Roma actual
es la guardiana de la Fe.
¡Y pretendiendo usar la declaración de Monseñor Lefebvre de 1974 dándole el sentido opuesto a lo que había dicho Monseñor!:
Un primer principio de adhesión a la fe católica, Monseñor Lefebvre lo expresó de una manera admirable el 21 de noviembre de 1974, y se puede decir que aún hoy es nuestra carta: «Adherimos de todo corazón, con toda nuestra alma a Roma Católica, guardiana de la fe católica y de las tradiciones necesarias para el mantenimiento de esta fe, la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad».
Adherimos de todo corazón a este texto.
«A la Roma católica»
quiere decir algo. Esta Roma católica no es una abstracción. ¡Tengamos mucho cuidado! No es una abstracción, es una realidad.
Cuando Monseñor dice:
«Adherimos a la Roma católica», eso quiere decir la Roma católica de hoy. No es simplemente la adhesión a la Roma de Miguel Ángel o la Roma de San Pedro. Es la Roma que existe hoy, con las características siguientes: aquella que es católica, la que es guardiana de la fe, la que mantiene esta fe, esta Roma eterna.
¿En qué piensa y qué quiere transmitir Monseñor Fellay al decir Cuando Monseñor dice:
«Adherimos a la Roma católica», eso quiere decir la Roma católica de hoy?
Recordemos que en agosto de ese 2005 había declarado: La audiencia ha sido la ocasión para la Fraternidad de manifestar que siempre ha estado unida, y siempre lo estará, a la Santa Sede, la Roma eterna.
La duda crece cuando se sabe que tres años más tarde dirá: Algunos, para facilitar las cosas, hacen una identificación entre la Iglesia Oficial y la Iglesia Modernista. Pero es un error, porque hablamos de una realidad concreta.
COR UNUM N° 83, febrero de 2006:
El 15 de noviembre, me encuentro con el Cardenal Castrillón en sus apartamentos. Estaba acompañado por dos secretarios. El Padre Nély se unió a mí. El debate duró aproximadamente dos horas y fue seguido por una comida, como es su costumbre, de aproximadamente la misma longitud.
Este debate ha sido uno de los más interesantes que hemos tenido hasta ahora. Hemos podido desarrollar nuestras objeciones, presentando con mayor precisión lo que esperamos de Roma: desconfiamos de Roma, y si Roma quiere arreglar las cosas, debe comenzar con la recuperación de la confianza; esto no puede hacerse sino a través de actos concretas, las palabras no son suficientes.
Estos actos son, de una parte la condenación de los errores, el comportamiento tanto litúrgico como disciplinario.
Por otro lado, y más positivamente, la Iglesia no saldrá de la crisis si ella no favorece nuevamente la vida católica tradicional en toda su amplitud: educación (doctrina, fe, escuelas católicas), liturgia tradicional necesaria para reorientar la Iglesia de Nuestro Señor, el sacrificio y el espíritu de sacrificio, la moral y la disciplina, la vida religiosa, etc.
Y por último, respecto de la Fraternidad, necesidad de presentar la Fraternidad de manera positiva y disipar el espectro de horror (excomunión, cisma, etc.) con el que la Iglesia oficial nos disfraza de forma habitual.
En otras palabras, pedimos el retorno a la Tradición de la Iglesia oficial.
En febrero de 2006 Monseñor Fellay sostenía que la Iglesia Oficial no poseía la Tradición. De donde se puede deducir que para él la Iglesia Oficial y la Iglesia Conciliar, o la Iglesia Modernista, eran una misma cosa. Es importante retener esto, porque en febrero de 2009 afirmará otra cosa; y a quienes sostengan la identidad entre Iglesia Oficial y la Iglesia Conciliar se los acusará de sedevacantistas.
(…) A continuación de este prolongado debate, el Cardenal dijo: «Todos estos puntos que ustedes describen no hacen que ustedes estén fuera de la iglesia; por lo tanto, están en la iglesia. Lo invito a escribir una carta al Soberano Pontífice solicitando el levantamiento de la excomunión. No hay necesidad de demostrar un sentimiento de culpa, pero un acto de humildad sería bienvenido».
En otras palabras, por primera vez, Roma da la impresión a embarcarse en la ruta que hemos propuesto desde el 16 de enero de 2001, es decir, pasar a través de la fase de los requisitos previos. Hasta ahora siempre hemos obtenido un rechazo. Habíamos preconizado una situación de «intermedia» en la cual no se hablaría de excomunión, donde la Misa sería libre y eso es todo.
Esto nos dará la oportunidad de acción y de influencia en las almas de la buena voluntad más grande que en la actualidad. Pero he indicado que esta apertura de Roma debe proceder sin compromiso por nuestra parte.
DICI 130. Sermón del 2 de febrero de 2006:
A continuación de este prolongado debate, el Cardenal dijo: «Todos estos puntos que ustedes describen no hacen que ustedes estén fuera de la iglesia; por lo tanto, están en la iglesia. Lo invito a escribir una carta al Soberano Pontífice solicitando el levantamiento de la excomunión.».
Desde entonces, hemos quedamos allí, porque obviamente no pediremos que sea levantado algo que no reconocemos. Siempre nos hemos negado a reconocer la validez de estas excomuniones, por lo tanto, no podemos pedir que sea levantado algo que no existe. Y aun antes de realizar este acto, hemos pedido el retiro del Decreto de excomunión, su anulación; pero incluso decir «anular» significa ya que se reconoce algo. Lo pedimos desde el principio; fue uno de los requisitos que habíamos puesto. Y por primera vez, Roma parece tomar este camino que le habíamos propuesto en el año 2000.
DICI, 25 de marzo de 2006. Entrevista a Monseñor Fellay:
DICI: Monseñor, desde el principio de sus entrevistas con Roma, hace cinco años, usted propuso dos requisitos previos antes de cualquier discusión doctrinal. Se trata de la libertad para cada sacerdote católico de celebrar la Misa Tridentina y el retiro del Decreto de excomunión contra los obispos de la Fraternidad. ¿Por qué estos requisitos previos? ¿Esto no es una maniobra dilatoria para ganar tiempo para tranquilizar a los sacerdotes o fieles preocupados por una eventual reconciliación? ¿No corre el riesgo de perder una oportunidad inesperada para la reconciliación?
Monseñor Fellay:
Todas estas consideraciones políticas, yo diría incluso todos estos cálculos políticos son ajenos al espíritu de las conversaciones que ha tenido la Fraternidad con Roma desde que Monseñor Lefebvre las emprendió.
Los requisitos previos que propuse tienen por fin crear un nuevo clima en la Iglesia oficial. Sería un primer paso para hacer posible de nuevo la vida católica tradicional.
(…) Los dos requisitos previos apuntan, más allá de los fieles tradicionales, al bien de toda la Iglesia. Se trata de permitir a la Tradición reencontrar su derecho en la Iglesia y hacer sus pruebas sobre el terreno. Es así que podemos ayudar a Roma a solucionar la crisis en la Iglesia. Estos dos requisitos previos trabajan – según la expresión de los teólogos – como un removens prohibens, ellos deben quitar los interdictos que impiden a la Tradición actuar prácticamente, pastoralmente.
La Misa tradicional, dejando de estar bajo libertad vigilada, y el ministerio de los sacerdotes tradicionales, no estando rodeado de una sospecha de excomunión, se podría ver la experiencia de la Tradición en obra.
En esta fase experimental, que debería durar todo el tiempo necesario para una evaluación justa de los resultados, ningún compromiso sería tomado ni por Roma ni por la Fraternidad. Pero al final Roma podrá juzgar el trabajo realizado por los sacerdotes tradicionales. Y he dicho que la Fraternidad San Pío X está dispuesta a dar la bienvenida a los visitadores romanos que podrán evaluar su labor apostólico en el mismo lugar.
Carta a los fieles sobre el Capítulo General,
16 de julio:
El Capítulo ha decidido unánimemente hacer la declaración que ponemos en anexo.
En esta misma dirección, me encarga que les transmita un proyecto ambicioso.
La Fraternidad tiene intención de presentar al Sumo Pontífice un ramillete espiritual de un millón de rosarios para fines del mes de octubre, mes del Rosario.
Hay que rezar los rosarios por las siguientes intenciones:
1) Para que el Cielo le conceda al Papa Benedicto XVI la fuerza necesaria para liberar completamente la Misa de siempre, llamada de San Pío V.
2) Por el restablecimiento de la Realeza social de Nuestro Señor Jesucristo.
3) Por el triunfo del Corazón Inmaculado de María.
En la mencionada Declaración del Capítulo General, se detallan los dos prerrequisitos:
La libertad plena y sin condiciones para la Misa tridentina.
El retiro del Decreto de excomunión de los cuatro obispos de la Fraternidad.
Ya sabemos lo que se ha obtenido respecto de la Santa Misa Católica del Rito Romano.
Pero cabe preguntar, ¿cómo se pretende la rehabilitación de Monseñor Marcel Lefebvre y de Monseñor Antonio de Castro Mayer, si se ha pedido (y no sabemos qué) solamente para los cuatro obispos de la Fraternidad?
AÑO 2007
Comunicado de prensa del Superior General la fraternidad San Pío X, 7 de julio de 2007.
Por el Motu Proprio Summorum Pontificum, el Papa Benedicto XVI ha restablecido en sus derechos la misa tridentina, afirmando con claridad que el Misal Romano promulgado por San Pío V nunca ha sido abrogado.
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X se alegra de ver que la Iglesia recupera así su Tradición litúrgica, dando a los sacerdotes y a los fieles que habían sido privados de ella hasta ahora, la posibilidad de acceder libremente al tesoro de la misa tradicional, para gloria de Dios, el bien de la Iglesia y la salvación de las almas.
La Fraternidad San Pío X expresa al Sumo Pontífice su vivo reconocimiento por este gran beneficio espiritual.
La carta que acompaña al Motu Proprio no oculta, sin embargo, las dificultades que perduran todavía. La Fraternidad San Pío X expresa el deseo de que el clima favorable instaurado por las nuevas disposiciones de la Santa Sede permita –después que se retire el decreto de excomunión que sigue recayendo sobre sus obispos– abordar con más serenidad los puntos doctrinales en litigio.
Lex orandi, lex credendi, la ley de la liturgia es la de la fe. En la fidelidad al espíritu de nuestro fundador Monseñor Marcel Lefebvre, el aferramiento de la Fraternidad San Pío X a la liturgia tradicional está indisolublemente unido a la fe que se ha profesado «siempre, en todas partes y por todos».
Carta a los fieles, 7 de julio de 2007:
El Motu Proprio Summorum Pontificum, del 7 de julio de 2007, restablece la Misa Tridentina en su derecho. Está claramente reconocido que ella no ha sido nunca abrogada.
(…) No hay ninguna duda de que este reconocimiento del derecho de la misa tradicional sea el fruto de muchísimos rosarios rezados a Nuestra Señora en nuestra cruzada del Rosario en octubre último; sepamos ahora expresarle nuestra gratitud.
Más allá del restablecimiento de la misa de San Pío V en su buen derecho, es importante estudiar las medidas concretas promulgadas por el Motu Proprio y la justificación dada por Benedicto XVI en su carta de acompañamiento.
(…) La Carta de acompañamiento del Motu Proprio da las razones del Papa. La afirmación de la existencia de un único rito bajo dos formas – ordinaria y extraordinaria – iguales en derecho, y especialmente el rechazo de una celebración exclusiva de la liturgia tradicional, pueden ciertamente interpretarse como la expresión de una voluntad política de no irritar a las conferencias episcopales, abiertamente en contra de la liberalización de la Misa Tridentina. Pero también se puede ver allí una expresión de la «reforma de la reforma» deseada por el Papa o, como él mismo dice en la Carta, la misa de San Pío V y la Pablo VI se fecundarían mutuamente.
The Remnant, 10 de julio:
Sin embargo, esto no significa que todo es perfecto, especialmente cuando miramos el Motu proprio a través de la Carta a los Obispos. Esta Carta sigue siendo, si se me permite decirlo así, el lenguaje habitual del Vaticano. Es muy lamentable. Hay cosas interesantes en esta Carta, como el pasaje donde el Papa dice que esto es por razones de reconciliación dentro de la Iglesia; Esto significa que no estamos fuera de la iglesia. Es muy interesante.
Sin embargo, esta Carta debe entenderse como una carta de carácter político, que representa sin duda el pensamiento personal de Benedicto XVI, aunque ella tenga pasajes lamentables, especialmente cuando él insiste en la necesidad de reconocer el valor y la santidad de la Nueva Misa. Él quiere jugar en dos tableros a la vez. Y los Obispos modernos, que son progresistas, saltarán inmediatamente cuando la oportunidad se presente para tratar de desmantelar el Motu proprio.
Tenemos un argumento aún mejor en la Carta del Papa adjunta al Motu proprio sobre la Misa, donde el Santo Padre dice que es un asunto interno de la Iglesia Católica. En la iglesia, pues. Esto dice claramente que no es cuestión de cisma. Es una disputa interna que llama a una reconciliación al interior de la Iglesia. Estas son las palabras mismas del «patrón». Nuestro Papa dice que no se trata de un cisma.
Sermón en Villepreux, con ocasión de la Jornada de la Tradición:
Lo esencial se encuentra en una pequeña frase poco: la Misa no ha sido abrogada.
Lo que significa que esta Misa Tradicional ha perdurado. Ella siguió siendo una ley de la Iglesia a pesar del desorden litúrgico que se produjo tras el Concilio.
(…) Esta Misa no ha sido abrogada, esto significa que se ha mantenido y sigue siendo la ley universal de la iglesia.
Por supuesto, esto plantea todo tipo de problemas, porque normalmente hay un solo rito. Ahora, en los hechos la Iglesia oficial se encuentra con dos ritos, con dos leyes universales sobre la manera de rendir el culto a Dios.
Entonces, las autoridades romanas inventan una extraña explicación. Por supuesto, no estamos de acuerdo con esta explicación, porque se siente bien que esto no tiene fundamento.
Era necesario encontrar una astucia, y es así que hablan de un modo ordinario y de un modo extraordinario de un mismo rito. Pero esto no funciona.
Cualquiera que observa atentamente estos dos modos, ve bien que no es el mismo rito. ¡Es obvio!
Pero se adivina que habiendo afirmado y mantenido el principio de la no abrogación de la Misa Tradicional, Roma intenta explicar cómo ahora hay dos misas.
(…) La situación actual de la Misa Tridentina no cambia mucho en los hechos respecto de lo que existía anteriormente, incluso si el derecho ha sido reafirmado. Pero este derecho es capital.
Si la autoridad suprema mantiene, garantiza este derecho reconocido, podemos estar seguros de que en un momento la Misa Tradicional será restablecida concretamente.
Porque el simple hecho de dar una igualdad de derecho a las dos misas llevará a que una suplante a la otra, porque una no prevalece ante la otra.
CAB 71, 1° de noviembre:
La sutil e inhábil distinción entre forma ordinaria y extraordinaria de un mismo rito en relación a la nueva y la antigua Misa no inducirá a equívoco a persona alguna. La evidencia salta a la vista en esta materia. Lo que hay que retener es la afirmación de la perennidad de la Misa como ley universal de la Iglesia católica.
Todas estas citas del año 2007 demuestran que se trataba de ocultar la distinción entre forma ordinaria y forma extraordinaria; y como no se podía, se buscaba desvirtuarla.
Pero hay más, esta distinción, no astuta, sutil o torpe, sino blasfema y demoníaca, fue conocida mucho antes de que el Motu proprio viera la luz.
Sin embargo, nada se hizo para impedirlo. Consideremos seis textos:
DICI 94, octubre de 2004:
Entrevista del Presidente de Una Voce Internacional con el Cardenal Castrillón Hoyos.
El Presidente resume la visita al Cardenal Castrillón Hoyos:
El 13 de marzo, estaba en Roma donde tuve la ocasión de hacer la vuelta por los dicasterios del Vaticano.
Encontré a Su Eminencia, el Cardenal presidente de la Comisión Ecclesia Dei. (…) El Cardenal nos recibió muy cordialmente y nos consagró una hora entera. Destacó que él apreciaba el antiguo rito, que él mismo había celebrado de 1952, fecha de su ordenación, hasta 1965.
El Cardenal rechazó la opinión que considera el antiguo rito como un rito separado, como, por ejemplo, el rito bizantino o el rito armenio.
«Sólo hay un único rito romano» insistió, «y
este rito romano tiene distintas formas«.
Así, pues, según su modo de ver, el antiguo rito no es un rito propio, pero el antiguo y el nuevo son dos formas de uno sólo y mismo rito.
Cor Unum Nº 85, Monseñor Fellay, octubre de 2006:
Mientras se nos anuncia la llegada de un motu proprio, que sustituiría el de 1988 para dar aún más libertad a la Misa, un derecho igual a la nueva misa, mientras que el Instituto del Buen Pastor indica orgullosamente a su «derecho exclusivo» a la antigua misa, el firmante del decreto de erección, Mons. Perl, va al Barroux para fustigar a los sacerdotes refractarios a la nueva misa y empujarlos a ella.
Homilía de Monseñor Fellay para los 30 años de la restitución de la iglesia Saint-Nicolas-du-Chardonnet, domingo 18 de febrero de 2007. DICI del 10 de marzo de 2007:
Se dice, y se puede pensar que es así, que Benito XVI quiere volver a dar a la Iglesia el culto tradicional. A pesar de muchas vacilaciones, a pesar de oposiciones feroces, no abandonó su proyecto que debería un día comunicársenos en forma de un motu proprio.
¿Cuándo llegará eso? No sabemos nada.
¿Cuáles son las disposiciones de este texto? No sabemos nada.
Según lo que se nos dice, se podría esperar encontrar una igualdad de derecho entre la antigua y nueva misa.
Obviamente no es suficiente. Pero es un primer paso. Y probablemente, humanamente hablando, un paso necesario.
Benedicto XVI y los tradicionalistas (Padre Grégoire Celier – O. Pichon. Libro editado en febrero de 2007; página 201):
Según los ruidos autorizados que han corrido estos últimos meses, Roma consideraría ahora que, del único rito romano, existe una forma ordinaria (la nueva liturgia) y una forma extraordinaria (la liturgia tradicional) ambas teniendo derecho de ciudadanía.
Intervención del Cardenal Castrillón Hoyos en la V Asamblea de los obispos de América Latina, el 18 de mayo de 2007:
El Santo Padre piensa que llegó el tiempo de facilitar, como lo había querido la primera Comisión Cardenalicia en 1986, el acceso a esta liturgia, haciendo de ella una forma extraordinaria del único rito romano.
Nouvelles de Chrétienté Nº 106, julio-agosto de 2007:
Pregunta: Monseñor, aunque el Motu proprio, que debe dar alguna libertad a la misa tridentina, se haga esperar, ¿piensa usted, a la luz de las declaraciones recientes del Cardenal Castrillón Hoyos a los obispos de Sudamérica, que esta libertad corresponderá a esto que usted espera como primer preliminar en el marco de sus debates con Roma?
Respuesta:
Si se lee el texto del Cardenal Castrillón, afirma apenas – pero no es poco – una igualdad de ritos.
Uno extraordinario, y el otro, la nueva misa, es considerada como el modo ordinario.
En esta distinción, el modo extraordinario es un poco disminuido, como dejado de lado.
Se lo saca del armario para algunas ocasiones, y se encarniza a afirmar: «No es en absoluto una vuelta atrás, no es un cuestionamiento de la reforma litúrgica», se toman todas las advertencias oratorias para desactivar el argumento que diría que el papa actual está descartando la nueva misa.
Quiero insistir en el hecho de que hasta el presente, de modo reiterado y porfiado, se afirma que la Misa Tradicional no ha sido abrogada, y punto.
De este modo se adultera el texto oficial que dice (los destacados son míos):
El Misal Romano promulgado por Pablo VI es la expresión ordinaria de la «Lex orandi» de la Iglesia católica de rito latino.
El Misal Romano promulgado por San Pío V y reeditado por el bienaventurado Juan XXIII debe considerarse como la expresión extraordinaria de la misma «Lex orandi» y gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo.
Estas dos expresiones de la «lex orandi» de la Iglesia no inducen ninguna división de la «lex credendi» de la Iglesia; son, de hecho, dos usos del único rito romano.
Por eso es lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgada por el bienaventurado Juan XXIII en 1962, y nunca abrogada, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia.
Leamos los siguientes textos:
CAB 71:
La misa tradicional jamás estuvo abrogada. ¡Qué alegría, queridos fieles, llenó nuestros corazones el anuncio del Motu Proprio de Benedicto XVI el 7 de julio! Vemos una respuesta del cielo a nuestra cruzada de rosarios.
CAB 72:
El Motu Proprio «Summorum Pontificum», que reconoció que la Misa tridentina jamás había sido abolida.
Carta del 31 de enero de 2009 a los sacerdotes de la FSSPX: El 7 de julio de 2007, por el Motu proprio Summorum Pontificum, Benedicto XVI reconoció que la Misa de siempre nunca había sido abrogada. Mejor aún, que es un derecho de todos los sacerdotes de la Iglesia, celebrarla.
Entrevista The Angelus, febrero 2011: A nivel del derecho, el hecho de haber reconocido que la ley antigua, la de la Misa tradicional, no había sido abrogada, es un paso capital para volver a dar su lugar a la Tradición.
Para terminar con nuestra cronología de dichos y hechos del año 2007, llegamos a la Carta a los Amigos y Benefactores 71.
CAB 71, 1º de Noviembre de 2007:
La misa tradicional jamás estuvo abrogada. ¡Qué alegría, queridos fieles, llenó nuestros corazones el anuncio del Motu Proprio de Benedicto XVI el 7 de julio! Vemos una respuesta del cielo a nuestra cruzada de rosarios, no simplemente por el hecho de la publicación del Motu Proprio, sino sobre todo en razón de la extensión de la apertura que encontramos hacia la liturgia tradicional. En efecto, no sólo el misal ha sido declarado ley de la Iglesia, sino también otros libros litúrgicos. De hecho, si la Misa nunca fue abrogada, ha conservado sus derechos.
En realidad el Motu Propio no acuerda nada nuevo a la Misa de siempre; afirma simplemente que la Misa de San Pío V, llamada para el caso de Juan XXIII, sigue estando en vigor, a pesar de una ausencia y de una prohibición de celebrarla desde hace cuarenta años. La Misa tridentina sigue siendo siempre la Misa católica. La sutil e inhábil distinción entre forma ordinaria y extraordinaria de un mismo rito en relación a la nueva y la antigua Misa no inducirá a equívoco a persona alguna. La evidencia salta a la vista en esta materia. Lo que hay que retener es la afirmación de la perennidad de la Misa como ley universal de la Iglesia católica. Quien dice «ley de la Iglesia» niega por lo mismo un «indulto», «permiso» o «condición». Los obispos intentaron neutralizar el efecto saludable del Motu Proprio mediante restricciones onerosas y odiosas. No se pliegan, por cierto, a la voluntad del Sumo Pontífice. Será muy interesante observar el desarrollo de esta revuelta más o menos abierta, oculta en gran medida. De esta confrontación dependerá la historia de la Iglesia durante varias décadas. Recemos para que el Papa tenga la fortaleza de mantener e imponer aquello que acaba de devolver a la Iglesia.
AÑO 2008
CAB 72, 14 de abril de 2008:
El Motu Proprio «Summorum Pontificum», que reconoció que la Misa tridentina jamás había sido abolida, presenta ciertas cuestiones en lo que concierne al futuro de las relaciones de la Fraternidad San Pío X con Roma.
Muchas personas, sea en los medios conservadores e incluso en Roma, han dicho que habiendo hecho el Sumo Pontífice un acto de tanta generosidad, y habiendo dado —por eso mismo— un signo manifiesto de buena voluntad a nuestro respecto, a la Fraternidad ya no le queda sino hacer una sola cosa: «firmar un acuerdo con Roma».
Algunos de nuestros amigos, por desgracia, se han prestado a este juego de ilusiones.
Queremos aprovechar la ocasión de esta carta, publicada durante el tiempo pascual, para recordar una vez más los principios que presiden nuestra acción en estos tiempos problemáticos y señalar algunos acontecimientos recientes, que indican muy claramente que, en el fondo, fuera de la apertura litúrgica advenida con el Motu Proprio, verdaderamente nada ha cambiado, extrayendo así las conclusiones que se siguen.
Sigue una descripción de la situación con duras expresiones, y luego continúa:
He aquí por qué la Fraternidad San Pío X no puede
«firmar un acuerdo».
Nos alegramos francamente de la voluntad papal de reintroducir el antiguo y venerable rito de la Santa Misa, pero observamos también la resistencia —feroz en ocasiones— de episcopados enteros. Sin desesperar, sin impaciencia, comprobamos que el momento de un acuerdo no ha llegado. Esto no nos impide seguir esperando, continuar con el camino fijado desde el año 2000. Seguimos pidiendo al Santo Padre la anulación del decreto de excomunión de 1988, persuadidos como estamos que hará un grandísimo bien a la Iglesia; los alentamos a rezar para que se produzca. Con todo, sería muy imprudente y precipitado embarcarse precipitadamente en la concreción de un acuerdo práctico que no se fundaría sobre los principios fundamentales de la Iglesia, especialmente sobre la fe.
Entretanto, llega el famoso ULTIMATUM de junio 2008, que ocasionó el Comunicado a propósito del ultimátum del Cardenal Castrillón Hoyos:
El 4 de junio de 2008 a petición del Cardenal Castrillón Hoyos de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, el Superior General de la Fraternidad San Pío X, Monseñor Bernard Fellay, viajó a Roma acompañado por el Segundo Asistente General, el Padre Marc Nély.
Durante la reunión, Su Eminencia hizo una exposición en forma de un ultimátum exigiendo una respuesta para fines del mes.
El 23 de junio, en contra de la costumbre, el periódico Il Giornale dio la noticia de la existencia de este ultimátum y al día siguiente, en la línea de edición, reveló su contenido. La noticia ha sido retomada en los días posteriores por la prensa internacional. Por lo tanto, a la urgencia del ultimátum, se añadió una presión de los medios.
El documento del Cardenal Hoyos formula cinco exigencias: además de una respuesta positiva para fines de junio, la Fraternidad San Pío X, en la persona de su Superior General deba dar:
(1) «una respuesta proporcionada a la generosidad del Papa»,
(2) «evitar cualquier intervención pública que no respete la persona del Santo Padre y que sea negativa para la caridad eclesial»,
(3) «evitar la pretensión de un magisterio superior al del Santo Padre y no proponer la Fraternidad en contraposición con la Iglesia»,
(4) «demostrar la voluntad de actuar honestamente en la caridad eclesial plena y el respeto a la autoridad del Vicario de Cristo.»
Se podrá dar cuenta de la naturaleza general, si no es vaga, de los pedidos en contra de la urgencia de un ultimátum.
Estas condiciones parecen buscar la obtención de un clima favorable para la continuación del diálogo en lugar de obtener compromisos firmes en algunos puntos.
La Fraternidad San Pío X desea que este diálogo se lleve a cabo en un nivel doctrinal que se haga cargo de todos los asuntos que, de evitarse, se correría el riesgo de hacer una carrera fugaz asentado un estado canónico.
Se estima que el retiro del decreto de excomunión de 1988 facilitaría la paz de ese diálogo.
La Fraternidad San Pío X no pretende tener un magisterio superior al del Santo Padre, o tratar de oponerse a la Iglesia.
En la estela de su fundador, que quiere transmitir lo que recibió, es decir, «lo que se ha creído siempre, en todas partes y por todos.»
Es una profesión de fe que Monseñor Marcel Lefebvre dirigió a Pablo VI, el 24 de septiembre de 1975: «Es a su Vicario que Jesucristo ha dado la tarea de confirmar a sus hermanos en la fe y que se encargue de velar para que todos los obispos guarden fielmente el depósito, según las palabras de San Pablo a Timoteo».
Es este sentido de la respuesta de Monseñor Fellay al ultimátum en una carta al Papa Benedicto XVI el 26 de junio de 2008.
El Cardenal Castrillón Hoyos, al día siguiente, ha dado simplemente como una respuesta un acuse de recibo.
En espera de mayor información, no habrá más comentarios.
Alain Lorans
Se desconoce el texto de esta Carta del 26 de junio.
Entrevista de The Angelus, julio de 2008:
5. ¿Encuentra que la situación en Roma es más o es menos alentadora después de estos 20 años?
Monseñor Fellay: Es cierto que la elección de un nuevo papa en 2005 dio nacimiento a una nueva esperanza y quizá incluso a una gran esperanza entre los sacerdotes y los fieles. Pero ahora, tengo de nuevo la impresión que, a pesar del Motu Proprio, un cierto desaliento vuelve de nuevo como consecuencia de la oposición que encuentra este esfuerzo para superar la crisis. Hay algo de indudablemente alentador en la espera de la joven generación. Sin embargo, ésta es de sobra ignorante de su pasado y a veces incluso de su fe.
Monseñor Tissier: No, no cambió nada. A parte del Motu Proprio del 7 de julio de 2007, que es un milagro inesperado y que cambia radicalmente la práctica del Vaticano frente a la misa tradicional. Pero en la práctica, pocos sacerdotes vuelven a la Tradición. Sólo jóvenes sacerdotes, algunos de entre ellos, se interesan. Pero respecto de la libertad religiosa, de los derechos humanos, del interés que Roma tiene por nuestro trabajo: ¡no cambió nada! – induratio cordium! Un endurecimiento de los corazones, una ceguera de los espíritus.
Monseñor Williamson: Estoy asustado por el hecho de que la situación con Roma es aún más desalentadora que hace 20 años. Como lo decía Nuestro Señor en una de sus parábolas: «El hombre enemigo hizo eso.» Determinado enemigo, muy inteligente y hábilmente oculto está a la obra. A pesar de todo, el Señor está en los comandos.
14 -¿Cómo piensa que habría juzgado Monseñor Lefebvre la crisis en el estado donde están las cosas en 2008?
Monseñor Fellay:
Habría dicho exactamente lo que dijo en 1988. No cambió nada.
Monseñor Tissier:
Denunciaría no solamente el liberalismo – como era el caso con Pablo VI – sino también el modernismo, como es el caso con Benito XVI: ¡un verdadero modernista, con la teoría completa del modernismo actualizado! Es tan grave que no puedo expresar mi horror. Me callo. Monseñor Lefebvre, por lo tanto, gritaría: ¡»Herejes, vosotros pervertís la Fe!»
Monseñor Williamson: ¿Cómo vería las cosas hoy Monseñor Lefebvre? Es una interesante cuestión. Yo pienso que desconfiaría más que nunca de estos Romanos. Perseveran, perseveran, perseveran en su ceguera, mientras que el Señor Dios debe lógicamente y sin cesar proponerles todas las gracias de las que tienen necesidad para ver claramente, y si es necesario para aceptar la corona de los mártires. Estas gracias, están todavía rechazándolas o desactivándolas. Dios es quien los juzga. Que tenga piedad de ellos, y de nosotros todos.
Algo pasó en octubre de 2008; más precisamente entre el 4 y el 6 de ese mes. Pronto de extinguieron, pues, las esperanzas abiertas por las reacciones provocadas por el ultimátum en el seno de la Tradición y de la Fraternidad. Dos documentos hacen presagiar algo grave, muy grave…
CAB 73, 23 de octubre:
En esta carta hubiera querido, sobre todo, entregarles algunas novedades acerca de la vida interna de la Fraternidad. Pero la actualidad más general de la Iglesia y en particular los desarrollos en favor de la Tradición, nos obligan a detenernos más prolongadamente en temas externos, a causa de su importancia.
Una vez más nos parece necesario abordar este tema, con el fin de explicar lo más claramente posible aquello que pudo causar un cierto temor al inicio del verano.
Tal como los medios lo anunciaron de una manera bien sorpresiva, recibimos, efectivamente, un ultimátum del Cardenal Castrillón Hoyos. Sin embargo, la cosa es muy compleja y requiere ser esclarecida a fin de ser bien entendida. Una mirada sobre el pasado reciente nos ayudará a tener una idea un poco más clara.
(…) Este primer paso de Roma en nuestra dirección dejaba prever que el segundo acto seguiría en breve. Algunas señales parecían indicarlo. Pero, pese a que desde hace largo tiempo habíamos propuesto el camino a seguir, parece que Roma quiso escoger otra vía. A pesar de nuestro pedido reiterado de retirar el decreto de excomunión, y aunque parecía no haber mayor obstáculo para la realización de este acto, asistimos a un golpe de efecto: el Cardenal Castrillón quiere imponernos condiciones antes de ir más adelante, a pesar de haber dicho claramente que esperábamos un acto unilateral. Califica nuestra actitud hacia al Soberano Pontífice como ingrata, y, sobre todo, altiva, orgullosa, pues continuamos denunciando abiertamente los males que afectan a la Iglesia. En especial le disgustó nuestra última Carta a los Amigos y Benefactores. Eso nos valió el ultimátum del que todavía no logramos comprender los términos precisos. Pues, o aceptamos la solución canónica, ¡o se nos declara cismáticos!
(…) Delante de estas nuevas dificultades, nos permitimos hacer de nuevo un llamado a vuestra generosidad, y en vista del éxito de nuestra primera cruzada de rosarios para obtener el retorno de la Misa tridentina, queremos presentar a Nuestra Señora un nuevo ramillete de un millón de rosarios para obtener de su intercesión la supresión del decreto de excomunión. A partir del 1° de noviembre hasta la fiesta de Navidad, empeñémonos en rezar con ardor renovado para que el Santo Padre, en estas horas difíciles de la historia, cumpla con fidelidad sus augustas funciones, según el Corazón de Jesús, para el bien de la Iglesia.
El contenido de esta Carta fue retomado y ampliado por Monseñor Fellay en el Sermón en Lourdes, el 26 de octubre 2008.
AÑO 2009
Sábado 17 de enero, 16 horas: Monseñor Fellay recibe de manos del Cardenal Castrillón Hoyos el Decreto del levantamiento de la excomunión, firmado ya, pero con fecha del 21 de enero.
Decreto del Vaticano, 21 de enero, firmado por el Cardenal Giovanni Battista Re:
Por medio de la carta del 15 de diciembre de 2008 enviada a Su Eminencia el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, Mons. Bernard Fellay, en su nombre y en el de los otros Obispos consagrados el 30 de junio de 1988, volvía a solicitar el levantamiento de la excomunión latae sententiae formalmente declarada por Decreto del Prefecto de esta misma Sagrada Congregación para los Obispos con fecha del 1º de julio de 1988.
En la mencionada carta, entre otras cosas, Mons. Fellay afirma:
«Asimismo, seguimos teniendo la firme voluntad de permanecer católicos y de poner nuestras fuerzas al servicio de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia católica romana. Aceptamos filialmente su enseñanza. Creemos firmemente en el Primado de Pedro y en sus prerrogativas; es por eso que la situación actual nos hace sufrir tanto más».
Su Santidad Benedicto XVI, paternalmente sensible al malestar espiritual manifestado por los interesados a causa de la sanción de excomunión, y confiando en el compromiso expresado por ellos en la citada carta de no ahorrar esfuerzo alguno para profundizar las cuestiones aún abiertas en necesarias conversaciones con las Autoridades de la Santa Sede, y poder así llegar rápidamente a una plena y satisfactoria solución del problema existente en un principio, ha decidido reconsiderar la situación canónica de los Obispos
Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta relativa a su consagración episcopal.
Este acto expresa el deseo de consolidar las relaciones recíprocas de confianza, intensificar y hacer más estables las relaciones de la Fraternidad San Pío X con la Sede Apostólica. Este don de paz, al término de las celebraciones de Navidad, aspira también a ser un signo para promover la unidad en la caridad de la Iglesia universal, y por su medio, quitar el escándalo de la división.
Deseando que este paso sea seguido sin tardanza de la plena comunión con la Iglesia de toda la Fraternidad San Pío X, en testimonio de una verdadera fidelidad y de un verdadero reconocimiento del Magisterio y de la autoridad del Papa a través de la prueba de la unidad visible.
Conforme a las facultades que me han sido expresamente concedidas por el Santo Padre, Benedicto XVI, en virtud del presente Decreto, remito a los Obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta la censura de excomunión latae sententiae declarada por esta Congregación el 1º de julio de 1988 y declaro privado de efectos jurídicos a partir del día de hoy el Decreto entonces publicado.
Comunicado de Prensa y Carta a los Fieles de Monseñor Fellay, 24 de enero:
La excomunión de los obispos consagrados por S. E. Mons. Marcel Lefebvre el 30 de junio de 1988, que había sido declarada por la Sagrada Congregación para los Obispos por un decreto del 1º de julio de 1988 y que nosotros siempre negamos
(nous avons toujours contestée), ha sido retirada por otro decreto de la misma Congregación fechado el 21 de enero de 2009 por mandato del Papa Benedicto XVI.
Queridos fieles,
Como anuncio en el comunicado adjuntado, «la excomunión de los obispos consagrados por S. E. Mons. Marcel Lefebvre el 30 de junio de 1988, que había sido declarada por la Sagrada Congregación para los Obispos por un decreto del 1º de julio de 1988 y que nosotros siempre negamos, ha sido retirada por otro decreto de la misma Congregación fechado el 21 de enero de 2009 por mandato del Papa Benedicto XVI».
Esa era la intención de oración que les había confiado en Lourdes, con motivo de la fiesta de Cristo Rey de 2008. Ustedes han superado nuestras expectativas ya que un millón setecientos tres mil rosarios han sido rezados para conseguir de la intercesión de nuestra Señora el fin de este oprobio, que a través de las personas de los obispos de la Fraternidad, pesaba sobre todos cuantos de lejos o de cerca adherían a la Tradición. Sepamos agradecer a la Santísima Virgen, que ha inspirado al Santo Padre este acto unilateral, benevolente y valeroso. Asegurémosle nuestras fervientes oraciones.
Gracias a este gesto, los católicos del mundo entero apegados a la Tradición ya no serán más injustamente estigmatizados y condenados por haber mantenido la fe de sus padres. La Tradición católica ya no está más excomulgada. Aún cuando ella nunca lo haya estado en sí,
con frecuencia y cruelmente lo ha estado en los hechos; como la misa tridentina, que nunca había sido abrogada en sí, como felizmente lo ha recordado el Santo Padre a través del Motu Proprio Summorum pontificum del 7 de junio de 2007.
El decreto del 21 de enero cita la carta del 15 de diciembre pasado al Cardenal Castrillón Hoyos, en la que expresaba nuestro apego «a la Iglesia de N. S. Jesucristo, que es la Iglesia católica», reafirmando nuestra aceptación de su enseñanza bimilenaria y nuestra fe en el Primado de Pedro. Yo recordaba cuánto sufrimos por la situación actual de la Iglesia, en que esta enseñanza y este primado son ridiculizados, y agregaba: «Estamos prestos a escribir con nuestra sangre el Credo, a firmar el juramento anti-modernista y la profesión de fe de Pío IV; aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios hasta Vaticano I. Pero no podemos más que tener reservas respecto al Concilio Vaticano II, que ha querido ser un concilio distinto a los demás» (cfr. discursos de los papas Juan XXIII y Pablo VI). En todo ello tenemos la convicción de permanecer fieles a la línea de conducta trazada por nuestro fundador, Monseñor Marcel Lefebvre, cuya pronta rehabilitación esperamos.
En cuanto a lo resaltado en amarillo, existen graves dudas.
En la versión original que hemos recibido todos los sacerdotes de la FSSPX el sábado 24 de enero de 2009, se leía:
Le décret du 21 janvier cite la lettre du 15 décembre dernier au Cardinal Castrillón Hoyos dans laquelle j’exprimais notre attachement « à l’Église de N.S. Jésus-Christ qui est l’Église catholique », y réaffirmant notre acceptation de son enseignement bimillénaire et notre foi en la Primauté de Pierre. Je rappelais combien nous souffrons de la situation actuelle de l’Église où cet enseignement et cette primauté sont bafoués, et ajoutais : « Nous sommes prêts à écrire avec notre sang le Credo, à signer le serment anti-moderniste, la profession de foi de Pie IV ; nous acceptons et faisons nôtres tous les conciles jusqu’à Vatican II, au sujet duquel nous émettons des réserves.»
Es decir: «Estamos prestos a escribir con nuestra sangre el Credo, a firmar el juramento anti-modernista y la profesión de fe de Pío IV; aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios hasta Vaticano II, respecto del cual emitimos reservas».
Se quiso dar una explicación diciendo que fue un error del Secretario General que, cansado por el trabajo de toda la noche, tipió Vaticano II, en lugar de Vaticano I.
En ese caso, la cosa resultaba más sorprendente: aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios hasta Vaticano I, respecto del cual emitimos reservas… (¡?)
Finalmente se publicó la versión que hoy figura en todos los sitios de la FSSPX, habiendo eliminado la primera…
Cabe señalar que en Martinica y Guadalupe, donde estaba como vicario, el domingo 25 de enero no leímos a los fieles esa Carta con tan grave error. Comunicado Monseñor Fellay de este hecho, respondió: Han hecho bien.
El jueves 29 de octubre de 2009, el Redactor en Jefe del blog Osservatore Vaticano, Vini Ganimara, publicó un artículo intitulado «Fuerzas y Debilidades de la Diplomacia de Monseñor Fellay». Se puede consultar:
https://radiocristiandad.wordpress.com/2009/12/09/dos-articulos-de-vini-ganimara-y-un-recuerdo/
Allí se lee:
Monseñor Fellay supo adoptar progresivamente un lenguaje medido, que hace olvidar sus declaraciones del pasado por todos lados, así como también los discursos agresivos de los otros obispos de la FSSPX, y que retira las armas a la «opinión pública» episcopal (en Alemania por ejemplo) que pretende obstaculizar la buena voluntad del Papa.
Este punto – decisivo ya que no hay negociación sin «dame que te doy» – muestra sus capacidades diplomáticas, al mismo tiempo que la debilidad de su margen de maniobra.
Tomo un ejemplo: después del levantamiento de las excomuniones, envió por fax a todos los prioratos del mundo una «Carta a los fieles» (24 de enero 2009), conteniendo la cita de su propia carta al Cardenal Castrillón (de 15 de diciembre de 2008) que había permitido el levantamiento de las censuras:
«Aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios hasta Vaticano II, a propósito del cual emitimos reservas».
Esta formulación causó tal enérgica oposición que algunos días más tarde, una nueva versión de esta carta del 24 de enero citaba así la carta al Cardenal:
«Aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios hasta Vaticano I. Pero no podemos sino emitir reservas con respecto al Concilio Vaticano II».
Por supuesto, es la primera versión la que recibió el Cardenal Castrillón.
La segunda versión no es, propiamente hablando, una falsificación: es una traducción para la opinión pública de la FSSPX.
Carta de agradecimiento a Benedicto XVI de los cuatro Obispos, 29 de enero:
Es por medio de la acción de gracias que nosotros deseamos expresar a Vuestra Santidad nuestro profundo reconocimiento por el acto de Su paternal bondad y de Su coraje apostólico por el cual Ella ha hecho inoperante la medida que nos afectó hace ya veinte años en seguida de nuestra consagración episcopal. Su decreto del 21 de Enero de 2009 rehabilita de alguna manera el venerado fundador de nuestra Fraternidad sacerdotal, S. Exc. Monseñor Marcel Lefebvre.
Comentario: Entonces, el famoso Decreto ha hecho que la medida infligida como consecuencia de las consagraciones, a partir del 21 de enero, quede inoperante y sin efecto.
Por lo tanto, hasta el 21 de enero, las excomuniones eran operantes, con efecto… válidas.
A algunos les parece suficiente un comunicado en que Monseñor Fellay dice que se recibió el levantamiento de una excomunión «que siempre habíamos negado (o cuestionado, o impugnado)» acto por el cual «expresamos nuestra gratitud filial al Santo Padre».
Es evidente que el efusivo agradecimiento que sigue a esa débil y dudosa frase apologética, da la idea de aceptación de la sanción.
De otra manera no tendría por qué agradecerse, o debería haberse agradecido aclarando que no se consideraba necesario ese levantamiento.
También es evidente que lo que en ese comunicado se agradece es el acto de haber levantado las excomuniones.
Basta saber leer para interpretarlo de esta manera:
«Expresamos nuestra gratitud filial al Santo Padre por este acto».
¿Cuál acto? El de haber levantado la excomunión, pues a eso se refiere el párrafo inmediato anterior.
La Carta de los cuatro Obispos de la Fraternidad del 29 de enero confirma esta aseveración.
¿Cómo había que calificar, antes del 21 de enero de 2009, la medida que quedó inoperante a partir de esa fecha? Pues, operante, en vigor, válida…
Carta a los sacerdotes de la FSSPX, 31 de enero:
(…) Hoy, y esto es lo esencial, en la línea de lo pedíamos, aunque de manera imperfecta, el Papa ha levantado la excomunión y anuló los efectos del Decreto de 1988. Sin ninguna contrapartida, el Papa asentó, a pesar de muchas reticencias y hostilidades en su entorno, este «acto unilateral, bondadoso y valiente» que pedíamos. Se lo agradecemos.
También y sobre todo, queremos agradecer a la Santísima Virgen. Es a Ella que debemos este beneficio. Por el Rosario, por ese millón de Rosarios recitados, Nuestra Señora ha escuchado nuestra súplica.
Entre los aspectos más decepcionantes del Decreto, él se refiere a una «remisión de la censura» y no de anulación del Decreto de 1988 o su retiro.
Habida cuenta de las circunstancias y de la situación de la Iglesia, me pregunto si podríamos obtener mucho más: Roma nunca se retracta (ne perd jamais la face), y sería ilusorio por el momento, incluso peligroso, exigir del Poder Pontifical una especie de desmentido o de revocación; también nosotros debemos salvaguardar el principio de autoridad. Sin embargo y esto es mucho, se retira la injusta condena de 1988: un decreto expulsa al otro. El nuevo decreto hace caduco al primero, nulo y sin efecto.
Carta de la Secretaría de Estado, 4 de febrero:
A raíz de las reacciones suscitadas por el reciente Decreto de la Congregación para los Obispos, con el que se levanta la excomunión a los cuatro prelados de la Fraternidad San Pío X, y en relación a las declaraciones negacionistas o reduccionistas de la Shoá por parte del obispo Williamson de dicha Fraternidad, se considera oportuno aclarar algunos aspectos de la cuestión.
1. Remisión de la excomunión.
Como ya ha sido publicado con precedencia, el Decreto de la Congregación para los Obispos, dado el 21 de enero de 2009, ha sido un acto con el que el Santo Padre salía benignamente al encuentro de las reiteradas peticiones por parte del Superior General de la Fraternidad San Pío X.
Su Santidad ha querido quitar un impedimento que perjudicaba la apertura de una puerta al diálogo. Ahora espera que la misma disponibilidad sea expresada por los cuatro obispos en total adhesión a la doctrina y a la disciplina de la Iglesia.
La gravísima pena de la excomunión latae sententiae, en la que dichos obispos habían incurrido el 30 de junio de 1988, declarada después formalmente el 1 de julio del mismo año, era una consecuencia de su ordenación ilegítima por parte de monseñor Marcel Lefebvre.
El levantamiento de la excomunión ha liberado a los cuatro obispos de una pena canónica gravísima, pero no ha cambiado la situación jurídica de la Fraternidad San Pío X, que por el momento no goza de reconocimiento alguno en la Iglesia católica. Tampoco los cuatro obispos, aunque liberados de la excomunión, tienen una función canónica en la Iglesia y no ejercen lícitamente un ministerio en ella.
2. Tradición, doctrina y Concilio Vaticano II.
Para un futuro reconocimiento de la Fraternidad San Pío X es condición indispensable el reconocimiento pleno del Concilio Vaticano II y del Magisterio de los Papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y del propio Benedicto XVI.
Como ya se ha afirmado en el Decreto del 21 de enero de 2009, la Santa Sede no dejará, en los modos que juzgue oportunos, de profundizar con los interesados en las cuestiones aún abiertas, de modo que se pueda llegar a una plena y satisfactoria solución de los problemas que han dado origen a esta dolorosa fractura.
Carta de Benedicto XVI a los Obispos, 10 de marzo:
La remisión de la excomunión a los cuatro Obispos consagrados en el año 1988 por el Arzobispo Lefebvre sin mandato de la Santa Sede, ha suscitado por múltiples razones dentro y fuera de la Iglesia católica una discusión de una vehemencia como no se había visto desde hace mucho tiempo.
La excomunión afecta a las personas, no a las instituciones. Una ordenación episcopal sin el mandato pontificio significa el peligro de un cisma, porque cuestiona la unidad del colegio episcopal con el Papa. Por esto, la Iglesia debe reaccionar con la sanción más dura, la excomunión, con el fin de llamar a las personas sancionadas de este modo al arrepentimiento y a la vuelta a la unidad.
Por desgracia, veinte años después de la ordenación, este objetivo no se ha alcanzado todavía.
La remisión de la excomunión tiende al mismo fin al que sirve la sanción: invitar una vez más a los cuatro Obispos al retorno.
Este gesto era posible después de que los interesados reconocieran en línea de principio al Papa y su potestad de Pastor, a pesar de las reservas sobre la obediencia a su autoridad doctrinal y a la del Concilio.
Con esto vuelvo a la distinción entre persona e institución.
La remisión de la excomunión ha sido un procedimiento en el ámbito de la disciplina eclesiástica: las personas venían liberadas del peso de conciencia provocado por la sanción eclesiástica más grave.
Hay que distinguir este ámbito disciplinar del ámbito doctrinal.
El hecho de que la Fraternidad San Pío X no posea una posición canónica en la Iglesia, no se basa al fin y al cabo en razones disciplinares sino doctrinales.
Hasta que la Fraternidad no tenga una posición canónica en la Iglesia, tampoco sus ministros ejercen ministerios legítimos en la Iglesia.
Por tanto, es preciso distinguir entre el plano disciplinar, que concierne a las personas en cuanto tales, y el plano doctrinal, en el que entran en juego el ministerio y la institución.
Para precisarlo una vez más: hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia.
No se puede congelar la autoridad magisterial de la Iglesia al año 1962, lo cual debe quedar bien claro a la Fraternidad.
Comunicado del Superior General de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X:
El Papa Benedicto XVI ha enviado una carta a los obispos de la Iglesia Católica, con fecha de 10 de marzo de 2009, en la cual les dio a conocer las intenciones que lo guiaron en el importante paso que constituyó el Decreto del 21 de enero de 2009.
Después del reciente «desencadenamiento de una avalancha de protestas», agradecemos profundamente al Santo Padre por haber puesto el debate en el nivel en el cual debe desarrollarse, el de la fe. Compartimos plenamente su preocupación prioritaria de la predicación «en nuestro tiempo, en el que en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento».
La Iglesia atraviesa, en efecto, una gran crisis que sólo podrá ser resuelta con un retorno integral a la pureza de la fe. Con San Atanasio, profesamos que «todo el que quiera salvarse debe mantener, ante todo, la fe católica y el que no la observe íntegra y sin tacha, sin duda alguna perecerá eternamente» (Símbolo Quicumque).
Lejos de querer detener la Tradición en 1962, deseamos considerar el Concilio Vaticano II y el Magisterio post-conciliar a la luz de esta Tradición que san Vicente de Lérins ha definido como «lo que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos» (Commonitorium), sin ruptura y en un desarrollo perfectamente homogéneo. Así es como podremos contribuir eficazmente a la evangelización pedida por el Salvador.
Reunión en el Seminario de Flavigny, 16 y 17 de febrero:
En mi Carta de Dimisión narro como el lunes 9 de febrero fui invitado por el Superior de Distrito a participar de una reunión de sacerdotes en el Seminario de Flavigny, Francia, para exponer mi posición y para aprovechar la ocasión para entrevistarme en privado con Monseñor Fellay y con él mismo.
El martes 17 de febrero entregue en mano a Monseñor Fellay y al Superior de Distrito un trabajo en que desarrollo 4 puntos:
1) los dos preliminares no han cumplido su objetivo y se han mostrado ineficaces.
2) no se obtuvo lo que se pidió en ninguno de los dos casos.
3) en ambos casos se ha dicho que se obtuvo una cosa muy distinta de la realidad.
4) los dos actos legislativos de Roma han humillado la Santa Misa y la Operación Supervivencia de la Obra de la Tradición.
Las dos conferencias de Monseñor Fellay de esos días dieron sorpresas.
El primer sobresalto se produjo cuando Monseñor Fellay expresó con toda simplicidad: «Estoy cansado de discutir sobre las palabras».
Algunos días más tarde, en carta del 24 de febrero, destaqué la molestia del Superior General y expresé:
«Compruebo que la confusión no ha sido creada ni por Roma, ni por los sacerdotes de la Fraternidad, ni por los fieles, sino por el Superior General y los Superiores de Distritos.
En efecto, Roma siempre ha utilizado el mismo lenguaje, erróneo, pero claro y preciso.
La Fraternidad, al contrario, a lo largo de los últimos ocho años, ha caído en la equivocidad en los términos, la cual ha engendrado confusión en los espíritus de los sacerdotes y de los fieles.
La consecuencia de esta equivocidad en los términos y de esta confusión en los espíritus es la ambigüedad y la imprecisión en los comunicados oficiales y en los artículos aparecidos en la prensa».
El segundo desconcierto fue provocado cuando Monseñor Fellay manifestó que «Algunos, para facilitar las cosas, hacen una identificación entre la Iglesia Oficial y la Iglesia Modernista. Pero es un error, porque hablamos de una realidad concreta».
Cuando llegaron las preguntas, simplemente hice referencia a una conferencia y a una entrevista de Monseñor Lefebvre, leyendo algunos pasajes.
El 17 de febrero de 2009, a mi objeción sobre lo que pidió a Roma y lo que Roma le concedió, en presencia del Padre de Cacqueray, Monseñor Fellay se refugió detrás de esta insólita respuesta: «Compréndalo bien, Padre, todo esto es sólo política».
ALGUNAS ENTREVISTAS:
26 de enero de 2009. Entrevista concedida por Monseñor Fellay al diario Le Temps:
Según observadores, la decisión del Papa podría crear divisiones dentro de la Fraternidad. Todos los fieles y sacerdotes no estarían dispuestos a la unidad.
Monseñor Fellay:
No temo nada. Puede haber una voz discordante aquí y allá. Pero el fervor que han puesto los fieles para rezar el Rosario por el levantamiento de las excomuniones habla suficientemente de nuestra Unión.
28 de enero 2009.
Entrevista concedida por Monseñor Fellay a el Libero:
¿Dónde y cuándo tuvo conocimiento del decreto?
Monseñor Fellay: Lo conocí hace pocos días, en Roma, en la Oficina de un Cardenal, del Cardenal Castrillón Hoyos, Presidente de la Comisión Ecclesia Dei. Nos abrazamos. A continuación, en primer lugar, di las gracias a la Santísima Virgen, es su regalo. Es para obtener su intercesión que se han recopilado más de un millón setecientos mil Rosarios, recitados por fieles que deseaban la revocación de la excomunión.
31 de enero. Entrevista concedida por Monseñor Fellay a Monde et Vie:
¿Esperaba usted, Monseñor, este levantamiento de la excomunión?
Monseñor Fellay: Lo esperaba desde 2005, después de la primera carta de pedido del levantamiento de la excomunión que había dirigido a pedido mismo de Roma. Porque era claro que Roma no pedía esta carta para rechazar levantar la excomunión.
Esta entrevista fue publicada incluso en un sitio oficial de la Fraternidad.
En la Pascua de 2009, el mismo Monseñor Fellay sostuvo, refiriéndose a ese levantamiento de excomuniones, que «lo habíamos pedido desde el año 2001 como signo de buena voluntad de parte del Vaticano hacia el movimiento tradicional» (Carta a los Amigos y Benefactores 74).
¿Qué se había pedido en 2001? ¿Qué se pidió en noviembre de 2005? ¿Qué se pidió en diciembre de 2008?
El Cardenal Castrillón de Hoyos, en su carta de 5 de abril de 2002, menciona que Monseñor Fellay envió al Secretario de la Fraternidad, Padre Selegny, y al Padre Simoulin para que le informaran al Cardenal que se suspendería el diálogo entre la Fraternidad y el Vaticano, en tanto no se cumplieran los dos prerrequisitos: el levantamiento de las excomuniones y el permiso a todo sacerdote católico para celebrar la Misa con el rito de San Pío V.
31 de enero. Entrevista concedida por Monseñor Fellay a Présent:
Vengamos al levantamiento de la excomunión. ¿Ha sido una sorpresa para usted?
Monseñor Fellay: Esperaba este levantamiento desde noviembre de 2005, ya que el Cardenal Castrillón Hoyos me pidió que escribiera al Papa para el levantamiento de la excomunión. Está claro que Roma no iba a pedirme que escribiese una carta y, a continuación, no conceder el levantamiento de la excomunión solicitado.
Nouvelles de Chrétienté
n° 115, enero-febrero.
Entrevista del
11 de febrero de 2009:
Padre Lorans: Usted ha hablado sobre el decreto de «anulación», de «retiro», de «levantamiento». Es cierto que usted había solicitado un retiro del Decreto de 1988 y le dieron un levantamiento de la excomunión. ¿Está usted decepcionado? ¿Se esperaba esto?
Monseñor Fellay: Decepcionado quizás no sea la palabra. Creo que nosotros no nos hacíamos ilusiones al pedir justicia, es decir, que la excomunión fuese reconocida nula desde el principio, y en ese sentido, se pidió la anulación del primer decreto, de esta sanción que es falsa, ya lo he explicado varias veces. Incluso recientemente Cardenal Castrillón me dijo: «Escuche, sabemos bien que ustedes están subjetivamente persuadidos de haber actuado justamente y que, por lo tanto, no hay falta, no hay allí tampoco sanción, no hay allí excomunión. Pero, comprenda, es para el exterior, es un hecho objetivo, hubo este acto que dio la apariencia de una «rebelión» contra Roma y es por este título que hubo una censura. Por lo tanto, debe también ser eliminada».
Por nuestra parte, hemos pedido realmente la anulación, lo que se llama el retiro del decreto. Esto equivale a decir: se reconoce como nula, desde el principio, esta excomunión. Y hemos recibido el retiro de una excomunión, que no es exactamente lo mismo. Digamos en términos técnicos, una remissio, remittere, me parece que debería ser traducido al francés por levantar, levantar la excomunión.
No estoy decepcionado en el sentido de que creo que por parte de Roma en la actualidad, teniendo en cuenta todas las circunstancias en que se encuentra la propia Roma, situación de crisis, el poder de los progresistas es enorme, no sé si, francamente, incluso un Papa aún mejor dispuesto hacia nosotros hubiera podido haberlo hecho mejor, teniendo en cuenta todos los elementos. En ese sentido no estoy decepcionado. Pero por supuesto espero que un día, Dios sabe cuándo, cuando las cosas sean mejores en la Iglesia, haya una revisión del caso y tan pronto como sea posible una rehabilitación para nuestro venerado Monseñor Lefebvre.
Entrevistas al Cardenal Darío Castrillón publicada en
Corriere Della Sera, 29 de enero:
Una cosa es cierta: La plena comunión llegará. En nuestras conversaciones, Monseñor Fellay ha reconocido el Concilio Vaticano II, lo ha reconocido teológicamente. Restando sólo alguna dificultad.
CAB 74, 15 de abril de 2009:
Cuando lanzamos una nueva cruzada del Rosario con ocasión de nuestra peregrinación a Lourdes en octubre pasado, no contábamos, por cierto, con una respuesta tan rápida del Cielo a nuestra petición. En efecto, así como sucedió con nuestra primera petición, a la cual Nuestra Señora había respondido tan eficazmente por intermedio del Vicario de Cristo y su Motu Proprio sobre la Misa tradicional, plugo a la Virgen María concedernos una segunda gracia aún más rápidamente: en el transcurso de una visita a Roma en enero, cuando entregué el ramillete de 1.703.000 rosarios rezados por las intenciones del Sumo Pontífice, recibía de manos del Cardenal Castrillón Hoyos el decreto de remisión de las «excomuniones».
Lo habíamos pedido desde el año 2001 como signo de buena voluntad de parte del Vaticano hacia el movimiento tradicional.
Comentario: El Decreto romano dice: levantamiento de las excomuniones. Las comillas que destacan la expresión excomuniones fueron agregadas por Monseñor Fellay, e indican que hay algo turbio, sea de parte de Roma, sea de parte de la Fraternidad, sea de ambas partes.
Pero, comprenda, es para el exterior… diría el Cardenal Castrillón… Sí, todo es política, respondería Monseñor Fellay…
Pero es claro que, si los cuatro Obispos pidieron el levantamiento de las excomuniones, después del Decreto romano, la Fraternidad deforma la realidad.
Así como es claro que, si los cuatro Obispos pidieron el retiro del decreto de declaración de las excomuniones, es Roma la que deforma la realidad en su Decreto.
Ambas partes pueden deformar la realidad; pero lo que es cierto es que ambas partes no expresan la verdad.
Todo es política… ¡y de la peor!
En resumen:
1) Los documentos oficiales entre Roma y la FSSPX (incluso otros internos a la FSSPX) muestran claramente que la Fraternidad solicitó el levantamiento de las excomuniones.
2)
Monseñor Fellay cayó en franca contradicción al decir en más de una ocasión que no se pedía el levantamiento de las excomuniones y al decir en otras ocasiones que se había solicitado tal levantamiento.
3) Incluso haber solicitado el retiro del decreto de las excomuniones habría sido incorrecto, pues el haberlo hecho implicaba la aceptación de la sanción.
4) La Fraternidad pidió que se levantaran unas excomuniones de las que años atrás se enorgullecían.
5) Es falso que el levantamiento de las excomuniones sea favorable a la Tradición al permitir a más fieles acercarse a ella.
Entrevista a Monseñor Fellay, el 31 de julio de 2009, por Apcom [Agence de presse italienne socia d’Asocciated Press]
https://radiocristiandad.wordpress.com/2009/07/31/nueva-entrevista-a-mons-fellay/
¿Qué piensa de Benedicto XVI?
Monseñor Fellay: Es una persona íntegra, que toma muy seriamente la situación y la vida de la Iglesia.
AÑO 2010
Dejo de lado lo referente a la participación de un miembro de la FSSPX en la Agenda 2010, dedicada a Benedicto XVI. Quien tenga interés, puede leer el artículo que trata este tema en:
https://radiocristiandad.wordpress.com/2010/01/11/anotelo-en-su-libro-de-memoria/
Entretanto, el 3 de febrero, Radio Cristiandad publicó una Carta Abierta a Monseñor Fellay, que resume muy bien el sentimiento de los feligreses. Es necesario leerla e. incluso, releerla:
https://radiocristiandad.wordpress.com/2010/02/03/carta-abierta-a-su-excelencia-mons-bernard-fellay/
El mes de marzo nos proporciona unas Demostrativas declaraciones del Padre Schmidberger
Antiguo Superior General de la FSSPX, que goza aún de gran poder.
Benjamin Greschner: En abril de 2005 fue elevado al trono papal un prelado que, para muchos católicos tradicionalistas, representaba un halo de esperanza. Ahora que Benedicto XVI gobierna desde hace casi cinco años Iglesia, ¿qué piensa de los cinco primeros años de su pontificado?
Padre Schmidberger: Con Benedicto XVI la barca de la Iglesia navega en adelante sobre aguas más tranquilas. La rehabilitación del Santo Sacrificio de la Misa en su forma tradicional, el retiro del decreto de excomunión, los debates doctrinales con el Vaticano son actos muy positivos de este pontificado.
Sin embargo, deploramos la visita a la Sinagoga de Roma, y sobre todo esta palabra del Papa: querríamos rogar con los judíos al mismo Dios.
Radio Cristiandad publicó un comentario de mi autoría:
a)
«Con Benedicto XVI la barca de la Iglesia navega en adelante sobre aguas más tranquilas»… Esto significa que las más altas autoridades de la FSSPX han aceptado, tranquilamente, que la Iglesia haya sido conducida a la rada o ensenada del Nuevo Orden Mundial, lo cual, por supuesto, no es buen puerto.
También el anticristo ofrecerá tranquilidad… a los que, postrados, adoren al demonio, a cuyo servicio estará, junto con el falso profeta…
b)
«La rehabilitación del Santo Sacrificio de la Misa en su forma tradicional es un acto muy positivo de este pontificado».
El Rito Romano Tradicional del Santo Sacrificio de la Misa no necesitaba ser rehabilitado.
Hablar de la «rehabilitación del Santo Sacrificio de la Misa en su forma tradicional» significa que puede haber otra forma, además de la tradicional.
Ahora bien, esta distinción no responde a la realidad; sólo existe una forma ordinaria y oficial de dicho rito; la otra es bastarda.
Hacer pasar la bastarda por oficial corresponde al embuste del Motu proprio de julio de 2007, que no ha sido denunciado por la FSSPX.
c) «El retiro del decreto de excomunión es un acto muy positivo de este pontificado»
Es falso que este pontificado haya retirado el decreto de excomunión. Sigue la mentira.
La realidad es que Benedicto XVI ha levantado la pena de excomunión a pedido de los cuatro Obispos de la FSSPX, los cuales le han agradecido haber dejado inoperante la medida que los afectaba desde 1988.
d) La pregunta versa sobre los «cinco primeros años de su pontificado» La respuesta es evasiva.
¿Dónde está la condena de todos los actos deplorables de estos cinco años?
No hay un solo comunicado oficial emanado del Superior General de la FSSPX que haya condenado uno de esos actos que humillaron la Iglesia Católica.
En conclusión, esta entrevista, como todas las otras y todos los sermones, conferencias, artículos de las actuales autoridades y miembros de la FSSPX, manifiesta con toda claridad la situación actual de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y tiene por objetivo tranquilizar a los fieles y miembros, ocultando la realidad de la postura.
CAB 76, 1º de mayo de 2010:
La situación de la Iglesia se parece cada vez más a un mar agitado en todo sentido. En él se observan olas que, de más en más, tratan hacer zozobrar la barca de Pedro, arrastrándola hacia abismos sin fin. Desde el Concilio Vaticano II una ola parece querer arrastrarlo todo hacia el fondo, a fin de no dejar sino un cúmulo de ruinas y un desierto espiritual que los propios Papas han denominado como una apostasía.
Habiéndolo hecho ya a menudo, no queremos volver a describir esta dura realidad; todos pueden comprobarla.
Sin embargo, nos parece provechoso comentar brevemente los acontecimientos de los últimos meses; deseo referirme a esos golpes, sorprendentes por su violencia y particularmente bien orquestados, que se han lanzado contra la Iglesia y el Sumo Pontífice. ¿Por qué semejante violencia?
Volviendo a la imagen, todo indica que desde hace algún tiempo, más o menos desde el ascenso al pontificado del Papa Benedicto XVI, ha aparecido una nueva ola, mucho más modesta que la primera, aunque bastante persistente como para que la podamos percibir, y que contra todo pronóstico aparenta ir en sentido opuesto a la primera. Los indicios son suficientemente variados y numerosos como para poder afirmar, que este nuevo movimiento de reforma o de restauración es efectivamente real.
(…) En lo relativo a la vida de la Iglesia, el restablecimiento de la misa de siempre en su derecho en 2007, y la anulación, dos años más tarde, de la pena infamante que buscaba descalificarnos, han provocado la rabia de los liberales y progresistas de todo color.
(…) La gran ola se enfrenta con la pequeña con una violencia sorprendente. No es de extrañar que el encuentro de ambas olas, tan desiguales, cause tantos remolinos y tumultos, y provoque una situación muy confusa, en la que es muy difícil distinguir y predecir cuál de las dos olas va a prevalecer. No obstante, se trata de algo nuevo y merece ser saludado. No se trata de caer en un entusiasmo exagerado, que pretendiese hacer creer que la crisis de la Iglesia ya ha terminado; al contrario, como van perdiendo fuerza, los que advierten que se pone en cuestión las conquistas que creían definitivamente adquiridas, seguramente emprenderán un combate de gran envergadura para intentar salvar ese sueño de modernidad que empieza a venirse abajo. Es muy importante tener una mirada lo más realista posible sobre lo que está sucediendo. Aunque nos alegramos de todo lo bueno que se hace en la Iglesia y en el mundo, no por eso nos hacemos ilusiones ante la gravedad de la situación actual.
Este documento mereció una Carta Abierta de mi parte:
Entre otras cosas, allí digo:
En las cartas que le he dirigido el año pasado, insinué que usted estaba mintiendo. Lo puse como una condicional.
Hoy puedo afirmar que usted ha mentido, que usted miente y que, salvo que se corrija, usted seguirá mintiendo.
En su carta a los fieles y benefactores de la FSSPX del 1 de mayo, usted dice:
«Los indicios son suficientemente variados y numerosos como para poder afirmar que este nuevo movimiento de reforma o de restauración es algo real».
Y más abajo pone los dos primeros ejemplos de esta ilusión suya:
«Referente a la vida de la Iglesia, en 2007 la rehabilitación de la misa de siempre en su derecho y luego la anulación, dos años más tarde, de la pena infamante que podía descalificarnos a nosotros«.
Usted sabe muy bien que es mentira que la Misa de siempre haya sido rehabilitada en su derecho.
La realidad es que, por el Motu proprio de julio de 2007, la Misa de siempre ha perdido su derecho, siendo relegada al rango de «forma extraordinaria» de un rito cuya «forma ordinaria» es la misa bastarda montiniana.
La realidad es que, según ese Motu proprio tan festejado por usted, ese único rito expresa la misma fe en cualquiera de sus dos formas.
La realidad es que usted estaba al tanto de esta blasfemia; y esto desde septiembre de 2006, por lo menos; y tal vez desde octubre de 2004. Y usted lo ocultó y lo sigue ocultando. Pero «la mentira tiene patas chicas» y pude descubrir la verdad, aunque ya era demasiado tarde.
¡No engañe más a los sacerdotes y feligreses!
Usted sabe muy bien que me ha mentido respecto de la «anulación de la pena». Tal vez otros sacerdotes y fieles sufrieron el mismo engaño.
En efecto, en más de una oportunidad le señalé que usted y sus colaboradores inmediatos no podían utilizar esa expresión.
Y usted siempre me respondió que se trataba de una «imprecisión de lenguaje».
En la carta del 2 de agosto de 2005, le escribí:
«Considerando los antecedentes desde agosto de 2000, es muy probable que las autoridades de la Fraternidad terminen por aceptar de la Roma modernista una fórmula como «retirar la excomunión» o «levantar la excomunión» o «anular la excomunión».»
La realidad es que por el acto pontificio, que indicaría una verdadera reforma o restauración, la excomunión de ustedes cuatro ha sido levantada, remitida, por pedido expreso suyo en nombre de los cuatro.
La realidad es que no hubo declaración de nulidad de la pena.
La realidad es que la pena no era
«infamante», todo lo contrario, era una distinción de honor.
Así lo declararon públicamente todos los Superiores de la Fraternidad (cuando eran superiores y no enanos como ahora) en su carta del 6 de julio de 1988.
La realidad es que esa pena honrosa no
«podía descalificarnos a nosotros», todo lo contrario; nos calificaba y distinguía; nos contradistinguía frente a la Iglesia Oficial, ¡oficialmente modernista y conciliar!
¡No engañe más a los sacerdotes y feligreses!
Esto ya no es política…
¡Esto es MENTIRA!
Contra sus mentiras, contra su política y contra su entrega, para el día del Juicio Final apelo a Monseñor Lefebvre, a Monseñor de Castro Mayer, a todos los Superiores de la Fraternidad de 1988, a todos los verdaderos Sacerdotes y fieles de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
Por el bien de su alma: NO MIENTA MÁS
Hay comentarios muy buenos a esta Declaración mía, así como una interesante disputa que hace ver como las mentiras de Monseñor Fellay provocan serías consecuencias en los fieles.
Conferencia de Monseñor Fellay en Bahia, Brasil, 8 de julio:
Radio Cristiandad presentó de este modo los comentarios:
El jueves 8 de julio Monseñor Fellay dio una conferencia en Bahía, Brasil. Algunas de sus ideas fueron retomadas el domingo 18 de julio en el sermón y en la conferencia de Buenos Aires. El Padre Ceriani comentó en vivo el texto de la primera ponencia. En los Especiales de Radio Cristiandad se puede escuchar esta edición del miércoles 21 de julio. Presentemos ahora el texto escrito de esos comentarios, que incluye alguna referencia a lo dicho en Buenos Aires y ha sido ampliado y enriquecido con valiosas citas.
Ahora sólo destaco la semblanza de Benedicto XVI que hace Monseñor Fellay:
Hay que saber que el Papa presente, Benedicto XVI, es una mezcla de bueno y de malo. De malo es la cabeza, la teoría moderna, modernista.
Por ejemplo, el ecumenismo, o también las relaciones con los judíos. Ha dicho cosas que son increíbles, por ejemplo sobre el infierno, en su Encíclica.
Está esta parte, una parte muy moderna. Y de la otra parte, hay una parte conservadora.
Yo digo así: su cabeza es moderna, su corazón es conservador. Pero no sé cómo los dos van juntos.
Esto hace que la situación sea ahora muy, muy complicada, muy contradictoria.
No puedo decir que todo lo que hace el Papa es bueno. ¡No! Cuando va a la sinagoga, oh, oh, oh… Cuando va al templo de los luteranos, ay, ay, ay… No, no puedo decir que es bueno.
Pero, por otras cosas, ¡sí! Intenta hacer algo bien. Y en cada caso es atacado de dentro y de fuera.
Lo que podemos decir es lo siguiente: hasta este Papa, la Iglesia estaba totalmente en manos de los modernistas; y la posición presente del Papa, al decir que la Iglesia hoy está obligada a estar vinculada con el pasado, ha provocado un golpe dentro de los progresistas.
No digo que todo está bien; pero digo que fue un golpe. Y ahora están divididos. Y esto nos permite a nosotros atacar con más fuerzas en esta batalla.
COMENTARIO ELEISON 162, del 21 de agosto: ¿DISCUSIONES ELUDIDAS?
https://radiocristiandad.wordpress.com/2010/08/23/13503/
Mientras las discusiones entre Roma y la Fraternidad de San Pio X se están topando, de acuerdo a comentarios de ambos lados, contra una pared doctrinal, informes de Francia y Alemania unidos a un rumor que llega desde Roma alerta peligro para los Católicos. Ese peligro es un acuerdo político el cual simplemente rodeará por un lado el bloqueo doctrinal.
La Política amenaza con eludir a la doctrina.
Solamente los soñadores podían no haber previsto que las discusiones doctrinales Roma-FSSPX toparían contra un muro doctrinal. Únicamente los políticos pueden desear que cualquier acuerdo no-doctrinal se desprenda de estas.
¡Dios mío! por lo visto Benedicto XVI sinceramente cree en la Nueva Iglesia del Vaticano II, la cual debe de unir en su seno absolutamente a todos los hombre, sin importar si creen o no en la única verdadera doctrina de la Fe. Por lo tanto él sinceramente desea acoger también a la FSSPX – ¡y naturalmente no le queda mucho tiempo más por vivir! Así es que el bloqueo de las discusiones doctrinales no debería de preocuparle tanto, si busca llegar a un acuerdo político con la FSSPX y de esta manera poder unirla con el resto de la Nueva Iglesia. Por lo tanto, ni debería de pedir demasiado a la FSSPX, o se negaría al acuerdo, ni muy poco, porque entonces el resto de la Nueva Iglesia se levantaría en protesta.
El rumor desde Roma consiste precisamente en que él está pensando en un «Motu Proprio» que aceptaría a la FSSPX «de regreso en la Iglesia», de una vez por todas, sin requerir de la FSSPX una aceptación explícita del Vaticano II o de la Misa Nueva, sino solamente la aceptación, por ejemplo, del «Catecismo de la Iglesia Católica» de 1992 de Juan Pablo II.
The Remnant, 24 de agosto:
El Superior General, Obispo Bernard Fellay de la Sociedad de San Pío X, uno de los cuatro obispos cuya excomunión fue levantada por el Papa Benedicto XVI en Enero de 2009, categóricamente negó hoy cualquier conocimiento de un alegado motu proprio especial que se esté planeando por la Santa Sede para la FSSPX, como fue afirmado recientemente por el obispo de la FSSPX Richard Williamson. Este rumoreado motu proprio no requeriría que la FSSPX hiciera alguna especie de voto o aceptación que el Concilio Vaticano II y la Nueva Misa requirieran.
«Estoy muy molesto por todo este asunto, dijo el Obispo Fellay. La afirmación del obispo Williamson es una afirmación desautorizada y es su propia personal afirmación y no la de la Sociedad San Pío X.»
«Nunca ha sido política de la Sociedad San Pío X basar cualquier clase de acción o política en el rumor. No tengo ningún conocimiento de ningún motu proprio.«
En la entrevista de hoy el Obispo Fellay categóricamente niega que las discusiones doctrinales en curso, presuntamente «se topan contra una pared de ladrillo». Dijo que los diálogos doctrinales con representantes de la FSSPX y teólogos de la Santa Sede siguen conforme lo planeado con la próxima reunión programada para Septiembre:
«Nada ha cambiado. Todo esto es rumoreo y chismes y no tengo nada que ver con rumores y chismes. Todo esto es nulo e inválido. Por el momento, todo está bien y todo va sin problemas de acuerdo al plan.»
Respecto a las Etapas de este Plan se pueden leer los artículos publicados por Radio Cristiandad:
Padre Ceriani. Las etapas de un plan. Roma y la Fraternidad: el mismo tipo de proceso:
https://radiocristiandad.wordpress.com/2010/09/04/las-etapas-de-un-plan/
Padre Turco. El plan de Monseñor Fellay para las tratativas con Roma:
Padre Turco. Vetera et Nova: «el problema es solamente canónico»:
https://radiocristiandad.wordpress.com/2011/01/04/cosas-antiguas-y-nuevas-de-mons-fellay/
Entrevista a Monseñor Fellay. Nouvelles de Chrétienté., septiembre-octubre 2010
https://radiocristiandad.wordpress.com/2010/10/17/ay-fellay/
Nouvelles de Chrétienté: La Fraternidad Sacerdotal San Pío X celebra sus 40 años. ¿Es el fin de la travesía por el desierto, como para los hebreos en el tiempo de Moisés?
Monseñor Fellay:
Creo que lo que vivimos se parece más a una de esas incursiones de los exploradores que entrevén la tierra prometida, sin que las circunstancias les permitan entrar.
Para evitar alguna falsa interpretación de la imagen utilizada, quiero precisar que continuamos afirmando siempre y firmemente que somos católicos y que, con la ayuda de Dios, queremos permanecer tales. Sin embargo, para la Iglesia toda, esta crisis se parece mucho a una travesía por el desierto, con la diferencia de que el maná es muy difícil de encontrar. Hay signos alentadores, sobre todo de parte de Roma, pero desafortunadamente están junto a otros signos bien preocupantes. Algunas briznas de pasto en el desierto…
Nouvelles de Chrétienté: En este mes de septiembre los informes sobre la aplicación del Motu Proprio referidos a la misa tradicional deben ser enviados a la Santa Sede. Son pocos los Obispos que han aplicado generosamente las directivas romanas. ¿Cómo explica Ud. esta reticencia, o más bien esta resistencia?
Monseñor Fellay:
Del mismo modo que la nueva misa expresa un cierto espíritu nuevo que es el de Vaticano II, así también la misa tradicional expresa el espíritu católico. Los que se aferran con los dientes a Vaticano II porque ven en él un nuevo punto de partida de la Iglesia, o los que consideran que con Vaticano II una página de la historia de la Iglesia quedó atrás definitivamente, son quienes simplemente no pueden aceptar la coexistencia de una misa que recuerda exactamente todo lo que pensaban haber dejado atrás para siempre. Hay dos espíritus diferentes encarnados en dos misas. ¡Es un hecho! ¡Y los dos no van juntos!
Fueron muchos los comentarios que mereció esta entrevista. Por mi parte, ella me exigió hacer una DECLARACIÓN:
https://radiocristiandad.wordpress.com/2010/10/17/ay-fellay/#comment-77904
En la entrevista que le hiciera Nouvelles de Chrétienté (sept.-oct. 2010),
Monseñor Bernard Fellay dice:
«Los que se aferran con los dientes a Vaticano II porque ven en él un nuevo punto de partida de la Iglesia, o los que consideran que con Vaticano II una página de la historia de la Iglesia quedó atrás definitivamente, son quienes simplemente no pueden aceptar la coexistencia de una misa que recuerda exactamente todo lo que pensaban haber dejado atrás para siempre.»
Lo triste y lamentable es que los modernistas, aunque quisieran, no pueden afirmar en referencia a la actual FSSPX:
«Los que se aferran con los dientes al Magisterio anterior al Vaticano II porque ven en aquél la perennidad y la continuidad sin rupturas de la Iglesia; o los que consideran que con Vaticano II se ha intentado dar vuelta definitivamente una página de la historia de la Iglesia, son quienes simplemente no pueden aceptar la coexistencia de una misa nueva que representa para ellos exactamente todo lo que ha sido introducido como novedoso en ruptura con el pasado.»
Entonces, los que se aferran con los dientes a Vaticano II son coherentes en no aceptar la coexistencia de una misa que recuerda exactamente todo lo que pensaban haber dejado atrás para siempre.
Los hijos bastardos no quieren que su padre haga venir a la casa de adulterio a su esposa legítima, para que cohabite bajo un mismo techo con ellos y su adúltera madre.
Son coherentes; pues ellos no se consideran bastardos, califican a la legítima como una madrastra usurpadora, y respetan a su madre como una mujer decente.
En cambio, la incoherencia está en Monseñor Fellay y la FSSPX, que aceptan la coexistencia con una misa bastarda, que define perfectamente a la Iglesia Conciliar.
Los incoherentes hijos legítimos no tienen inconvenientes en que su padre los quiera recibir, junto con su madre, en su casa de adulterio, para que cohabiten todos bajo un mismo techo y compartan una misma mesa, alternando el lecho con la adúltera (la «oficial») y la legítima (la «extraordinaria»).
Monseñor Fellay dice:
«Creo que lo que vivimos se parece más a una de esas incursiones de los exploradores que entrevén la tierra prometida, sin que las circunstancias les permitan entrar.
Para evitar alguna falsa interpretación de la imagen utilizada, quiero precisar que continuamos afirmando siempre y firmemente que somos católicos y que, con la ayuda de Dios, queremos permanecer tales.»
Lo triste y lamentable es que Monseñor Fellay, y con él la FSSPX, ya no dicen:
«Eminencia, reunidos en torno a su Superior general, los Superiores de los distritos, seminarios y casas autónomas de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, piensan conveniente expresarle respetuosamente las reflexiones siguientes. Usted creyó deber suyo, por su carta del 1º de julio último, hacer saber su excomunión latae sententiae a Su Excelencia Monseñor Marcel Lefebvre, a Su Excelencia Monseñor Antonio de Castro Mayer y a los cuatro obispos que ellos consagraron el 30 de junio último en Ecône. Quiera usted mismo juzgar sobre el valor de tal declaración que viene de una autoridad que, en su ejercicio, rompe con la de todos sus antecesores hasta el papa Pío XII, en el culto, enseñanzas y el Gobierno de la Iglesia.
En cuanto a nosotros, estamos en plena comunión con todos los Papas y todos los Obispos que han precedido el Concilio Vaticano II, celebrando exactamente la Misa que ellos codificaron y celebraron, enseñando al Catecismo que ellos compusieron, oponiéndonos contra los errores que ellos condenaron muchas veces en sus encíclicas y cartas pastorales. Quiera usted entonces juzgar de qué lado se encuentra la ruptura. Estamos extremadamente apenados por la ceguera de espíritu y el endurecimiento de corazón de las autoridades romanas.
En cambio, nosotros jamás quisimos pertenecer a ese sistema que se califica a sí mismo de Iglesia Conciliar y se define por el Novus Ordo Missæ, el ecumenismo indiferentista y la laicización de toda la sociedad. Sí, nosotros no tenemos ninguna parte, nullam partem habemus, con el panteón de las religiones de Asís; nuestra propia excomunión por un decreto de Vuestra Eminencia o de otro dicasterio no sería más que la prueba irrefutable. No pedimos nada mejor que el ser declarados ex communione del espíritu adúltero que sopla en la Iglesia desde hace veinticinco años; excluidos de la comunión impía con los infieles.
Creemos en un solo Dios, Nuestro Señor Jesucristo, con el Padre y el Espíritu Santo, y seremos siempre fieles a su única Esposa, la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana. El ser asociados públicamente a la sanción que fulmina a los seis obispos católicos, defensores de la fe en su integridad y en su totalidad, sería para nosotros una distinción de honor y un signo de ortodoxia delante de los fieles. Estos, en efecto, tienen absoluto derecho de saber que los sacerdotes a los cuales se dirigen no están en comunión con una iglesia falsificada, evolutiva, pentecostal y sincretista.»
En julio de 1988 se declaraba que jamás quisimos pertenecer a ese sistema que se califica a sí mismo de Iglesia Conciliar… No tenemos ninguna parte, nullam partem habemus, con el panteón de las religiones de Asís… No pedimos nada mejor que el ser declarados ex communione del espíritu adúltero que sopla en la Iglesia… Sería para nosotros una distinción de honor y un signo de ortodoxia delante de los fieles…
En octubre de 2010 las circunstancias no les permiten entrar…
Quieran ustedes entonces juzgar
[estimados fieles y queridos sacerdotes de la FSSPX] de qué lado se encuentra la ruptura. Estoy extremadamente apenado por la ceguera de espíritu y el endurecimiento de corazón de las autoridades
actuales de la FSSPX.
Conferencia y Entrevista de Monseñor Fellay. The Angelus Press
y The Remnant, 15-17 de octubre:
https://radiocristiandad.wordpress.com/2010/10/24/si-no-supieramos-la-verdad/#comments
Dos frases del periodista resumen todo este embrollo:
«Su Excelencia dedicó la media hora final a un examen de las relaciones políticas y legales de la FSSPX con las autoridades en Roma».
«Benedicto XVI parece estar pidiendo a los obispos y sacerdotes de la Fraternidad que le permitan aparentar tener esta «pelea» pública con ellos a fin de ayudarlo a manejar un puñado colegial inmanejable de obispos.»
Entrevista a Monseñor Fellay.
Les Nouvelles calédoniennes, 27 de diciembre:
Ver en Radio Cristiandad:
Pregunta: La Fraternidad San Pío X se califica de tradicionalista cuando se la acusa de integrista. Sin embargo, ustedes se oponen a todos los avances progresistas de la Iglesia desde 1962…
Respuesta:
Nuestra situación es controvertida, pero también está vinculada a lo que sucede en la Iglesia católica. La vida de la Iglesia ha cambiado con el Concilio Vaticano II. Y el balance es devastador. Ha disminuido la cantidad de sacerdotes y de religiosas. Existe una pérdida generalizada de velocidad religiosa. Hay que hacer algo para restablecer la situación. La libertad total demuele la sociedad. Los hombres necesitan una asistencia especial para conocer el camino de Dios y la salvación de las almas. Por otra parte, el Papa vuelve a las ideas tradicionales. El ve muy bien que hay una desviación y que hay que corregirla. Puede ser que estemos mucho más cerca del Papa de lo que parece.
Pregunta: ¿El objetivo de vuestra comunidad es siempre el de integrar la Iglesia católica?
Respuesta:
Sí, siempre hemos sostenido que no queremos hacer bando aparte. Sostenemos que somos católicos y que lo seguimos siendo. Deseamos que Roma nos reconozca como verdaderos obispos. Por otra parte, ya no usan más la palabra cismático contra nosotros. Por lo tanto, si no se es cismático, ni hereje, es porque se es sacramente católicos. Por otra parte, el Papa dijo que hay solamente un problema de orden canónico. Es suficiente un acto de Roma para decir que se ha terminado y nosotros reentramos en la Iglesia. Esto vendrá. Soy muy optimista.
Para reflexionar seriamente. Esto fue dicho cinco días antes de la convocatoria de Asís 2011 y del anuncio de la beatificación de Juan Pablo II:
— Por otra parte, el Papa vuelve a las ideas tradicionales.
— El ve muy bien que hay una desviación y que hay que corregirla.
— Puede ser que estemos mucho más cerca del Papa de lo que parece.
— Deseamos que Roma nos reconozca como verdaderos obispos.
— Por otra parte, el Papa dijo que hay solamente un problema de orden canónico.
— Es suficiente un acto de Roma para decir que se ha terminado y nosotros reentramos en la Iglesia.
AÑO 2011
Llegamos, finalmente, a la Entrevista a Monseñor Fellay. The Angelus.2 de febrero.
Si desea consultar todos los comentarios a las primeras cuatro partes de la misma, realizada en los estudios de Radio Cristiandad, puede ir a:
https://radiocristiandad.wordpress.com/2011/03/02/especial-de-febrero-2011/
Como no es la finalidad de este ya largo artículo entrar en los detalles de estas insulsas respuestas de Monseñor Fellay, solamente presento las principales apostillas, propias o de otros comentaristas.
I. CONVERSACIONES DOCTRINALES
1. Monseñor, Usted tomó la decisión de llevar adelante conversaciones doctrinales con Roma. ¿Podría recordarnos cuál es el objetivo?
— Es preciso distinguir el fin que persigue Roma del que tenemos nosotros.
Roma indicó que existían problemas doctrinales con la Fraternidad y que los mismos debían aclararse antes de un reconocimiento canónico —problemas que, tratándose de la aceptación del Concilio, obviamente provendrían de nuestra parte. Para nosotros, en cambio, se trata de otra cosa: queremos exponer a Roma lo que la Iglesia siempre enseñó, y con eso, señalar las contradicciones existentes entre esta enseñanza multisecular y lo que sucede después del Concilio. De nuestra parte, ese es el único objetivo que perseguimos.
5. ¿Hay una evolución en el pensamiento de nuestros interlocutores después de nuestras exposiciones?
— No pienso que se pueda decir eso.
9. ¿Sigue de cerca el Papa estas discusiones? ¿Hizo algún comentario sobre ellas?
— Creo que sí, pero sin estar al corriente de los pormenores. ¿Si comentó algo sobre ellas? Con motivo de una reunión con sus colaboradores, este verano, en Castelgandolfo, dijo que estaba satisfecho con ellas. Es todo.
11. En síntesis, ¿qué diría hoy sobre estas discusiones?
— Que si hubiese que volverlas a hacer, las haríamos. Es muy importante, es capital. Si esperamos corregir un movimiento de ideas, estas discusiones no pueden evitarse.
Comentario: Puede establecerse una interesante combinación entre las respuestas 1, 5, 9 y 11:
Respuesta 1:
Es preciso distinguir el fin que persigue Roma del que tenemos nosotros. Roma indicó que existían problemas doctrinales con la Fraternidad y que los mismos debían aclararse antes de un reconocimiento canónico —problemas que, tratándose de la aceptación del Concilio, obviamente provendrían de nuestra parte.
Respuesta 5:
No pienso que se pueda decir que haya una evolución en el pensamiento de nuestros interlocutores después de nuestras exposiciones.
Respuesta 9: El Papa con motivo de una reunión con sus colaboradores, este verano, en Castelgandolfo, dijo que estaba satisfecho con ellas.
Respuesta 11: Si hubiese que volverlas a hacer, las haríamos.
Uno se pregunta: Los problemas doctrinales, ¿se han aclarado?…, y ¿en qué sentido?, pues Benedicto está satisfecho y Monseñor Fellay las volvería a realizar… aunque persiguen fines distintos…
3. ¿Puede Ud. recordarnos cuál es el método de trabajo que se utiliza? ¿Cuáles son los temas que ya se abordaron?
— El método es escrito: se redactan textos sobre los cuales después se basará el coloquio teológico ulterior. Ya se tocaron varios temas, pero por el momento dejo abierto este interrogante. Puedo decir simplemente que estamos llegando a término, porque ya hemos repasado los principales temas resultantes del Concilio.
Comentario: Puedo decir simplemente que estamos llegando a término… Es decir, como estaba previsto y ya anunciado, para la primavera de 2011; más precisamente para el mes de mayo.
Desde hace ocho meses, como mínimo, se sabe que las tan mentadas discusiones doctrinales deben terminar en la primavera de 2011 que, en el hemisferio norte, comienza el 21 de marzo próximo.
Una vez más, los Comentarios Eleison de Monseñor Williamson son la fuente de información de la FSSPX.
Fuente oficiosa, ciertamente; pero a falta de la oficial nos proporciona buenos datos. Y en este caso no fue desmentido por el Superior General ni por el celoso Padre Schmidberger.
Tanto en el Eleison 156, del 10 de julio de 2010, como en el Eleison 159, del 3 de agosto de 2010, Monseñor Williamson anuncia que, según el Presidente de la Comisión Teológica de la FSSPX, Monseñor de Galarreta, «estas discusiones deben de continuar hacia su fin designado (pero no más allá)»; y que esa fecha es «la primavera del año próximo».
Por lo tanto, el diálogo de sordos estaba destinado a terminar entre el 21 de marzo y el 21 de junio de 2011. Algunos indican, más precisamente, el mes de mayo.
Monseñor Williamson parece no recordar lo que escribió en sus Eleison 156 y 159, pues en Eleison
190, del 5 de marzo de 2010,
nos dice con seguridad y valentía inglesas:
Para la tranquilidad de algunos y la decepción de otros, parecería que las Discusiones doctrinales que se llevaron a cabo durante el último año y medio entre teólogos de Roma y representantes de la Sociedad de San Pio X llegarán después de todo a su fin esta primavera, debido a que los temas principales a discutir ya se habrán cubierto para entonces, sin una verdadera ventana de posibilidad para algún acuerdo. A esta conclusión parecería tentativamente estarse llegando, de acuerdo a los comentarios que el Superior General de la Sociedad, Mons. Fellay, externó en una entrevista que concedió el 2 de Febrero.
¡Ya no sé quién es más falso de todos estos mitrados!
8. Además del testimonio de la fe, ¿es importante y ventajoso que la Fraternidad vaya a Roma? ¿Es peligroso? ¿Cree Ud. que esto puede prolongarse en el tiempo?
— Es muy importante que la Fraternidad brinde este testimonio; esa es incluso la razón de estas discusiones doctrinales. Se trata verdaderamente de que en Roma resuene la fe católica e incluso intentar —¿por qué no?— que resuene potentemente en toda la Iglesia.
Existe un peligro: el de alimentar ilusiones. Se ve que algunos fieles se hicieron ilusiones, pero los últimos acontecimientos se encargaron de disiparlos. Pienso en el anuncio de la beatificación de Juan Pablo II o el del nuevo Asís, en la línea de las reuniones interreligiosas de 1986 y 2002.
Comentarios: A la primera parte de la respuesta, ya he indicado en otra oportunidad que, de ser cierto que es muy importante que la Fraternidad brinde este testimonio, ella habría faltado a su deber desde 1988 hasta 2009.
Y, si es así, ¿por qué no hacer una declaración pública condenando la convocatoria de la reiteración de Asís en 2005, 2006, 2007, 2008, 2009 y 2010? ¿por qué ese silencio culpable desde 2002?
A la segunda parte, sostenemos que ha sido el mismo Monseñor Fellay quien alimentó ilusiones y las creó en los sacerdotes y fieles.
Su propia desilusión queda evidenciada entre sus declaraciones del 27 de diciembre en Nueva Caledonia, que recibieron un rotundo mentís por los anuncios de Benedicto XVI en los primeros días de enero.
Jafg
comentó de este modo:
Como ya se señaló en comentarios anteriores, fue el mismo Monseñor quien propició esas ilusiones: presentando el motu proprio Summorum pontificum como algo muy positivo, incluso como fruto de los más de un millón de Rosarios; refiriéndose a Benito XVI como una persona íntegra que se preocupa mucho por la Iglesia; deshaciéndose en agradecimientos por el perdón de una excomunión que no solo era injusta, sino inexistente y que por ende no necesitaba ni podía ser perdonada; omitiendo comentarios y advertencias contra los actos y palabras anticristianas de Benito XVI; reprendiendo a sacerdotes de la FSSPX que criticaban esos actos y esas palabras, etc.
II. EL EFECTO DEL MOTU PROPRIO
14. Monseñor, ¿piensa Ud. que el Motu Proprio, a pesar de sus deficiencias, es un paso a favor de la restauración de la Tradición?
— Es un paso capital, es un paso esencial —se podría decir—, aún si hasta ahora prácticamente no ha tenido efecto, o poco, ya que existe una oposición cerrada de parte de los obispos. A nivel jurídico, el hecho de haber reconocido que la antigua ley —es decir, la ley de la misa tradicional— nunca había sido abrogada, es un paso capital para volver a conceder a la Tradición el lugar que le es debido.
Comentario: Sigue la farsa…
La realidad es que, a nivel jurídico, el hecho de haber sido declarado que la antigua ley —es decir, la ley de la misa tradicional— no ha sido abrogada como forma extraordinaria y que ella forma parte de un mismo rito junto a la misa bastarda, que es la forma ordinaria, es un paso capital para derribar a la Tradición del lugar que le es debido.
Jafg
comentó de este modo:
Aunque también ya ha sido señalado en comentarios anteriores, nunca se repetirá suficientemente que Benito XVI no dijo en su motu proprio que la Misa tradicional nunca había sido abrogada. El superior de la FSSPX insiste en que así lo expresa la carta, pero se engaña y engaña a otros, pues lo que el documento dice es que la Misa tradicional nunca fue abrogada como rito extraordinario, lo cual es totalmente distinto.
De esta manera, Mons. Fellay vuelve a propiciar esas falsas ilusiones, pues dice que el motu proprio Summorum pontificum fue «un paso capital para volver a conceder a la Tradición el lugar que le es debido». O no advierte o no quiere advertir que lo que se le concedió a la Misa tradicional fue un lugar secundario, el de un rito extraordinario. ¿Será ese el sitio que le corresponde?
20. Desde hace mucho tiempo el Papa habla de «la reforma de la reforma». ¿Cree Ud. que aspire a conciliar la liturgia antigua con la doctrina del Vaticano II en una reforma que sería un término medio?
— Vea, ¡por el momento no sabemos nada! Sabemos que él quiere esta reforma, pero ¿qué amplitud tendrá? ¿Al final se querrá refundirlo todo, la «forma ordinaria» y la «forma extraordinaria»? No es eso lo que resulta del Motu Propio, que pide que se distingan bien las dos «formas», sin mezclarlas —lo cual es muy atinado. Habrá que esperar y ver lo que sucede. Por el momento quedémonos con lo que dicen las autoridades romanas.
Jafg
comentó de este modo:
No deja de ser extraño que Mons. Fellay diga que «No es eso lo que resulta del Motu Propio, que pide que se distingan bien las dos «formas», sin mezclarlas —lo cual es muy atinado», cuando, por lo menos en los centros de Misa de la Fraternidad en el distrito de Francia, se promovió un libro de un sacerdote de la Fraternidad en que se propone la mezcla de los ritos al grado que uno contamine el otro y surja así un rito híbrido.
III. ASÍS
21. El Santo Padre ha anunciado la próxima reunión de Asís. Ud ha respondido en el sermón dado en San Nicolás el 9 de enero pasado, haciendo suya la oposición que Mons. Lefebvre manifestó con motivo de la primera reunión, hace veinticinco años. ¿Piensa Ud. intervenir directamente ante el Santo Padre?
— Si esa ocasión se ofrece y si puede dar algún fruto, ¿por qué no?
Comentario: si se sigue con atención el discurso de Monseñor Fellay, se comprueba que se trata de una gran puesta en escena:
«Queremos exponer a Roma lo que la Iglesia siempre enseñó, y con eso, señalar las contradicciones existentes entre esta enseñanza multisecular y lo que sucede después del Concilio»… ¡Bravo!
«Es muy importante que la Fraternidad brinde este testimonio; esa es incluso la razón de estas discusiones doctrinales.»
¡Magnífico!
«Se trata verdaderamente de que en Roma resuene la fe católica.» ¡Magnánimo!
«Si esa ocasión se ofrece y si puede dar algún fruto, ¿por qué no?» ¡Qué pusilanimidad!
Todo esto es una comedia muy bien montada…
Tal vez Monseñor Fellay tenga la ocasión de encontrarse con Benedicto XVI en el metro de París o en un bar de Roma…
En ese caso, si considera que podría dar algún fruto intervenir directamente ante él para enrostrarle sus errores, lo hará…
De todos modos, seguirá muy tranquilo con las etapas del plan…
22. ¿Es tan grave convocar las otras religiones para trabajar por la paz?
— Bajo un aspecto —y sólo bajo este aspecto— no. Convocar las otras religiones a trabajar por la paz —una paz civil—, no hay problema; pero en ese caso no es a nivel de la religión sino a nivel civil. No se trata de un acto de religión sino simplemente de un acto de una entidad religiosa que obra civilmente a favor de la paz. Allí el objetivo no es siquiera la paz religiosa sino la paz civil entre los hombres.
En cambio, es un absurdo pedir que se realicen actos religiosos con ocasión de esta reunión, ya que entre las religiones existe una divergencia radical. En este contexto, es difícil entender lo que significa aspirar a la paz, cuando no se está de acuerdo sobre la naturaleza de Dios, sobre el significado que se le asigna a la divinidad. Uno se pregunta verdaderamente cómo podría llegarse a algún resultado serio.
Comentario:
¿Qué es esta paz civil de la cual nos habla Monseñor Fellay? ¿Se puede admitir esto? ¿Hay una tercera categoría de paz?
¡NO!
Para explicarme, envío a mi comentario, que transcribe un artículo que ya he publicado y que ha sido objeto de una las Conferencias en Militia in Veritate:
Jafg
comentó de este modo:
Por último, Mons. Fellay continúa fomentando las ilusiones habla de Benito XVI dice que «De hecho él dice ‘no podemos rezar juntos’. Pero habrá que ver lo que quiere decir con eso».
¿Acaso ya se olvidó de sus palabras y de sus acciones?
Benedicto XVI, Audiencia General, 20 sept. 2006: «… enfaticé… mi respeto profundo por las grandes religiones, y especialmente a los Musulmanes, quienes ‘adoran a Dios…'»
Benedicto XVI, Catequesis, 24 agosto 2005: «… además de estima por las otras grandes tradiciones religiosas. El Islam ocupa un lugar especial entre ellas.»
Benedicto XVI, Discurso, 25 sept. 2006: «Quiero reiterar hoy toda la estima y el profundo respeto que tengo por creyentes Musulmanes, trayendo a la memoria las palabras del Segundo Concilio Vaticano que por la Iglesia Católica son la Carta Magna del diálogo Musulmán-Católico: ‘La Iglesia considera Musulmanes con respeto. Adoran al único Dios vivo y subsistente… En este tiempo cuando por Musulmanes la viaje espiritual del mes de Ramadán está empezando, me dirijo a todos ellos mis buenos deseos cordiales…»
Benedicto XVI, Dios y el Mundo, 2000, p. 209: «Es posible por supuesto leer el Antiguo Testamento como no estando dirigido a Cristo; no señala sin lugar a dudas a Cristo. Y si los Judíos no pueden ver las promesas como cumplidas en él, esto no es solamente mala voluntad por su parte, sino verdaderamente por causa de la oscuridad de los textos… Hay razones perfectamente buenas, entonces, de negar que el Antiguo Testamento se refiera a Cristo y de decir, No, no es lo que dijo. Y hay también buenas razones de aplicarlo a él – de eso se trata la controversia entre Judíos y Cristianos.»
El 19 de agosto, 2005, Benedicto XVI llegó a la Sinagoga Judía en Colonia, Alemania y tomaba parte activa en un oficio religioso Judío.
Benedicto XVI, Homilía, 10 sept. 2006: «No omitimos mostrar respeto por otras religiones y culturas, no omitimos mostrar respeto profundo por su fe…»
Y la lista puede continuar por muchísimas líneas más…
Y aun así Mons. Fellay contesta a la pregunta 27 diciendo que «Supongo que intentarán hacer el mínimo ya que —reitero— para el Papa actual es imposible que grupos diferentes puedan rezar juntos cuando no reconocen al mismo Dios».
IV. BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II
29. ¿Crea un problema el anuncio de la próxima beatificación de Juan Pablo II?
— Un problema grave: el de un pontificado que avanzó a grandes pasos en el sentido errado, en la dirección del progresismo y de todo aquello que se llama «el espíritu del Vaticano II». Por eso, no es sólo una consagración de la persona de Juan Pablo II sino también del Concilio y de todo el espíritu que lo acompañó.
Comentario: Con precisión suiza, nueve meses antes, el 1º de mayo de 2010, en la Carta a los Amigos y Benefactores 76, el mismo Monseñor Fellay había gestado esta sorprendente idea:
Todo indica que desde hace algún tiempo, más o menos desde el ascenso al pontificado del Papa Benedicto XVI, ha aparecido una nueva ola, mucho más modesta que la primera, aunque bastante persistente como para que la podamos percibir, y que contra todo pronóstico aparenta ir en sentido opuesto a la primera. Los indicios son suficientemente variados y numerosos como para poder afirmar, que este nuevo movimiento de reforma o de restauración es efectivamente real.
Resulta difícil entender cómo este nuevo movimiento de reforma o de restauración haya podido dar a luz este problema grave de un pontificado que avanzó a grandes pasos en el sentido errado, en la dirección del progresismo y de todo aquello que se llama «el espíritu del Vaticano II»
Todo parece indicar que la pequeña ola cambió de dirección y pasó a formar parte de lo que el mismo Monseñor Fellay designara como una gran ola que parece querer arrastrarlo todo hacia el fondo, a fin de no dejar sino un cúmulo de ruinas y un desierto espiritual que los propios Papas han denominado como una apostasía.
Recordemos que, mientras el monstruo llegaba al término de su gestación, el portador había expresado:
Por otra parte, el Papa vuelve a las ideas tradicionales. El ve muy bien que hay una desviación y que hay que corregirla. Puede ser que estemos mucho más cerca del Papa de lo que parece (…) Deseamos que Roma nos reconozca como verdaderos obispos (…) Por otra parte, el Papa dijo que hay solamente un problema de orden canónico. Es suficiente un acto de Roma para decir que se ha terminado y nosotros reentramos en la Iglesia. Esto vendrá. Soy muy optimista.
32. Si las canonizaciones comprometen la infalibilidad pontificia, ¿se pueden desconocer los nuevos santos canonizados por el Papa?
— Es verdad que hay un problema en las actuales canonizaciones. Con todo, uno puede preguntarse si en la fórmula utilizada por el Sumo Pontífice existe una verdadera voluntad de comprometer la infalibilidad. En el caso de la canonización se cambió la fórmula, los términos son mucho menos expresivos que antes. Creo que eso va de la mano con la mentalidad nueva, que no quiere hacer definiciones dogmáticas comprometiendo la infalibilidad. Ahora bien, admitamos que estamos ante presunciones… No hay respuestas convincentes, excepto la de la intención de la autoridad suprema de comprometer o no su infalibilidad.
Comentario: lo único que queda claro es que No hay respuestas convincentes…
33. ¿Uno puede elegir entre los santos recientemente propuestos a la veneración de los fieles? ¿Qué hay que hacer con el Padre Pío?
— Pienso que no hay que elegir. Sin embargo, siempre se podrá atender a los criterios que han sido universalmente reconocidos en el pasado. Así, cuando se está ante una devoción popular masiva —como es el caso del Padre Maximiliano Kolbe o el Padre Pío—, no debería generar dificultades. Reitero, aquí no hay más que opiniones, en razón de la ausencia de un juicio magisterial enunciado dogmáticamente.
Comentario: expresa que no hay que elegir, pero no dice si hay que aceptarlos a todos o si hay que rechazarlos a todos.
En cuanto a la devoción popular masiva, ella genera muchísimas dificultades… Juan Pablo II, Teresa de Calcuta, el Scriba de Balaguer y otros tienen mucho mayor apoyo que al Padre Pío.
CONCLUSIÓN
Preguntábamos al comienzo: ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
Y dijimos: Un análisis lo más completo posible de los dichos y hechos que han enmarcado las tratativas entre la FSSPX y la Roma anticristo y modernista desde 1998 nos permitirá responder a esta inquietante pregunta.
Al término de esta extensa cronología, quedan clavadas en el corazón de los sacerdotes y fieles de la Tradición esas punzantes frases, que el lector ya sabrá ahora a quién pertenecen:
Si el Papa me llama, voy. Rápidamente. Más aún, corro.
En nombre de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Monseñor Bernard Fellay, Superior General, saluda el acceso del Cardenal Joseph Ratzinger al Supremo Pontificado. Él ve allí un halo de esperanza de salir de la profunda crisis que sacude a la Iglesia Católica.
Benedicto XVI es una persona íntegra, que toma muy seriamente la situación y la vida de la Iglesia.
Con Benedicto XVI la barca de la Iglesia navega en adelante sobre aguas más tranquilas.
… Todo indica que desde hace algún tiempo, más o menos desde el ascenso al pontificado del Papa Benedicto XVI, ha aparecido una nueva ola (…) que contra todo pronóstico aparenta ir en sentido opuesto a la primera. Los indicios son suficientemente variados y numerosos como para poder afirmar, que este nuevo movimiento de reforma o de restauración es efectivamente real.
Deseamos que Roma nos reconozca como verdaderos obispos.
Pareciera que desechamos todo Vaticano II. Sin embargo adherimos al 95%.
El simple hecho de haber iniciado tratativas jugará en favor de Roma y contra la Fraternidad.
La Misa nueva es considerada la ley general de la Iglesia. Para evitar cualquier aislamiento y cualquier división, pedimos que la Misa antigua sea también la ley general.
Mons. Bernard Fellay, volvía a solicitar el levantamiento de la excomunión latae sententiae.
Compréndalo bien, Padre, todo esto es sólo política.
La preciada regularización que solamente Roma tiene la autoridad de otorgar.
El Papa dijo que hay solamente un problema de orden canónico. Es suficiente un acto de Roma para decir que se ha terminado y nosotros reentramos en la Iglesia.
Nuestro Papa dice que no se trata de un cisma.
Por el momento, todo está bien y todo va sin problemas de acuerdo al plan.
La posición que ha tomado la FSSPX en la actual crisis de la Iglesia, de nuevo está bajo ataque. Los argumentos de los sedevacantistas, quienes creen que la Sede de Roma está vacante, no son nuevos, pero no está de más explicar, una vez más, la razón por la que la Fraternidad reconoce la autoridad de los actuales líderes de la Iglesia, a pesar del daño que están haciendo o permitiendo que se dañe a la Iglesia católica.
Este daño es, por supuesto, la razón por la que los llamados sedevacantistas no pueden aceptar a los papas recientes, desde, ellos dicen, Pablo VI, no son realmente papas. ¿Cómo es que los propios Vicarios de Cristo pudieron traicionar Su Iglesia? Respuesta: ¡ellos no son verdaderos Vicarios! El argumento es simple, y nótese que descansa sobre verdades de Fe. Si los sedevacantistas no creyeran en Cristo, en sus Vicarios y en su Iglesia, la presente traición no sería un problema. Los sedevacantistas creen en Nuestro Señor y en Su Iglesia, a este respecto, ellos difieren de los liberales y los superan. Sin embargo, sus argumentos son muy simples, echemos un vistazo a la última versión de los mismos. El Sedevacantismo dice que, al enfrentar esta crisis de la Iglesia, sólo podemos tomar una de tres posiciones, la de “Ecclesia Dei”, la de los “Lefebvristas” (es decir, la de la FSSPX) o la de los sedevacantistas. La posición “Ecclesia Dei” al menos es consistente, dicen los sedevacantistas, pero significa la sumisión hacia los liberales. La posición Lefebvrista se niega a la sumisión hacia los liberales, pero “está llena de contradicciones”. La única posición no-liberal y libre de contradicciones es la de los sedevacantistas [dicen ellos]. De la inutilidad del compromiso de “Ecclesia Dei” con la Iglesia oficial, la Fraternidad y los sedevacantistas está de acuerdo, ¡no quedará gallina con cabeza mientras busquen refugio en la madriguera del zorro! Pero, ¿cómo es que los sedevacantistas argumentan que la Fraternidad está atascada en contradicciones? Por medio de un argumento triple encapsulado, o por medio de tres argumentos paralelos basados en la Iglesia, la Fe y el Papado:
En primer lugar, la Iglesia católica, instituida por Nuestro Señor, debe ser visible e indefectible. Pero la presente Iglesia visible, esto es, la Iglesia oficial, ha sido gravemente infectada por el liberalismo, por lo tanto, o el liberalismo es aceptable, lo cual es absurdo, o la Iglesia oficial no es la verdadera Iglesia, sin embargo, la Fraternidad insiste sobre tratarla parcialmente como la verdadera Iglesia, y parte tratarla como una Iglesia no-verdadera, así que la Fraternidad está en contradicción.
En segundo lugar, la Fe católica es integral, esto es, completa, con todos sus elementos, o de lo contrario, no lo está. Ahora, el sistema doctrinal del Novus Ordo, enseñanzas doctrinales, culto de adoración y la disciplina relacionados con la fe católica, o es integralmente católica y debe aceptarse por completo, o no es católica y debe ser rechazada por completo. Pero la Fraternidad insiste que, por ejemplo, la Misa del Novus Ordo no es automáticamente inválida, y aún así niega a las personas que la atiendan, por lo tanto, la Fraternidad, de nuevo, está en contradicción.
En tercer lugar, los verdaderos papas católicos, incluso fuera de su Magisterio, solemne o extraordinario, no pueden prescribir nada dañino para las almas, respecto a la disciplina o la adoración (Denzinger 1578). Pero el sistema liberal del Novus Ordo, fue prescrito con la plena autoridad de los papas recientes. Por lo tanto, o el sistema del Novus Ordo no es dañino para las almas, lo cual es absurdo, o estos papas visibles no son verdaderos papas. ¡Pero la Fraternidad insiste en reconocer su autoridad al mismo tiempo que se rehúsa a obedecerla!, así, una vez más, la Fraternidad se encuentra en una contradicción inviable.
Adicionalmente, existe una dificultad más para la Fraternidad en el momento en que estas contradicciones son expuestas, ya que cualquiera debe decidir lo que aceptará o negará. Pero el Arzobispo Lefebvre sólo tenía esta preeminencia dentro de la Fraternidad, para realizar esta labor de discernimiento, de tal manera que ahora que se ha ido, la Fraternidad deberá desintegrase.
Dejando a un lado este último argumento, se notará que cada uno de los tres principales argumentos plantea una disyuntiva, donde una posibilidad derivará en Liberalismo, y la otra posibilidad resultará en Sedevacantismo, ambas opciones rechazadas por la Fraternidad, entonces, obviamente la Fraternidad cree que existe una tercera posibilidad, la cual, en cada caso, es excluida por los sedevacantistas. Consideremos cada uno de los argumentos:
Primero, la Iglesia católica considerada en su estado puro, como la Esposa de Cristo, es por supuesto indefectible. Pero del argumento sedevacantista se entendería que a ningún hombre de la iglesia ¡jamás podría vencérsele! Veamos ahora a los Apóstoles en el Jardín de Getsemaní, la indefectibilidad que la Iglesia requiere es que no todos los hombres de la Iglesia sean vencidos a un mismo tiempo, lo cual no ha sucedido, incluso hoy. De aquí que la Fraternidad, creyendo en la Iglesia, distinga entre los hombres de la Iglesia, como Nuestro Señor nos dijo: “Tengan cuidado de los lobos con piel de oveja”.
Segundo, la Fe católica debe, por supuesto, ser profesada de forma integral, con todas sus partes, y cualquier sistema que carezca de una de las partes no será católico, ni como un todo, ni visto en cada una de sus partes deficientes. Pero nadie puede decir que ninguna de sus partes católicas, como verdadera parte católica, no es católica. Por ejemplo, en el siglo III la Iglesia juzgó, después de una amarga disputa, que el bautismo administrado por los donatistas herejes era válido. Este bautismo fue incorporado, con culpa, dentro de un todo no-católico, el cual no invalidaba estas partes católicas. Así, la Fraternidad rechaza la Misa del Novus Ordo, tanto en su totalidad, como en sus partes no-católicas, pero no dirá que el todo, proclive a la herejía, necesariamente invalida todas las partes, incluyendo, por ejemplo, una Consagración correctamente efectuada, de la misma forma que la herejía donatista no invalida el bautismo donatista. De aquí la necesidad de discernir.
Tercero, es verdad que, si el papa utiliza todo el peso de su autoridad apostólica para imponer a las almas alguna medida de disciplina o adoración, esta medida no debe ser dañina. Pero, desde el principio de, por ejemplo, la Misa del Novus Ordo, un puñado de canonistas competentes apuntaron que Pablo VI nunca, al instituir la Nueva Misa, abrogó o prohibió la continuación de la Misa Tridentina. Por lo tanto, estrictamente, el Novus Ordo representaba una opción, más que una obligación. Así que, ni la Fraternidad, ni nadie, estuvo, ni está obligado a afirmar que Pablo VI sólo era un papa aparente. La Providencia, en cierto sentido, ¡lo dejó ser liberal, al mismo tiempo que él hizo cumplir sus leyes favoritas! Pero ni la Fraternidad, ni nadie más, está obligado a aceptar estas leyes anticatólicas, incluso considerando a Pablo VI como papa verdadero. De nuevo aquí, surge la necesidad de discernir.
Tampoco la Fraternidad, ni ningún católico, dependen esencialmente del Arzobispo Lefebvre para realizar este descernimiento, es decir, lo que debe aceptarse o rechazarse entre las partes de la religión del Novus Ordo, mientras que siempre se rechace como un todo. La norma es la Tradición, la cual es independiente de todos nosotros. Es verdad que el Arzobispo Lefebvre probó ser en sí mismo un extraordinario baluarte de la Tradición mientras vivió, y los verdaderos católicos lo echan de menos hoy, pero él hubiera sido el primero en decir que los documentos y monumentos de la Tradición son asequibles para nosotros como siempre lo fueron para él.
Contrario a lo que muchos sedevacantistas y liberales pudieran pensar, la Fraternidad no sigue ciegamente al Arzobispo, si él se hubiese desviado de la Tradición, la Fraternidad se habría separado de él. Y entonces ¿cómo pensar que él es indispensable y cómo es que la Fraternidad ha durado tanto sin él?
A los sedevacantistas no les gusta que les digan que se parecen a los liberales, pero cuando ellos, al modo liberal, exageran la importancia de la persona del Arzobispo Lefebvre en el movimiento Tradicional, seguramente es debido a que ellos, como los liberales, sobreestiman la autoridad y subestiman la Verdad objetiva, y que la Verdad es toda la fuerza del llamado movimiento Tradicional. Nuestro Señor dijo que si todas las voces humanas fueran silenciadas, impedidas para defenderse, las mismas piedras de las calles protestarían a gritos, y esto no puede ser más cierto, no sólo por Su autoridad, por la que sería posible esto, sino debido a la propia naturaleza de la verdad. “No temas, pequeño rebaño…”.
Sin embargo, el punto interesante es intentar discernir el patrón o el error predominante detrás de los tres argumentos principales del Sedevacantismo. Seguramente existe un error habitual en el Sedevacantismo, y seguramente es el siguiente: ellos, en general, fallan en distinguir entre lo abstracto y lo concreto, entre los principios abstractos y la gente en concreto, entre los errores abstractos y las personas que yerran. San Agustín dijo: “Aniquila los errores pero ama a aquellos que yerran”, frase que es más nítida en latín: “Interficite errores, diligite errantes”.
Por otra parte, los liberales aman a los errores junto con los que yerran, mientras que los sedevacantistas aborrecen a los que yerran junto con sus errores. La pusilanimidad liberal sobre la gente se extiende a una pusilanimidad en los principios. La intransigencia sedevacantista sobre los principios los hace ser intransigentes con las personas. Sólo el católico que sigue las huellas de San Agustín mantiene un balance siendo firme en los principios mientras es indulgente, no blandengue, con las personas.
Así, es verdad que la Iglesia católica, las creencias católicas y el papado católico se encuentran en un estado abstracto, libre de corrupción. Pero para nuestra salvación, pecadores concretos, Nuestro Señor quiso que la Iglesia, la convicción y el papado, se personificaran respectivamente en los hombres de la Iglesia, los fieles y los Papas, en los cuales la condición humana de los tres está unida y mezclada, más o menos, con las fallas humanas y los elementos no-católicos. Bajo la luna, ¿qué es más contradictorio y revuelto que los seres humanos?
Pero los sedevacantistas no comprenden las revolturas, para ellos todo debe ser inclusivo o exclusivo, así, los sedevacantistas no pueden entender cómo es que la “Iglesia conciliar” y la Iglesia católica se traslapan, y por supuesto, como sistemas abstractos, el conciliarismo y el catolicismo absolutamente se excluyen uno de otro. Pero en concreto o en la vida real, qué es más sencillo, ¿que un individuo conciliar aún tenga algo de católico en él, o que los católicos tengan aspectos flojos o conciliares en ellos? Para muchos individuos conciliares seguramente se aplica la regla de Nuestro Señor: “No quebrará la caña cascada, ni extinguirá la mecha que aún humea” (Is XLII, 3; Mt XII, 20). Lo que significa que mientras exista una pequeña chispa de catolicismo en ellos, los católicos de la Tradición deben hacer todo lo que razonablemente esté en sus posibilidades para que esta chispa se convierta en una flama resplandeciente. Lo cual, por supuesto, es la razón por la que la Fraternidad ha extendido la mano a los descarriados conciliaristas, fieles y Papas. Por otro lado, a todos los católicos seguramente se aplica el dicho de Hamlet: “Dad a cada uno el trato que se merece, ¿y quién escapará de una paliza?”.
Afortunadamente, Nuestro Señor mira primero, no sobre nuestros frágiles logros, sino sobre nuestras buenas intenciones. Un hombre puede ser hundido hasta el cuello, y más allá, con sus errores y contradicciones, en su inmundicia, pero en tanto que él busque a Dios o desee la verdad, o quiera hacer lo mejor que él considere, el Buen Pastor lo alcanzará y no lo dejará ir.
Dejemos a los sedevacantistas ir y venir sobre las palabras y hechos del Arzobispo y la Fraternidad, los sedevacantistas están en su derecho de juzgar si tal o cual se desvió, por medio de la delicada labor de discernir entre el error y el que yerra, pero ellos no pueden blandir un báculo acusador, diciendo que es contradictoria la política de aniquilar el error y amar al que yerra. Esta es la propia política del Sagrado Corazón, ¡afortunadamente, para todos!
Queridos lectores, que las penitencias de esta Cuaresma sirvan para disminuir poderosamente, dentro de nosotros, la parte del error y hagan posible que la Verdad brille, aún con más pureza, dentro de nosotros. La batalla sólo cesará cuando fenezcamos, o, como San Francisco de Sales dijo, un cuarto de hora después de que expiremos, pero es una batalla sagrada. Dios los bendiga y los guarde.
Sinceramente suyo en los Sagrados e Inmaculados Corazones.
+Richard N. Williamson.
AL.PADRE CERIANI DE +Richard N. Williamson
MENTIROSOS Y PLAGIARIOS
Lo que ustedes han puesto como comentario es una «CARTA A LOS AMIGOS Y BENEFACTORES» de Abril de 1992, de Monseñor Williamson.
Lo hacen firmar a Monseñor Williamson, siendo ustedes que copian una carta de él.
Además el tema al que se refiere el padre Ceriani, no tiene nada que ver con el sedevacantimo.
¿Sabrán ustedes que el padre Ceriani, tiene un trabajo en contra del sedevacantismo?.
Supongo que si.
Pero con tal de denigrar todo vale.
¿Porque no le demuestran al padre Ceriani, que todo lo que él escribió, no se ajusta a la verdad?.
No sé si he entendido bien. Según el Padre Ceriani, la FSSPX no debía tener ningún gesto positivo hacia Roma, ni siquiera como manifestación de reconocimiento a la autoridad eclesiástica? No parece muy lejano del espíritu cismático. Porque, ¿qué es el espíritu cismático sino el dejar de reconocer sistemáticamente la autoridad del Jefe de la Iglesia?
Al falsario y pusilánime que envió este texto de Monseñor Richard Williamson:
Usted no merece una respuesta mía, pues es un falsario.
Usted no merece una disputa pues, como buen pusilánime, no combate.
Usted ha aprendido bien y rápido de las actuales autoridades de la FSSPX: usted es un mentiroso y un falsificador.
….
Estimado Director de Radio Cristiandad y respetados lectores, el texto de Monseñor Williamson, supuestamente dirigido como respuesta a mi trabajo, es una Carta a los Amigos y Benefactores del Seminario de Winona del año 1992.
….
Demás está decir que, aunque se pretendiese con él refutar mi trabajo, no trata en absoluto sobre el tema que yo he abordado.
….
Es que, cuando faltan argumentos, lo único que se presentan son falsedades, mentiras y calumnias.
Muy estimado Rolando:
Estoy totalmente de acuerdo contigo, y me alegro de que para tí todo está bien y todo vaya sin problemas, de acuerdo al plan.
Por lo tanto, y en reconocimiento de la autoridad eclesiástica, me parece que, para no tener un espíritu cismático y en reconocimiento de la autoridad del Jefe de la Iglesia, debemos ir el 1 de mayo a la beatificación del Santo Padre Juan Pablo II, así como en octubre próximo a la ciudad de Asís para acompañar al muy Santo Padre Benedicto XVI y los otros Jefes de las diferentes religiones para implorar la tan deseada paz para el mundo.
Desde ya podemos organizar tres novenas a San Josemaría para que todo salga bien.
En cuanto a Ceriani, no tienes de qué preocuparte: Nuestro Papa dice que no se trata de un cisma.
Espero tus noticias.
Sí, amigo, negarse sistemáticamente a reconocer la autoridad de Roma pertenece más al espíritu cismático que al espíritu católico. Esto es algo diferente a las cuestiones puramente doctrinales, es una cuestión de comportamiento, de actitud, que tarde o temprano se manifestará en una posición abiertamente anticatólica. De ahí, la importancia del ejercicio de la prudencia cristiana, porque son cosas que no nos corresponde juzgar, a menos que una autoridad nos haya delegado para ello. El Padre Ceriani se equivoca temerariamente en lo que respecta a la forma de encarar el problema, que, lo reitero, no corresponde al espíritu católico.
Muy estimado Rolando:
No me has entendido. Esperaba otras noticias de parte tuya.
Te escribí diciendo que «en reconocimiento de la autoridad eclesiástica, me parece que, para no tener un espíritu cismático y en reconocimiento de la autoridad del Jefe de la Iglesia, debemos ir el 1 de mayo a la beatificación del Santo Padre Juan Pablo II, así como en octubre próximo a la ciudad de Asís para acompañar al muy Santo Padre Benedicto XVI y los otros Jefes de las diferentes religiones para implorar la tan deseada paz para el mundo.»
Y te propuse «organizar tres novenas a San Josemaría para que todo salga bien.»
Bien dices, sin embargo, que «esto es algo diferente a las cuestiones puramente doctrinales, es una cuestión de comportamiento, de actitud».
Por lo tanto, reitero las invitaciones.
Deja tranquilo al Pare Ceriani, vayamos a lo concreto, una actitud, un comportamiento: la prudencia sin juicios nos llaman: en mayo nos esperan Roma, el Santo Padre, el Beato Juan Pablo II, San Josemaría. Y en octubre, la hermosa ciudad de Asís, el seráfico San Francisco y todo ese mundo religioso rezando por la tan ansiada paz del mundo.
Cosa concretas, mi estimado Rolando, nada de doctrinas ni espíritu cismático. No seas imprudente, deja los juicios para otros más testarudos.
Espero tus noticias. No tenemos tiempo para perder, la prudencia urge.
Ave Maria!
Rolando dice: «negarse sistemáticamente a reconocer la autoridad de Roma pertenece más al espíritu cismático que al espíritu católico. Esto es algo diferente a las cuestiones puramente doctrinales, es una cuestión de comportamiento, de actitud, que tarde o temprano se manifestará en una posición abiertamente anticatólica.»
Pregunto: ¿Quién se está negando sistemáticamente a reconocer la autoridad de Roma? ¿En dónde leyó tal cosa?
El tratado del P. Ceriani hace referencia al esfuerzo que las autoridades de la FSSPX han hecho para estar cerca de la roma anticristo y para lograr la aceptación de ella.
No se trata de negar la autoridad del Papa; se trata de que la FSSPX, en 1988, decía públicamente:
«En cuanto a nosotros, estamos en plena comunión con todos los Papas y todos los Obispos que han precedido el Concilio Vaticano II, celebrando exactamente la Misa que ellos codificaron y celebraron, enseñando al Catecismo que ellos compusieron, oponiéndonos contra los errores que ellos condenaron muchas veces en sus encíclicas y cartas pastorales. Quiera usted entonces juzgar de qué lado se encuentra la ruptura. Estamos extremadamente apenados por la ceguera de espíritu y el endurecimiento de corazón de las autoridades romanas.
En cambio, nosotros jamás quisimos pertenecer a ese sistema que se califica a sí mismo de Iglesia Conciliar y se define por el Novus Ordo Missæ, el ecumenismo indiferentista y la laicización de toda la sociedad.»
Se trata de que ahora, las autoridades de la FSSPX hacen y dicen como si esa ruptura se encontrara del lado de la Fraternidad, como si estuviesen ansiosos por pertenecer a ese sistema que se califica a sí mismo de Iglesia Conciliar y se define por el Novus Ordo Missæ, el ecumenismo indiferentista y la laicización de toda la sociedad.
Algunas consideraciones sobre lo escrito por Mons. Williamson
MW: “Este daño es, por supuesto, la razón por la que los llamados sedevacantistas no pueden aceptar a los papas recientes, desde, ellos dicen, Pablo VI, no son realmente papas.”
COMENTARIO: Habría que destacar que Roncalli, el primero de esta serie de usurpadores que tomó el nombre de Juan XXIII, fue el que comenzó con el intento de destrucción del catolicismo con la convocatoria del conciliábulo llamado Vaticano II. ¿Qué es un conciliábulo? Es un concilio no convocado por autoridad legítima. Faltó el papa legítimo que lo convocara.
¿Por qué decimos que Roncalli era usurpador? Porque antes de su elección al papado había adherido a la herejía modernista. Al igual que sus sucesores, todos modernistas.
Parte de la Bula Cum ex apostolatus de Pío IV: “§ 6. (…) Agregamos que si en algún tiempo aconteciese que un Obispo, incluso en función de Arzobispo, o de Patriarca, o Primado; o un Cardenal, incluso en función de Legado, o electo PONTÍFICE ROMANO que antes de su promoción al Cardenalato o asunción al Pontificado, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en herejía. o incurrido en cisma, o lo hubiese suscitado o cometido, la promoción o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo unánime de todos los Cardenales, es NULA, INVÁLIDA Y SIN NINGÚN EFECTO”.
Esta Bula fue consultada e incorporada en todas sus partes en el Código de Derecho Canónico (CIC) de 1917. Todos sus parágrafos están mencionados en las “fuentes” del CIC.
MW: De aquí que la Fraternidad, creyendo en la Iglesia, distinga entre los hombres de la Iglesia, como Nuestro Señor nos dijo: “Tengan cuidado de los lobos con piel de oveja”.
Si son lobos, no son ovejas. No están en la Iglesia. No importa cuán perfecto sea su disfraz.
MW: Pero nadie puede decir que ninguna de sus partes católicas, como verdadera parte católica, no es católica. Por ejemplo, en el siglo III la Iglesia juzgó, después de una amarga disputa, que el bautismo administrado por los donatistas herejes era válido. Este bautismo fue incorporado, con culpa, dentro de un todo no-católico, el cual no invalidaba estas partes católicas. Así, la Fraternidad rechaza la Misa del Novus Ordo, tanto en su totalidad, como en sus partes no-católicas, pero no dirá que el todo, proclive a la herejía, necesariamente invalida todas las partes, incluyendo, por ejemplo, una Consagración correctamente efectuada, de la misma forma que la herejía donatista no invalida el bautismo donatista. De aquí la necesidad de discernir.
COMENTARIO: Verdadera falacia: el mismo Mons. Williamson dice: “Segundo, la Fe católica debe, por supuesto, ser profesada de forma integral, con todas sus partes, y cualquier sistema que carezca de una de las partes no será católico, ni como un todo, ni visto en cada una de sus partes deficiente.»
Tremenda contradicción y error. El ejemplo del bautismo nada indica al respecto. Sabemos que ese sacramento sólo requiere que quién lo administre quiera hacer lo que la Iglesia hace. No hace falta que sea católico, Ni hay que creer que es “un poco católico” el hereje, pagano o agnóstico que lo administró.
MW: “Por lo tanto, estrictamente, el Novus Ordo representaba una opción, más que una obligación. Así que, ni la Fraternidad, ni nadie, estuvo, ni está obligado a afirmar que Pablo VI sólo era un papa aparente. La Providencia, en cierto sentido, ¡lo dejó ser liberal, al mismo tiempo que él hizo cumplir sus leyes favoritas!”
COMENTARIO: Va absolutamente en contra de lo que NSJC prometió a Pedro y sus sucesores, respecto a no dejarlos caer en el error para que fueran Pastores y Maestros de su Rebaño, y en contra de lo que la Iglesia enseñó y enseña. ¡La Providencia no permitiría jamás enseñar la herejía a un verdadero papa!
“Así los padres del cuarto Concilio de Constantinopla, siguiendo los pasos de sus predecesores, hicieron pública esta solemne profesión de fe: «La primera salvación es mantener la regla de la recta fe… Y ya que no se pueden pasar por alto aquellas palabras de nuestro Señor Jesucristo: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia»[22], estas palabras son confirmadas por sus efectos, porque en la Sede Apostólica la religión católica SIEMPRE ha sido preservada sin mácula y se ha celebrado la santa doctrina. Ya que es nuestro más sincero deseo no separarnos en manera alguna de esta fe y doctrina, …esperamos merecer hallarnos en la única comunión que la Sede Apostólica predica, porque en ella está la solidez íntegra y verdadera de la religión cristiana»[23].
(Pastor aeternus. La llamada 23 remite a la Fórmula del Papa Hormisdas, del 11 de agosto de 515.)
“Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe. Ciertamente su apostólica doctrina fue abrazada por todos los venerables padres y reverenciada y seguida por los santos y ortodoxos doctores, ya que ellos sabían muy bien que ESTA SEDE DE SAN PEDRO SIEMPRE PERMANECE LIBRE DE ERROR ALGUNO, según la divina promesa de nuestro Señor y Salvador al príncipe de sus discípulos: «Yo he rogado por ti PARA QUE TU FE NO FALLE; y cuando hayas regresado fortalece a tus hermanos» [27]. (Pastor Aeternus)
¿Creerá Mons. Williamson que la oración de NSJC falló y con ella la asistencia del Espíritu Santo a los papas?
MW: “Así, es verdad que la Iglesia católica, las creencias católicas y el papado católico se encuentran en un estado abstracto, libre de corrupción. Pero para nuestra salvación, pecadores concretos, Nuestro Señor quiso que la Iglesia, la convicción y el papado, se personificaran respectivamente en los hombres de la Iglesia, los fieles y los Papas, en los cuales la condición humana de los tres está unida y mezclada, más o menos, con las fallas humanas y los elementos no-católicos. Bajo la luna, ¿qué es más contradictorio y revuelto que los seres humanos? (…)Dejemos a los sedevacantistas ir y venir sobre las palabras y hechos del Arzobispo y la Fraternidad, los sedevacantistas están en su derecho de juzgar si tal o cual se desvió, por medio de la delicada labor de discernir entre el error y el que yerra, pero ellos no pueden blandir un báculo acusador, diciendo que es contradictoria la política de aniquilar el error y amar al que yerra. Esta es la propia política del Sagrado Corazón, ¡afortunadamente, para todos!”
COMENTARIO: Otra falacia: ¿Cómo es eso de que «en un estado abstracto» está libre de corrupción? ¿De un conjunto de corruptos sacamos una Iglesia incorrupta?
¿De dónde saca que llamar hereje al hereje es no amar al que yerra? ¿Es que amarlo implica seguirlo si el hereje se autoproclama papa? ¿Dónde está la “aniquilación del error” por parte de la fraternidad, desesperada por conseguir un lugar en las filas del ejército del Anticristo?
¿Cómo es eso que los elementos no-católicos forman parte del papado? ¿Es que NSJC en lugar de una guía segura nos puso una trampa? Confusión típica de los Modernistas, de los cuales dijo SS San Pío X: “De aquí que tropecemos en sus libros con cosas que los católicos aprueban completamente; mientras que en la siguiente página hay otras que se dirían dictadas por un racionalista.”
Todo esto rezuma confusión y herejía.
Esta otra también es de Mons. Williamson, es del año 2001 y está en el trabajo del P. Ceriani:
“Hace tanto tiempo que una organización como la Fraternidad posee la verdad, mientras que Roma no la posee, y que tiene las riendas para todo lo que es católico, que todo comportamiento, todo tipo de tratativa, cualquiera sea su forma o amplitud, que permita a Roma retomar las riendas, equivaldría a una traición a la verdad.
Aunque las tratativas, por toda clase de razones, no desemboquen en nada, el simple hecho de haber iniciado tratativas jugará en favor de Roma y contra la Fraternidad.
Y eso, porque toda organización católica que resiste a Roma en estado de crisis, sufre una tensión interna inevitable entre quienes están por permanecer cerca de nuestra madre Roma, y quienes están por el alejamiento de su lepra neomodernista.
Es así que entre los miembros de la Fraternidad que están por las tratativas y los que están en contra, va a agrandarse la fosa.
Si Roma hace un ofrecimiento calculado para agradar a unos mientras desagrada a los otros, la tensión aumentará en el interior de la Fraternidad hasta el punto de ruptura.
Roma al menos habrá divido, si no ha vencido.
En el mejor de los casos, la Fraternidad obtendrá concesiones a cambio de una cierta pérdida de la libertad.
Lo peor de este asunto sería que no obtendrá nada, a no ser la división.
Posteriormente, podríamos decir que lo mejor para la Fraternidad en estas circunstancias hubiese sido no hablar para nada con Roma, cosa más fácil de decir que de hacer para católicos.
Si la Fraternidad fuese infiel a la Tradición, caería inevitablemente, y con razón.
Roma podría entonces, en el peor de los casos, llegar a reducir a la FSSPX a la parálisis y al silencio; si así fuese, no sería sino un justo juicio de Dios, y la Verdad se conservaría en otra parte.
¿De qué es digna ahora la Fraternidad? El tiempo lo dirá.
Nadie puede suprimir a Dios, a pesar de todos sus esfuerzos.
Entonces, de todas maneras, rezamos por la Fraternidad, pues las cosas serían mucho más fáciles si ella se mantuviese bien.
Pero al mismo tiempo, preparémonos; y si ella sigue el camino de todo lo que es carne, no nos dejemos ganar por el pánico.
‘Solo Dios basta’, dice Santa Teresa de Ávila”.
Gracias Padre Ceriani por la aclaracion (y tambien Adolfo Astinza que lo menciona). Me parece insultante hacia Monseñor Williamson que alguien tenga el descaro y la indecencia de este plagio, ademas de cerebro corto. Quien lo haya hecho, NO MERECE respeto alguno.
Fiel a la FSSPX, en un todo de acuerdo, si se esta «en algo» de acuerdo con estos herejes, se esta «en todo», y lamentablemente los acuerdistas, del color que sean, no logran sacarse esta contradiccion de encima.
me gustaria saber, si son sede vacante, y que piensan de Instituto Mater Boni ConsiliiInstituto Mater Boni Consilii ya que Ud, estan, mostrando lo mal que hace la fraternidad San Pio X al pueblo fiel.Hay que informar mas a los jovenes sobre Instituto Mater Boni Consilii para captar vocaciones.
La siguiente Carta de Monseñor Williamson es del año 2001, y aparece en el trabajo del Padre Ceriani.
Los incondicionales de la FSSPX harían bien en hacéresela llegar al Obispo que reside en Londres, y a los otros tres también:
«Hace tanto tiempo que una organización como la Fraternidad posee la verdad, mientras que Roma no la posee, y que tiene las riendas para todo lo que es católico, que todo comportamiento, todo tipo de tratativa, cualquiera sea su forma o amplitud, que permita a Roma retomar las riendas, equivaldría a una traición a la verdad.
Aunque las tratativas, por toda clase de razones, no desemboquen en nada, el simple hecho de haber iniciado tratativas jugará en favor de Roma y contra la Fraternidad.
Y eso, porque toda organización católica que resiste a Roma en estado de crisis, sufre una tensión interna inevitable entre quienes están por permanecer cerca de nuestra madre Roma, y quienes están por el alejamiento de su lepra neomodernista.
Es así que entre los miembros de la Fraternidad que están por las tratativas y los que están en contra, va a agrandarse la fosa. Si Roma hace un ofrecimiento calculado para agradar a unos mientras desagrada a los otros, la tensión aumentará en el interior de la Fraternidad hasta el punto de ruptura. Roma al menos habrá divido, si no ha vencido.
En el mejor de los casos, la Fraternidad obtendrá concesiones a cambio de una cierta pérdida de la libertad.
Lo peor de este asunto sería que no obtendrá nada, a no ser la división.
Posteriormente, podríamos decir que lo mejor para la Fraternidad en estas circunstancias hubiese sido no hablar para nada con Roma, cosa más fácil de decir que de hacer para católicos.
Si la Fraternidad fuese infiel a la Tradición, caería inevitablemente, y con razón.
Roma podría entonces, en el peor de los casos, llegar a reducir a la FSSPX a la parálisis y al silencio; si así fuese, no sería sino un justo juicio de Dios, y la Verdad se conservaría en otra parte.
¿De qué es digna ahora la Fraternidad? El tiempo lo dirá.
Nadie puede suprimir a Dios, a pesar de todos sus esfuerzos.
Entonces, de todas maneras, rezamos por la Fraternidad, pues las cosas serían mucho más fáciles si ella se mantuviese bien.
Pero al mismo tiempo, preparémonos; y si ella sigue el camino de todo lo que es carne, no nos dejemos ganar por el pánico.
‘Solo Dios basta’, dice Santa Teresa de Ávila”.
Ave Maria!
Muchas gracias, P. Ceriani y Radio Cristiandad. Este tratado sintetiza magistralmente el camino que han tomado las autoridades de la FSSPX con respecto a su relación con la Roma anticristo.
Como hay un intento de marginarme del debate, aprovecho aquí para responderle que lo de «la negación sistemática a reconocer la autoridad del Papa» se deduce fácilmente del contexto del Padre Ceriani en cuanto a que la Fraternidad tuvo iniciativas hacia Roma que desembocaron en el ofrecimiento de conversaciones por parte de ésta, y que entonces la Fraternidad cayó culpablemente en una trampa. Claro, desde el inicio, el Padre Ceriani supone una de dos cosas: o que el Papa no debe ser reconocido como tal; o que en el Papa hay una mala intención, cosa que es imposible saber, por lo cual la presunción está a favor del reo y el Padre tiene que brindarle a Benedicto XVI el mínimo homenaje que le es debido.
Ave Maria!
Rolando, no sé a qué se refiere cuando dice que «hay un intento de marginarme del debate». Me parece que si realmente quisieran censurarle, no habría salido a la luz este comentario suyo. Así que no se deje dominar por la paranoia.
Usted dice ahora que el P. Ceriani tiene que brindarle a Benito XVI el mínimo homenaje que le es debido. Tiene toda la razón: si algo le es debido, entonces todos -no sólo el P. Ceriani- debemos dárselo. Eso es obvio: debemos darle lo que le es debido.
Ahora bien, ¿qué es lo que le es debido? ¿Qué homenaje? ¿El que se le da a los buenos Papas? ¿El que corresponde a un Pontífice que ha cumplido con su deber de apacentar a sus ovejas?
Discúlpeme, pero no puedo hacer tal: ese no es el caso de Benito XVI. Le respeto como Papa, porque no está en mí el juzgarle. Ya vendrá alguien con esa facultad y entonces se sabrá si lo que muchos ya presumen es cierto o no. Por lo pronto, no se puede pedir mas que se le respete como un mal Papa, pues no sólo ha dejado de cumplir su deber como Pontífice, sino que ha pecado públicamente escandalizando a miles o millones de almas.
Rolando, usted dice que fácilmente se deduce la negación sistemática de a reconocer la autoridad del Papa. Eso es muy fácil de decir; demostrarlo es otra cosa. Por favor, explique sus razonamientos que le llevaron a esa «fácil» deducción.
Otros foristas solían usar adverbios para aparentar un sólido fundamento en sus palabras. Así pues decían: «naturalmente que se refería a…» y otras oraciones por el estilo. Así parece hacer usted ahora cuando dice: «se deduce fácilmente del contexto».
Por ello, insisto, le pido de favor exponga sus razonamientos y ya veremos si es tan fácil deducir lo que usted apunta.
«El análisis lo más completo posible de los dichos y hechos que han enmarcado las tratativas entre la FSSPX y la Roma anticristo y modernista desde 1998 arroja un poco de luz para responder a esta inquietante pregunta: ¿cómo se ha llegado a esta situación?
(ÉSTA ES LA PREGUNTA SESGADA QUE SE PLANTEA EL PADRE CERIANI, PORQUE ESTÁ SEGURO DE QUE LA FRATERNIDAD SE HA EQUIVOCADO AL MANIFESTAR SU ADHESIÓN AL PAPADO)
AÑOS 1998-2000
La primera incógnita a resolver es la siguiente: ¿quién tomó la iniciativa de las nuevas tratativas, abandonadas en 1988?
En el seno de la FSSPX se insiste en que fue el Cardenal Castrillón Hoyos quien reanudó el diálogo.
Si bien es cierto que, en noviembre del 2000, fue el Cardenal Castrillón Hoyos quien invitó a Monseñor Fellay para una entrevista, sin embargo:
1º) la FSSPX preparó un nuevo clima que hizo posible este llamado.
2º) la entrevista a Monseñor Fellay por 30 Giorni fue un llamado para la convocatoria.
Incluso, antes de la Peregrinación de agosto del 2000, para el Año Santo, la Fraternidad tomó la iniciativa. El jubileo del año 2000 se presentaba como una ocasión única para poner en práctica la nueva estrategia hacia Juan Pablo II.
En 1998, la FSSPX tomó contacto con el encargado de organizar el gran jubileo, el Cardenal Etchegaray, a fin de ponerse de acuerdo en las modalidades de la participación.
En la entrevista a Monseñor Fellay por Massimo Mamoli, Il Giornale, del 9 de agosto de 2000, leemos:
“Habíamos comunicado nuestra iniciativa al Comité organizador hacía dos años. Luego, ninguna sorpresa fuera de programa.”
En el mismo orden de cosas, el periodista Stefano Maria Paci, en el nº 9/2000 de 30 Giorni, dice que Monseñor Fellay pidió celebrar en San Pedro, aun sabiendo que no sería posible: “pedimos lo máximo, para obtener lo posible”.
De este modo, la Fraternidad tuvo libre acceso a las Basílicas romanas, con la posibilidad de rezar y predicar.
Oficialmente no se concedió el permiso para celebrar la Misa, pero Monseñor Fellay la rezó en Santa María la Mayor el 15 de agosto de ese año.
Del mismo modo, los obispados de muchos países autorizaron a los sacerdotes y fieles de la FSSPX el ingreso a los templos para obtener las indulgencias jubilares, incluso con la posibilidad de celebrar la Misa.
Ahora bien, en el mes de junio de 2000, el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, invitó a los cuatro obispos de la FSSPX a encontrarse con él después de la peregrinación. Tres de ellos aceptaron, y tuvo lugar el primer contacto.
De ninguna manera puede afirmarse que las tratativas todavía en curso son una iniciativa unilateral del Vaticano. La invitación cardenalicia fue la respuesta a los contactos para la organización de la peregrinación.
(PERO POR SUPUESTO QUE LA FRATERNIDAD TENÍA TODA LA LIBERTAD PARA ACTUAR DE ESA MANERA, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE ESTUVIERA BUSCANDO O NO CONVERSAR CON ROMA, ESO FUE LO QUE SIEMPRE HIZO MONSEÑOR LEFEBVRE. SI POR ELLO, LAS COSAS SE DIERON PARA QUE ROMA RESPONDIERA GENEROSAMENTE, ¡BENDITO DIOS! LO QUE NO SE PUEDE ES ESTABLECER TAN GRATUITAMENTE UNA RELACIÓN DE CAUSA A EFECTO ENTRE LO QUE HIZO LA FRATERNIDAD Y LO QUE HIZO ROMA, PARA TERMINAR DICIENDO QUE AQUELLA ES CULPABLE DE ALTA TRAICIÓN. ¿DÓNDE QUEDA ENTONCES LO DE LA PROVIDENCIA DIVINA, QUE ES LA QUE HA GUIADO A LA IGLESIA A TRAVÉS DE LAS MÁS TERRIBLES CRISIS EN SU HISTORIA? ¿PUEDEN CREER EN VERDAD UDS. QUE NO HA SIDO LA DIVINA PROVIDENCIA LA QUE HA DISPUESTO ESOS ACONTECIMIENTOS, TANTO LOS GESTOS DE LA FRATERNIDAD COMO LAS INICIATIVAS DEL VATICANO? YO CREO QUE ES MÁS SENSATO QUE DE UNA VEZ POR TODAS EL PADRE CERIANI DIGA QUE CREE EN LA SEDE VACANTE. ASÍ SÍ ESTARÍA COMPLETAMENTE DE ACUERDO CON SU EXPOSICIÓN).
Además, conocemos la entrevista a Monseñor Fellay por
30 Giorni
y la respuesta de Castrillón Hoyos en la misma revista. La entrevista a Monseñor Fellay por Stefano Maria Paci fue publicada en 30 Giorni nº 9, de septiembre de 2000; y la entrevista al Cardenal Darío Castrillón Hoyos por de Gianni Cardinale, fue publicada en 30 Giorni nº 11, de noviembre de 2000.
Esta entrevista a Monseñor Fellay tuvo lugar, pues, en el contexto del acercamiento de la FSSPX. La intención está explícitamente declarada:
– La peregrinación a Roma ha tenido un notable éxito. ¿Cuál es el próximo paso?
– Mons. Fellay: Estoy pensando si vale la pena solicitar una audiencia al Papa. ¿El Papa estará dispuesto a recibirnos? Además, ¿qué esperamos de una audiencia? Estoy reflexionando sobre estos dos puntos antes de decidirme.
– Antes ha dicho que Roma no podía razonablemente impedir la peregrinación. Es difícil pensar que el Papa no acepte recibirlos: no ha rechazado audiencias a nadie.
– Mons. Fellay: Sí. Pero no quiero hacer un acto político, no quiero encontrarme con el Papa para salir en los titulares de los diarios. Si me encuentro con el Papa es para hablar de la situación de la Iglesia.
– ¿No piensa que encontrarse con Juan Pablo II podría ser útil en cualquier caso para un diálogo directo?
– Mons. Fellay: Es difícil de decir. Puede ser, pero no es necesariamente así. Viendo todo lo que ocurre en la Iglesia, viendo como funciona la curia romana, estoy perplejo. Le confieso que estoy frente a una duda muy difícil que aún no he resuelto. Pero no digo que en principio no quiero ver al Papa.
– ¿Y si el Papa lo llamase?
– Mons. Fellay: Si me llama, voy. Rápidamente. Más aún, corro. De verdad, por obediencia. Por respeto filial al jefe de la Iglesia.
(PORQUE TODAVÍA VE EN ÉL AL VICARIO DE CRISTO EN LA TIERRA, AL QUE HAY QUE RESPETAR HONRÁNDOLO POR ESE SÓLO HECHO DE SER EL MÁXIMO REPRESENTANTE DE DIOS. IGUAL HARÍAMOS CON NUESTRO PADRE CARNAL, AUNQUE ÉSTE INCURRIERA EN UNA CONDUCTA REPROCHABLE)
En esta respuesta se encuentra en potencia todo lo que ha ido sucediendo en estos últimos diez años».
(PARA EL PADRE CERIANI, TODO FUE HECHO EN UN INNEGABLE ESPÍRITU DE TRAICIÓN Y NO POR ACCIÓN PROVIDENCIAL DE DIOS. ¿QUÉ TAL QUE SE EQUIVOQUE?)
Ave Maria!
Rolando, le he contestado abajo, pues leer texto en una columna tan angosta puede resultar incómodo.
Al embustero que envió el texto de Monseñor Richard Williamson:
Ud. no esta involucrado en el referido texto de Monseñor.
Ud. pertenece a una 3ra Categoría, peor que las otras dos, que es la que Ama el error y Aborrece a los que siguen la Verdad.
Gente como Ud. me hace saber que la Operación Suicidio está en marcha y me confirma en todo lo expresado por el RP Ceriani.
Esta Carta de Monseñor Williamson sí tiene relación con este trabajo; incluso se la puede encontrar entre los textos citados.
Decía en 2001 el Obispo hoy confinado a un armario en Londres:
Hace tanto tiempo que una organización como la Fraternidad posee la verdad, mientras que Roma no la posee, y que tiene las riendas para todo lo que es católico, que todo comportamiento, todo tipo de tratativa, cualquiera sea su forma o amplitud, que permita a Roma retomar las riendas, equivaldría a una traición a la verdad.
Aunque las tratativas, por toda clase de razones, no desemboquen en nada, el simple hecho de haber iniciado tratativas jugará en favor de Roma y contra la Fraternidad. Y eso, porque toda organización católica que resiste a Roma en estado de crisis, sufre una tensión interna inevitable entre quienes están por permanecer cerca de nuestra madre Roma, y quienes están por el alejamiento de su lepra neomodernista.
Es así que entre los miembros de la Fraternidad que están por las tratativas y los que están en contra, va a agrandarse la fosa. Si Roma hace un ofrecimiento calculado para agradar a unos mientras desagrada a los otros, la tensión aumentará en el interior de la Fraternidad hasta el punto de ruptura.
Roma al menos habrá divido, si no ha vencido.
En el mejor de los casos, la Fraternidad obtendrá concesiones a cambio de una cierta pérdida de la libertad.
Lo peor de este asunto sería que no obtendrá nada, a no ser la división.
Posteriormente, podríamos decir que lo mejor para la Fraternidad en estas circunstancias hubiese sido no hablar para nada con Roma, cosa más fácil de decir que de hacer para católicos.
Si la Fraternidad fuese infiel a la Tradición, caería inevitablemente, y con razón.
Roma podría entonces, en el peor de los casos, llegar a reducir a la FSSPX a la parálisis y al silencio; si así fuese, no sería sino un justo juicio de Dios, y la Verdad se conservaría en otra parte.
¿De qué es digna ahora la Fraternidad? El tiempo lo dirá.
Nadie puede suprimir a Dios, a pesar de todos sus esfuerzos.
Entonces, de todas maneras, rezamos por la Fraternidad, pues las cosas serían mucho más fáciles si ella se mantuviese bien.
Pero al mismo tiempo, preparémonos; y si ella sigue el camino de todo lo que es carne, no nos dejemos ganar por el pánico.
‘Solo Dios basta’, dice Santa Teresa de Ávila.
Por Mons. Richard Nelson Williamson
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Para la tranquilidad de algunos y la decepción de otros, parecería que las Discusiones doctrinales que se llevaron a cabo durante el último año y medio entre teólogos de Roma y representantes de la Sociedad de San Pio X llegarán después de todo a su fin esta primavera, debido a que los temas principales a discutir ya se habrán cubierto para entonces, sin una verdadera ventana de posibilidad para algún acuerdo. A esta conclusión parecería tentativamente estarse llegando, de acuerdo a los comentarios que el Superior General de la Sociedad, Mons. Fellay, externó en una entrevista que concedió el 2 de Febrero.
Ahora bien, para aquellos que se sienten decepcionados, tengan la certeza de que existen Romanos y sacerdotes de la FSSPX que difícilmente dejarán a un lado sus esfuerzos para construir un puente entre los clérigos del Vaticano II y los de la Tradición Católica. Pero como quiera que sea esta lucha para unir a todos los Católicos de buena fe, esfuerzos que van y vienen ayer, hoy y mañana, las palabras de Nuestro Señor son un anclaje: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo, XXIV, 35). Porque en su vida se moldea la vida de la Iglesia, y en su vida existió un ir y venir de luchas y sufrimientos humanos, culminando en la terrible crucifixión, más mientras sintió toda urgencia humana de evitar la voluntad de su Padre – “Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz …” – aún su mente humana y su corazón estaban anclados en esa voluntad divina – “más no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Mateo XXVI, 39).
Así es que la misma voluntad inmutable divina que dirigió y ancló la voluntad y mente humanas de Nuestro Señor, debe anclar también la vida de su Iglesia. Así es que los Papas, Concilios, Congregaciones religiosas y Fraternidades pueden ir y venir, pero para permanecer Católicas deben de someterse a esa voluntad divina a la que nuestro Señor se sujetó, y deben de decir exactamente las mismas verdades que Nuestro Señor transmitió de su Padre a su Iglesia. Como ninguna otra institución sobre la tierra, la Iglesia Católica está tan estrechamente construida alrededor de la Verdad que su supervivencia es proporcional a su fidelidad a esta Verdad. Debido a que la Iglesia Conciliar está poniendo los intereses humanos en el lugar de la Verdad divina, se está desintegrando, y cualquier Congregación Católica o Fraternidad que haga lo mismo, de igual manera se desintegrará.
Por lo tanto se puede deducir que cualquiera que sea fiel a la Verdad revelada en su totalidad se encuentra en efecto – no en principio, sino en la práctica – en el asiento de conductor de la Iglesia (Ver “Cartas del Rector”, Vol. IV, p. 164). Además, quien sea que tiene esa Verdad y pretende no ocupar el asiento del conductor sería el equivalente de lo que Nuestro Señor se habría llamado a sí mismo si hubiese renegado de su Padre: “un mentiroso” (Juan VIII, 55). Esto debido a que cualquier mensajero que reniegue de la divinidad de su mensaje divino no es amante verdadero de su prójimo, como él y los demás pueden gustarles pensar, pero tiene por su padre al padre de la mentira (Juan VIII, 44).
Existe una Verdad, aún si la mayoría de la gente pueda apenas reconocerla. El derecho y capacidad de los Romanos de gobernar la Iglesia depende de que sean fieles a esa Verdad. El derecho y capacidad de la FSSPX de hacer frente a los Romanos infieles depende de la fidelidad de la FSSPX a la misma Verdad. Por el momento la FSSPX ha sido fiel, así es que por ahora la FSSPX sobrevivirá, pero ¡ojala Roma, regresando a la Verdad, hiciera que esta supervivencia sea innecesaria !
Kyrie eleison.
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bibliaytradicion.wordpress.com
No puedo afirmarlo con certeza, pero es muy probable que este Comentario Eleison de Monseñor Williamson haya sido publicado ahora aquí por los mismos falsarios (en plural) que pretendieron, ingenuamente, presentar una supuesta respuesta del Obispo inglés a mi trabajo.
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Segundo error de estos pobres feligreses, engañados por las actuales autoridades de la FSSPX.
¿Por qué? Basta leer lo que escribe Monseñor Williamson:
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Para la tranquilidad de algunos y la decepción de otros, parecería que las Discusiones doctrinales que se llevaron a cabo durante el último año y medio entre teólogos de Roma y representantes de la Sociedad de San Pio X llegarán después de todo a su fin esta primavera, debido a que los temas principales a discutir ya se habrán cubierto para entonces, sin una verdadera ventana de posibilidad para algún acuerdo.
A esta conclusión parecería tentativamente estarse llegando, de acuerdo a los comentarios que el Superior General de la Sociedad, Mons. Fellay, externó en una entrevista que concedió el 2 de Febrero.
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Más allá de los parecería de Monseñor Williamson y de la pretendida razón esgrimida, la realidad es que, desde hace siete u ocho meses, como mínimo, se sabe que las tan mentadas discusiones doctrinales deben terminar en la primavera de 2011, es decir entre marzo y mayo.
——-
¿Cómo lo sé?
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Recurro a los Comentarios Eleison de Monseñor Williamson. Ellos son la fuente de información de la FSSPX; digamos, como el Lombardi del Vaticano… Fuente oficiosa, ciertamente; pero a falta de la oficial nos proporciona buenos datos… Y en este caso no fue desmentido por el Superior General ni por el celoso Padre Schmidberger…
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¿Qué dijo? ¿Cómo? ¿No lo sabe?
Me parece que usted no está conectado con el plagiario de marras…, que oculta bien lo que le conviene, pero conoce perfectamente lo que sucede…
—-
Pues bien, tanto en el Eleison 156, del 10 de julio de 2010, como en el Eleison 159, del 3 de agosto de 2010, Monseñor Williamson anuncia que, según el Presidente de la Comisión Teológica de la FSSPX, Monseñor de Galarreta, “estas discusiones deben de continuar hacia su fin designado (pero no más allá)”; y que esa fecha es “la primavera del año próximo”.
—–
No estoy al corriente de si
“bibliaytradicion.wordpress.com”
publicó estos dos Eleison el año pasado.
Donde sí puede encontrarlos es en… Bueno, por respeto a Radio Cristiandad y a los lectores, prefiero no escribir el nombre de ese sitio…
—–
Una última observación. Monseñor Williamson no nos dice si él pertenece al grupo de los que se quedan tranquilos o si está con los decepcionados.
—–
El falsario, plagiario y pusilánime, tampoco…
—-
¿Y usted, Padre Ceriani?
Contra lo que indica Monseñor Williamson al final:
Por el momento la FSSPX ha sido fiel, así es que por ahora la FSSPX sobrevivirá, pero ¡ojala Roma, regresando a la Verdad, hiciera que esta supervivencia sea innecesaria !
lo único que sé es que la FSSPX ha sido infiel:
– al aceptar y difundir el blasfemo Motu proprio de Benedicto XVI,
– al pedir y recibir el levantamiento de las excomuniones
– y al entablar secretas discusiones doctrinales, en lugar de condenar públicamente los errores de la Roma anticristo y modernista.
Ave Maria!
Es interesante notar que en la traducción del Comentario Eleison al español, se omite el adjetivo «importantes» cuando se refiere a los sacerdotes de la FSSPX.
En efecto, el texto en inglés de Mons. Williamson dice:
«Now let anyone disappointed be sure that there are Romans and important priests of the SSPX who will hardly give up their efforts to build a bridge between the churchmen of Vatican II and the churchmen of Catholic Tradition.»
Esto es:
«Ahora, dejando de lado a los decepcionados, tengan la certeza de que hay romanos y sacerdotes importantes de la FSSPX quienes difícilmente abandonarán sus esfuerzos por construir un puente entre los clérigos del Vaticano II y los clérigos de la Tradición Católica.
«
No puedo dejar de pensar en que el P. Jean de Morgon señaló que los infiltrados en la FSSPX habían alcanzado puestos clave dentro de la organización…
Todo esto no es sino «leche de cacharro». Porque en la Roma neomodernista y neoliberal ya no está la Verdad. Claro que la verdad está en la Iglesia Católica. ¿Pero está la Iglesia Católica en Roma?. Déjese de sofismas M. Williamson, deje los juegos malabares para el circo de la apostasía, porque si la Fraternidad participa de ese circo, tarde o temprano, más temprano que tarde acaba renunciando también a la Verdad. Si aún queda en Roma alguno aislado que mantenga la Verdad ya sabe lo que tiene que hacer, ir a ella y no permanecer en el error y para colmo atraer a los que la mantienen.
Si leí bien el último Eleison, al parecer las conversaciones entre la FSSPX y Roma están a punto de acabar y la perspectiva parece ser que no va a haber acuerdo. Esto tiene un lado bueno y uno malo. El malo es que las esperanzas que se habían puesto en un golpe de timón de la Santa Sede se alejan. El bueno es que comprometida por sus propias palabras la FSSPX mantiene su independencia. La única esperanza sería que las aportaciones de la FSSPX a las conversaciones comiencen a ser tenidas en cuenta en la Roma oficial. Pero eso ya es cosa de oración, perseverancia y testimonio. Testimonio de aquel que sabe que quién está en la verdad no está solo.
Señor Eiztarigorri:
Usted haría bien en leer completamente el trabajo del Padre Ceriani y no solamente el Eleison de Monseñor Williamson.
Si usted hubiese leído ese trabajo, usted no hablaría de «Roma oficial», porque las «las aportaciones de la FSSPX» no fueron para la «Roma oficial», sino para la «Roma conciliar», y Monseñor Fellay prohíbe identificarlas.
Por otra parte, Monseñor Fellay, en la respuesta 9 de su entrevista del 2 de febrero último, nos informa que «El Papa, con motivo de una reunión con sus colaboradores, este verano, en Castelgandolfo, dijo que estaba satisfecho con ellas».
Por eso, la única esperanza sería que las aportaciones de los buenos sacerdotes y fieles comiencen a ser tenidas en cuenta por las actuales autoridades de la FSSPX. Pero eso ya es cosa de oración, perseverancia y testimonio.
Radio Cristiandad y sus colaboradores han escogido este camino.
Querer rescatar a los católicos envenenados en mayor o menor medida de conciliarismo, es el argumento de Monseñor Williamson, para justificar todo lo que la HSSPX esta haciendo en sus tratativas con Roma.
El hecho de que la carta de Monseñor Williamson fuera escrita en 1992, agrava la situación, de quienes, conociendo esta carta de antemano, insisten, en que la Hermandad a traicionado sus fundamentos.
Las discusiones estan finalizando, y no se vislumbra regularización canónica, con o sin condiciones. Ninguna autoridad de la Iglesia tiene jurisdicción sobre la Hermandad, esta no ha aceptado los errores del Concilio, no ha aceptado los errores del N.O. ni del catecismo de Juan Pablo II.
Es evidente que la carta que Ud. trajo a colación, tiene un valor y actualidad impresionante. Es más, al leerla, creí que fuera escrita en esto días. Lo felicito, y que los insultos que le han prodigado sirvan de reparación por algún pecado.
El que es falsario y pusilánime, falsario y pusilánime es.
Pero el que defiende a un falsario,
de Monseñor Fellay discípulo acabo es.
La Carta de Monseñor Williamson data de abril de 1992, cuando Monseñor Fellay era Ecónomo General de la FSSPX y todavía no podía decir, como Superior General:
Si el Papa me llama, voy. Rápidamente. Más aún, corro.
Un católico no puede poner condiciones a Roma.
En nombre de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Monseñor Bernard Fellay, Superior General, saluda el acceso del Cardenal Joseph Ratzinger al Supremo Pontificado. Él ve allí un halo de esperanza de salir de la profunda crisis que sacude a la Iglesia Católica.
Es cierto que la elección de un nuevo papa en 2005 dio nacimiento a una nueva esperanza y quizá incluso a una gran esperanza entre los sacerdotes y los fieles.
Benedicto XVI es una persona íntegra, que toma muy seriamente la situación y la vida de la Iglesia.
Y otras lindas cosas que tienen un valor y actualidad impresionantes, y cosechan buenos discípulos.
Ave Maria!
Quien se firma como «Para el Falsario y Pusilanime» dice:
«El hecho de que la carta de Monseñor Williamson fuera escrita en 1992, agrava la situación, de quienes, conociendo esta carta de antemano, insisten, en que la Hermandad a (sic) traicionado sus fundamentos.»
No importa cuándo haya escrito la carta Mons. Williamson. Eso no agrava la situación de nadie.
Lo que agrava la situación de la FSSPX y de los feligreses por ella atendidos es la actitud de las autoridades de la Fraternidad:
Fue el superior general quien despertó falsas esperanzas en Benito XVI.
Fue el superior general quien mintió en diversas ocasiones asegurando que no se podía pedir el levantamiento de las excomuniones cuando ya lo había hecho.
Fueron el superior general y los otros tres obispos quienes públicamente agradecieron el levantamiento de sus excomuniones -las que siempre, ante los fieles, negaron que existiesen.
Fueron el superior general y los otros tres obispos quienes públicamente aceptaron que sus excomuniones estuvieron operantes por veinte años.
La lista puede continuar en muchísimas más líneas, pero no hace falta: el artículo que da origen a estos comentarios ya lo ha hecho de manera magistral…
Si en verdad cree que está bien lo que han hecho las autoridades de la FSSPX, por favor -más aun: por caridad– explique estas mentiras y contradicciones.
Si no puede hacerlo, pregunte a los sacerdotes de la Fraternidad. Si no le dan respuesta, no lo revele: si lo hace, es muy probable que le expulsen de sus capillas y le nieguen los sacramentos…
Yo propongo a Fiel a FSSPX (para permanecer en el espíritu catòlico y alejar el peligro del cisma): que declaremos la sede vacante y nos dediquemos a rezar y a santificarnos nosotros mismos, que buena falta nos hace, pues hasta donde yo puedo ver no tenemos una pizca de humildad, siempre estamos pidiendo que se nos atienda y se nos lisonjee por nuestra capacidad intelectual. Ah, y podemos si ir mirando a quién ponemos en lugar de Benedicto XVI para rendirle nuestra adhesión y nuestro reconocimiento como Cabeza visible de nuestra Iglesia católica, ya que como católicos no podemos dejar de estar bajo una autoridad por mucho tiempo. Yo no recuerdo que Monseñor Lefebvre haya dejado de manifestar su vinculación a Roma, y hablo de la Roma actual, de la institución visible, que lo demás son entes de razón que sólo nos sirven para hacer metáforas. Tengamos los pies sobre la tierra, por favor.
Braian:
Me parec que no has entendido lo que he propuesto a Ronaldo. Lo repito para tí:
En reconocimiento de la autoridad eclesiástica, me parece que, para no tener un espíritu cismático y en reconocimiento de la autoridad del Jefe de la Iglesia, debemos ir el 1 de mayo a la beatificación del Santo Padre Juan Pablo II, así como en octubre próximo a la ciudad de Asís para acompañar al muy Santo Padre Benedicto XVI y los otros Jefes de las diferentes religiones para implorar la tan deseada paz para el mundo.
Desde ya podemos organizar tres novenas a San Josemaría para que todo salga bien.
No veo en esto, de ningún modo, lo que tú sugieres: declarar la sede vacante e ir mirando a quién ponemos en lugar de Benedicto XVI.
Me parece que ustedes dos les hace mal leer a Monseñor Fellay, pero no lo quieren aceptar o decir.
Humildad, Braian, humildad, y menos intelectualidad.
Un católico auténtico no tiene que obrar a ciegas y, por lo tanto, no tiene que hacer lo que no corresponde al espíritu católico, como dice Rolando. Se puede honrar al Papa y al mismo tiempo resistirse a seguirlo en cosas indebidas. Eso fue lo que siempre hizo Monseñor Lefebvre.
Rueguen a San José que Roma reconozca los horrores del V II.
Rolando expresa:
—-
YO CREO QUE ES MÁS SENSATO QUE DE UNA VEZ POR TODAS EL PADRE CERIANI DIGA QUE CREE EN LA SEDE VACANTE.
—-
Le respondo diciendo que yo creo en los doce artículos del Credo, ni más, ni menos.
—-
Desconozco un décimotercer artículo: LA SEDE VACANTE.
—-
Por lo tanto, no sólo es más sensato confesar la Fe de la Iglesia sin agregados, sino que la prudencia nos dicta no caer en herejías.
—-
Rolando, si usted afirma que LA SEDE VACANTE es un artículo de Fe, usted es un hereje.
—-
Entonces, antes de comentar mal o de criticar sin sentido mi artículo, analice su Fe.
Corrijo:
YO CREO QUE ES MÁS SENSATO QUE DE UNA VEZ POR TODAS EL PADRE CERIANI DIGA QUE LA SEDE está VACANTE.
¿Será que sigo siendo hereje por esto?
Ave Maria!
Rolando, ya se lo dije: usted puede creer según le alcance su inteligencia. Pero usted no puede encontrar un sólo punto en el tratado que se discute por el cual pueda acusar de sedevacantista al P. Ceriani.
También ya se lo dije: En el tratado del P. Ceriani hay tanto sedevacantismo como lo hay en la carta que firmaron las autoridades de la FSSPX en 1988.
Quizá no sea un hereje por creer lo que dice que cree. Pero en definitiva si es un necio al creer algo que no tiene fundamento.
Yo no afirmo que el Padre Ceriani sea sedevacantista, sino que a èl le convendrìa màs serlo, porque así sería más coherente con lo que expresa. La actitud suya es más la de un sedevacantista que la de quien acepta a Benedicto XVI como Papa, sin seguirlo -por supuesto- en todo, como hace la Fraternidad y como hizo siempre Mons. Lefevbre. Por ese camino, el Padre tendrá que declararse algún día como sedevacantista, so pena de caer inexorablemente en el cisma.
Ave Maria!
Pero, ¿se da cuenta de lo que está diciendo, Rolando? Usted afirma que «el Padre tendrá que declararse algún día como sedevacantista, so pena de caer inexorablemente en el cisma.» Entonces, ¿si Lutero se hubiese declarado sedevacantista ya no habría sido cismático?
Ya se lo he pedido y se lo vuelvo a solicitar: Rolando, ¿podrá usted señalar puntualmente las palabras que hacen asemejar al P. Ceriani a un sedevacantista?
fielnofiel@gmail.com
A PROPÓSITO DE LA RESPUESTA DEL PADRE JUAN CARLOS CERIANI QUE FIGURA ABAJO, YO QUIERO PREGUNTARLE SIMPLEMENTE UNA COSA: SI CUANDO DICE MISA MENCIONA EN EL CANON A BENEDICTO XVI.
—-
YO CREO QUE ES MÁS SENSATO QUE DE UNA VEZ POR TODAS EL PADRE CERIANI DIGA QUE CREE EN LA SEDE VACANTE.
—-
Le respondo diciendo que yo creo en los doce artículos del Credo, ni más, ni menos.
—-
Desconozco un décimotercer artículo: LA SEDE VACANTE.
—-
Por lo tanto, no sólo es más sensato confesar la Fe de la Iglesia sin agregados, sino que la prudencia nos dicta no caer en herejías.
—-
Rolando, si usted afirma que LA SEDE VACANTE es un artículo de Fe, usted es un hereje.
—-
Entonces, antes de comentar mal o de criticar sin sentido mi artículo, analice su Fe.
Ave Maria!
A propósito de la pregunta que fielno hace al P. Ceriani, yo solicito atentamente al mismo forista que se firma como fielno que conteste lo siguiente:
1) ¿usted encuentra uno o más puntos en el tratado que se discute por el cual pueda acusar de sedevacantista al P. Ceriani? Si su respuesta es afirmativa, por favor exponga puntualmente el o los puntos.
2) ¿usted está de acuerdo en que el tratado del P. Ceriani –el tratado o artículo que ahora comentamos– hay tanto sedevacantismo como lo hay en la carta que firmaron las autoridades de la FSSPX en 1988? Si su respuesta es negativa, por favor explique por qué.
Agradezco de antemano sus respuestas.
Ave Maria!
Rolando: lo que le pedí de favor fue que explicara por qué «usted dice que fácilmente se deduce la negación sistemática de a reconocer la autoridad del Papa» en el tratado del P. Ceriani.
Lejos de responder a mi pedido, usted copia largos textos del tratado en los que inserta apenas cuatro comentarios propios.
Así pues, parece que ni a usted le resulta fácil la deducción que antes mencionó.
Paso ahora a los comentarios que usted hace:
«¿cómo se ha llegado a esta situación?
(ÉSTA ES LA PREGUNTA SESGADA QUE SE PLANTEA EL PADRE CERIANI, PORQUE ESTÁ SEGURO DE QUE LA FRATERNIDAD SE HA EQUIVOCADO AL MANIFESTAR SU ADHESIÓN AL PAPADO)»
La pregunta, Rolando, no es sesgada. Podría quizá decir que lo es la respuesta. Digo «podría», no que lo sea. Pero la pregunta no es sesgada: es una pregunta perfectamente válida.
Ahora bien, es definitivo que las autoridades de la FSSPX han equivocado el camino: han tomado el camino de la mentira, del engaño, de la doble cara.
¿Ya olvidaron dichas autoridades lo que la Fraternidad había manifestado en 1988? ¿No se alegraron entonces de ser señalados como ajenos a esa iglesia modernista? ¿Ya dejó de ser modernista esa iglesia?
Es claro que la Fraternidad no debe adherirse a las acciones de ese papado que pretende beatificar a quien humilló a la Iglesia causando tanto escándalo en esas ovejas y corderos que debía apacentar; a esa papado que continua con esas humillaciones y que busca poner en un plano secundario a la Misa de siempre…
Rolando, usted cita nuevamente al P. Ceriani:
«De ninguna manera puede afirmarse que las tratativas todavía en curso son una iniciativa unilateral del Vaticano. La invitación cardenalicia fue la respuesta a los contactos para la organización de la peregrinación.»
Y en seguida comenta:
(PERO POR SUPUESTO QUE LA FRATERNIDAD TENÍA TODA LA LIBERTAD PARA ACTUAR DE ESA MANERA, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE ESTUVIERA BUSCANDO O NO CONVERSAR CON ROMA, ESO FUE LO QUE SIEMPRE HIZO MONSEÑOR LEFEBVRE. SI POR ELLO, LAS COSAS SE DIERON PARA QUE ROMA RESPONDIERA GENEROSAMENTE, ¡BENDITO DIOS! LO QUE NO SE PUEDE ES ESTABLECER TAN GRATUITAMENTE UNA RELACIÓN DE CAUSA A EFECTO ENTRE LO QUE HIZO LA FRATERNIDAD Y LO QUE HIZO ROMA, PARA TERMINAR DICIENDO QUE AQUELLA ES CULPABLE DE ALTA TRAICIÓN. ¿DÓNDE QUEDA ENTONCES LO DE LA PROVIDENCIA DIVINA, QUE ES LA QUE HA GUIADO A LA IGLESIA A TRAVÉS DE LAS MÁS TERRIBLES CRISIS EN SU HISTORIA? ¿PUEDEN CREER EN VERDAD UDS. QUE NO HA SIDO LA DIVINA PROVIDENCIA LA QUE HA DISPUESTO ESOS ACONTECIMIENTOS, TANTO LOS GESTOS DE LA FRATERNIDAD COMO LAS INICIATIVAS DEL VATICANO? YO CREO QUE ES MÁS SENSATO QUE DE UNA VEZ POR TODAS EL PADRE CERIANI DIGA QUE CREE EN LA SEDE VACANTE. ASÍ SÍ ESTARÍA COMPLETAMENTE DE ACUERDO CON SU EXPOSICIÓN).»
En primer lugar debo señalar que tampoco la respuesta del P. Ceriani resulta sesgada. El comentario de Rolando lo deja ver, pues aunque no concede, tampoco demuestra que la conclusión sea errada.
Pero lo que resulta sorprendente de este comentario es que diga «SI POR ELLO, LAS COSAS SE DIERON PARA QUE ROMA RESPONDIERA GENEROSAMENTE, ¡BENDITO DIOS!»
¡¿Cuál fue la respuesta generosa de Roma?! ¿Levantar unas excomuniones inexistentes? ¿Humillar la Santa Misa de siempre no sólo comparándola con la misa bastarda de Paulo VI, sino poniéndola en un plano inferior a ella?
¿O será que la respuesta generosa de Roma fue continuar con los actos interreligiosos?
¿Sería eso motivo para que las autoridades de la FSSPX mintieran a sus sacerdotes y a los feligreses? Porque creo que no se atreverá a negar que esas autoridades por muchos años sostuvieron que las excomuniones de los obispos eran inválidas, inexistentes. Creo que tampoco se atreverá a negar que, en la carta de agradecimiento a Benito XVI, reconocen que el decreto de levantamiento de tales excomuniones dejó inoperante tal sanción, con lo que reconocen que antes del decreto la sanción estaba operante.
Si antes la Fraternidad calificaba a la roma modernista de «Roma anticristo», ¿qué es lo que ha cambiado en ella para que ya no se la califique de tal? Y si se le sigue calificando de «Roma anticristo», ¿por qué se la busca? ¿Para convertirla? ¿Se la va a convertir agradeciéndole todo lo malo que hace, como pretender levantar unas excomuniones que ni existían o como humillar la Santa Misa?
Es verdad que la Divina Providencia actúa en ocasiones de maneras imprevistas e inimaginadas, pero eso no nos puede mover a seguir a quienes mienten abiertamente, a quienes tienen un doble discurso. Y en definitiva, no puedo creer que la Divina Providencia haya dispuesto esos acontecimientos humillantes para Ella misma y para Su Iglesia.
Con respecto a la Sede vacante y el tratado del P. Ceriani, usted puede creer lo que su inteligencia le alcance. Pero no por ello puede acusar válidamente de sedevacantista al padre ni a quienes coincidimos con él al juzgar equivocado el camino tomado por las autoridades de la FSSPX. En el tratado del P. Ceriani hay tanto sedevacantismo como lo había en la carta que firmaron en 1988.
Rolando cita:
«- ¿Y si el Papa lo llamase?
– Mons. Fellay: Si me llama, voy. Rápidamente. Más aún, corro. De verdad, por obediencia. Por respeto filial al jefe de la Iglesia.
(PORQUE TODAVÍA VE EN ÉL AL VICARIO DE CRISTO EN LA TIERRA, AL QUE HAY QUE RESPETAR HONRÁNDOLO POR ESE SÓLO HECHO DE SER EL MÁXIMO REPRESENTANTE DE DIOS. IGUAL HARÍAMOS CON NUESTRO PADRE CARNAL, AUNQUE ÉSTE INCURRIERA EN UNA CONDUCTA REPROCHABLE)
¿Y acaso Mons. Lefebvre ya no veía en Juan Pablo II al vicario de Cristo? Pues con todo y ello se alejó de él. Si el padre carnal llama a su hijo a que le acompañe a pecar a un burdel, el hijo no solo no está obligado a obedecer, sino que está obligado a desobedecer.
Rolando insiste:
«(PARA EL PADRE CERIANI, TODO FUE HECHO EN UN INNEGABLE ESPÍRITU DE TRAICIÓN Y NO POR ACCIÓN PROVIDENCIAL DE DIOS. ¿QUÉ TAL QUE SE EQUIVOQUE?)»
Las autoridades de la FSSPX están equivocadas, pues han elegido el camino de la mentira, y la mentira no puede ser el camino de alcanzar la verdad. Si el P. Ceriani y quienes coincidimos con él estamos equivocados, usted nos haría un enorme favor señalando puntualmente nuestros errores.
Rolando escribe en su comentario:
– ¿Y si el Papa lo llamase?
– Mons. Fellay: Si me llama, voy. Rápidamente. Más aún, corro. De verdad, por obediencia. Por respeto filial al jefe de la Iglesia.
(PORQUE TODAVÍA VE EN ÉL AL VICARIO DE CRISTO EN LA TIERRA, AL QUE HAY QUE RESPETAR HONRÁNDOLO POR ESE SÓLO HECHO DE SER EL MÁXIMO REPRESENTANTE DE DIOS. IGUAL HARÍAMOS CON NUESTRO PADRE CARNAL, AUNQUE ÉSTE INCURRIERA EN UNA CONDUCTA REPROCHABLE)
En esta respuesta se encuentra en potencia todo lo que ha ido sucediendo en estos últimos diez años”.
(PARA EL PADRE CERIANI, TODO FUE HECHO EN UN INNEGABLE ESPÍRITU DE TRAICIÓN Y NO POR ACCIÓN PROVIDENCIAL DE DIOS. ¿QUÉ TAL QUE SE EQUIVOQUE?)
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En realidad, el Padre Ceriani escribió:
– ¿Y si el Papa lo llamase?
– Mons. Fellay: Si me llama, voy. Rápidamente. Más aún, corro. De verdad, por obediencia. Por respeto filial al jefe de la Iglesia.
En esta respuesta se encuentra en potencia todo lo que ha ido sucediendo en estos últimos diez años.
Cuando se sabe que Monseñor Lefebvre, el 29 de junio de 1988, rechazó el llamado de Juan Pablo II, que le ofreció un automóvil para conducirlo a Roma, se entiende que algo ha cambiado en la conducción de la FSSPX.
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Lo que está resaltado en negrita ha sido suprimido por el adulteraor de textos Ronaldo.
Esa frase molesta, y por eso hay que eliminarla, incluso adulterando un texto.
El Padre Ceriani molesta, y por eso hay que eliminarlo, incluso calumniando.
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La mentira, la calumnia, la adulteración… pasan… Lo que queda es que En esa respuesta de Monseñor Fellay se encuentra en potencia todo lo que ha ido sucediendo en estos últimos diez años.:
En nombre de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Monseñor Bernard Fellay, Superior General, saluda el acceso del Cardenal Joseph Ratzinger al Supremo Pontificado. Él ve allí un halo de esperanza de salir de la profunda crisis que sacude a la Iglesia Católica.
Benedicto XVI es una persona íntegra, que toma muy seriamente la situación y la vida de la Iglesia.
Con Benedicto XVI la barca de la Iglesia navega en adelante sobre aguas más tranquilas.
… Todo indica que desde hace algún tiempo, más o menos desde el ascenso al pontificado del Papa Benedicto XVI, ha aparecido una nueva ola (…) que contra todo pronóstico aparenta ir en sentido opuesto a la primera. Los indicios son suficientemente variados y numerosos como para poder afirmar, que este nuevo movimiento de reforma o de restauración es efectivamente real.
Deseamos que Roma nos reconozca como verdaderos obispos.
Pareciera que desechamos todo Vaticano II. Sin embargo adherimos al 95%.
La Misa nueva es considerada la ley general de la Iglesia. Para evitar cualquier aislamiento y cualquier división, pedimos que la Misa antigua sea también la ley general.
Mons. Bernard Fellay, volvía a solicitar el levantamiento de la excomunión latae sententiae.
La preciada regularización que solamente Roma tiene la autoridad de otorgar.
El Papa dijo que hay solamente un problema de orden canónico. Es suficiente un acto de Roma para decir que se ha terminado y nosotros reentramos en la Iglesia.
Por el momento, todo está bien y todo va sin problemas de acuerdo al plan.
Ave Maria!
Rolando, al eliminar un fragmento del texto del P. Ceriani, usted actuó de igual manera que las autoridades de la FSSPX. Ellas han adulterado textos hasta del mismo fundador de la Fraternidad. También han adulterado textos de Benito XVI.
Así que creo que ya queda claro por qué las defiende…
Ustedes se aferran demasiado a la letra y eso es lo que los mata. «La letra mata, el espíritu es el que vivifica», dice el Evangelio. ¿No se acuerdan de cómo Jesús les dijo una vez a los Apóstoles que Él no subiría a Jerusalén, y sin embargo se presentó de incógnito allá?
Ave Maria!
Rolando, no sé qué le hace decir que nos aferramos a la letra. Y usted, ¿a qué se aferra?
¿Se atreve a eliminar un fragmento del texto, adulterándolo, con el pretexto de no aferrarse a la letra?
Noto con tristeza que no ha tocado para nada el punto: usted adulteró un texto acomodándolo a su conveniencia. ¿Quién es quien actúa sesgadamente?
¿Se atreverá a negar que las autoridades de la FSSPX han adulterado el texto del motu proprio Summorum pontificum? Ahí están los textos que lo atestiguan.
Rolando, ¿por qué no nos explica cómo se han aplicar esas palabras que cita: «la letra mata, el espíritu es el que vivifica»? Confío en que no nos recomendará mentir ni engañar…
Pues eso es lo que Mons. Fellay ha hecho. ¿No recuerda que el 2 de febrero de 2006 decía él con mucha enjundia que sus acciones no había llegado a más, porque obviamente no iba a solicitar el levantamiento de las excomuniones, que no podía pedir que se levantara lo que no existía? ¿Y no recuerda que tres años más tarde él mismo aceptaría haber solicitado dicho levantamiento en 2005?
Si, dos meses aproximadamente antes de que revelara que no había solicitado el levantamiento de las excomuniones, ya lo había hecho…
¿Acaso mentiría para conseguir su reelección como superior general? …
Padre Ceriani:
Me permito enviarle estas palabras del Padre Aulagnier, en las que muestra cómo Mons. Lefebvre aparentemente se contradijo en su actuación sobre las consagraciones. Sin embargo, no fue propiamente una contradicción, y así Mons. Fellay tampoco se contradice.
Figé en rien…Vous croyez que j’exagère en disant cela, que je déforme la belle stature de Mgr Lefebvre. Que non pas ! Voyez encore le problème des sacres. Il jura ses grands dieux que jamais il ne sacrerait des évêques. Il l’avait fait dire à M l’abbé de Nantes dans un droit de réponse, je crois, me souvenir : il ne serait pas l’évêque qui sacrerait un évêque sans la permission de Rome. Il le confirmait encore dans son livre « Lettre ouverte aux catholiques perplexes ». Je ne sais plus la page. Mais je suis sûr de la citation. Ce livre fut publié aux Editons Albin Michel en 1985. En 1985 ? Oui. . Et quelques mois plus tard, Mgr Lefebvre passait à l’acte et conférait l’épiscopat à quatre de ses prêtres. Vous pensez qu’il se contredit. Vous pensez qu’il y a contradiction. Non point. Il y a seulement que Mgr Lefebvre a mieux analysé la situation, il a considéré que la situation à Rome changeait, s’était encore dégradée. La preuve ? « Assise » a eu lieu en 1986, le 27 octobre 1986. C’était nouveau. C’était un pas de plus dans la destruction de l’Eglise, de sa note d’unité et de sainteté. Voir le pape, vicaire du Christ, au milieu de tout ce monde ! Il fut scandalisé. Il le manifesta en faisant réaliser des petits dessins où l’on voyait le pape à l’entrée de la porte des cieux, la porte du paradis lui restait fermée par NSJC. Il fut très critiqué pour cela. Peu de confrères osèrent distribuer ce dessin. Je fus, je crois, le seul à le faire…Vous le trouverez dans un numéro de Fideliter. Vous voyez. Il est vrai de dire que Mgr Lefebvre tient compte des situations. Il ne reste pas figé dans un jugement. Il a suffi d’Assise pour qu’il change d’avis et qu’il consacre des évêques sans l’autorisation expresse de Rome….Encore qu’on pourrait discuter sur ce point. Rome en accepta, du moins le principe. Mais ce n’est pas ici le sujet.
Ainsi depuis qu’il a écrit cette phrase que vous citez si « goulûment », en 1988 n’y aurait-il rien de changé à Rome et sur la messe et sur les sacres. Sur la messe, nous avons eu en 2007 le Motu Proprio de Benoît XVI. Ce qui est un beau changement, tout de même. « Très Saint Père, rendez-nous la messe » ne cessait de demander Mgr Lefebvre au Pape. En 2007, c’était chose faite. .Et puis en 2001 n’y a –t-il pas eu quelque chose qui l’aurait impressionné ? Et si ! Il y a eu la fondation de l’Administration Apostolique saint Jean Marie Vianney par le Pape JPII avec deux choses qui, dans la pensée de Mgr Lefebvre, étaient capitales pour notre « protection »: l’affirmation de l’exemption de la juridiction territoriale, et en même temps l’octroi de la juridiction personnelle. Il le voulait. Le Cardinal Ratzinger ne lâchait pas pied en 1988. C’était chose faite en 2001. Voilà une grande différence, une grande nouveauté fondamentale qui aurait fait changer Mgr Lefebvre, comme Assise en 1986, le fit changer de résolution. Direz vous, comme certains, que Mgr Lefebvre se contredit ? Non point. Si vous le croyez, je vous réponds qu’il est pragmatique, il s’adapte, mais reste fidèle à sa mission d’évêque ayant au cœur l’amour du Christ, le développement de l’Eglise. Il est missionnaire et pastoral. Le bien des âmes fut toujours son souci.
Je pourrais prendre encore bien des exemples. Mais il me semble que cet exemple des sacres doit suffire.
Braian:
Yo puedo leer francés sin problemas, pero no es el caso de la mayoría de los lectores del blog. Usted sabrá por qué no lo tradujo o no lo hizo traducir.
La razón sería, tal vez, que lo que usted presenta como un argumento a favor de las tratativas emprendidas por Monseñor Fellay, en realidad es un contraargumento, y prueba dónde terminan los que deseaban ese acercamiento a la Roma anticristo y modernista.
Usted toma como testigo al Padre Aulagnier, que presenta como testimonio de un cambio en la Roma anticristo y modernista el blasfemo Motu proprio de 2007 y el acuerdo de Campos en el 2002.
Le exijo que publique una traducción del texto francés invocado; para que yo pueda ante los lectores ya informados, refutar su argumentación.
Mientras tanto, espero que cumpla con mi pedido.
Ave Maria!
No es de extrañar que Braian recurra al Padre Aulagnier. ¿Cuál fue la postura de este padre ante el acuerdo -¿o debería decir traición?- de Campos con la roma anticristo?
¿Por qué no nos relata eso, Braian? Imagino que sabe, o por lo menos debe suponer, que no todos los lectores conocemos al P. Aulagnier. De igual manera, no todos los lectores leen francés.
Ave Maria!
Por cierto, Braian, que lo que argumenta el P. Aulagnier no concuerda con lo que expresó Mons. Lefebvre. Si el fundador de la FSSPX decidió consagrar obispos fue porque roma había prometido la autorización, pero la fue demorando siempre; como esperando que la muerte del obispo francés llegara antes y así quedara relegada de cumplir con la promesa. El evento en Asís probablemente aceleró la decisión.
Ahora bien, el P. Aulagnier argumenta que Mons. Lefebvre se percató de un cambio en roma. Me pregunto cuál fue el cambio en roma que vió Mons. Fellay. Si es que acaso vió uno.
Braian:
te has tomado más de seis días para reaccionar y responder ahora lo que tendrías que haber respondido el Jueves 10 de marzo a las 2:09 pm, en lugar de la tontería que escribiste entonces.
Gracias por tu reconocimiento implícito.
Pero, como es implícito, eso muestra tu soberbia.
Humildad, Braian, más humildad, de esa que tú predicas, pero no practicas.
Y no te vendría mal un poco de inteligencia. Te quisiste pasar de listo, y caíste en tu propia trampa.
Reconócelo, con humildad e inteligencia. No seas necio como Rolando, a quien intentas defender sin éxito.
La FSSPX, la de siempre, no necesita de ustedes dos para que la defiendan.
Braian:
Te dije ayer que la FSSPX, la de siempre, no necesita de Rolando ni de tí para que la defiendan.
Y ahora pretendes defenderla con la Misa Tradicional reducida a la forma extraordinaria y con el acuerdo de Campos.
Ni Monseñor Fellay te aceptaría esta defensa.
La causa es mala y la defensa peor.
Señor Director, estimados lectores:
Quien firma como Rolando, pretendiendo defender a Monseñor Fellay y a las otras autoridades de la actual FSSPX, ha adulterado un texto de mi trabajo.
Nada más normal, porque, si un adulterador guía a otro adulterador, ambos caen en el adulterio.
Esas autoridades que Rolando defiende han adulterado textos, han mentido, han falseado.
Le he señalado su delito a Rolando, y ni se ha inmutado.
Como no merece más una respuesta mía, no se sorprendan si aquí y ahora termina mi correspondencia con él.
Ésta es mi última intervención, ojalá no me la desechen. Hay demasiada rapidez para juzgar, me acusan de adulterador sin que yo haya tenido siquiera esa intención. Pues ahora voy a citar unas plabras de Mons. Lefebvre que encontré en la revista Jesús Christus de hace varios años, y las cito completas para no exponerme a una falsa acusación. La intención mía es hacer ver lo que decía Monseñor respecto a los peligros de no seguir la realidad.
DICE
MONSENOR
LEFEB VRE:
“Mientras no tenga la evidencia de que el Papa no sea Papa, tengo la presunción por él.
“No digo que no haya argumentos que puedan poner una cierta duda. Pero es necesario tener la evidencia: no es suficiente una duda, incluso si es válida. Si el argumento es dudoso, no hay derecho a sacar conclusiones que tienen consecuencias enormes. No se puede partir de un principio dudoso. Prefiero partir del principio de que hay que defender nuestra fe. Este es nuestro deber. Aquí no hay lugar a duda alguna. Conocemos nuestra fe. Si alguien ataca nuestra fe, decimos ¡no! Pero de aquí a decir enseguida que porque alguien ataca nuestra fe es herético, luego no es más autoridad, luego sus actos no tienen ningún valor… Atención, atención, atención… No nos metamos en un círculo infernal del cual no sabremos cómo salir. En esta actitud existe un verdadero peligro de cisma.
“No pretendo ser infalible; intento combatir en las circunstancias actuales con toda la fe posible, con la oración y con el auxilio de la gracia. Pero pienso que hay una línea de realismo, seguida por la Fraternidad, de la cual no hay que salir o divid
a la Fraternidad”.
Ave Maria!
Rolando, usted adulteró un texto. Se le señaló repetidas veces. El fragmento de texto omitido (deliberadamente o no) era parte muy importante. Hasta ahora responde que no fue intencional… Le concedo el beneficio de la duda, pero creo que lo correcto hubiera sido aclararlo tan pronto se enteró de su error, y por supuesto enmendarlo.
Se le ha pedido que señale puntualmente cuál es el texto que le hace decir «la actitud suya [del P. Ceriani] es más la de un sedevacantista». No ha sido capaz de señalar ni explicar nada. Y es que en el texto no existen palabras que muevan a pensar de esa manera. En realidad, me parece que Rolando se deja llevar por la reacción de las nuevas autoridades de la FSSPX, las cuales suelen tachar de sedevacantista a quien quiera que se oponga a la actitud entreguista y engañosa de tales autoridades…
Señor Director, respetados lectores del blog:
—
Braian no responde, y no proporciona la traducción de su pretendida defensa de Monseñor Fellay, basada sobre un texto en francés del Padre Aulagnier.
—
No sé si responderá, ni si publicará esa traducción. Pero no puedo esperar y tengo cosas más importantes que hacer.
—
El texto del Padre Aulagnier pretende demostrar que Monseñor Lefebvre, sin contradecirse, cambió de actitud respecto de las Consagraciones Episcopales de junio de 1988.
—
En realidad, no hubo ni contradicción ni cambio.
—
He aquí la primera parte de ese texto:
—
“Voyez encore le problème des sacres. Il jura ses grands dieux que jamais il ne sacrerait des évêques.
Il l’avait fait dire à M l’abbé de Nantes dans un droit de réponse, je crois, me souvenir : il ne serait pas l’évêque qui sacrerait un évêque sans la permission de Rome.
Il le confirmait encore dans son livre «Lettre ouverte aux catholiques perplexes». Je ne sais plus la page. Mais je suis sûr de la citation. Ce livre fut publié aux Editons Albin Michel en 1985.
En 1985 ? Oui. Et quelques mois plus tard, Mgr Lefebvre passait à l’acte et conférait l’épiscopat à quatre de ses prêtres.
Vous pensez qu’il se contredit. Vous pensez qu’il y a contradiction.
Non point. Il y a seulement que Mgr Lefebvre a mieux analysé la situation, il a considéré que la situation à Rome changeait, s’était encore dégradée.
La preuve? « Assise » a eu lieu en 1986, le 27 octobre 1986. C’était nouveau. C’était un pas de plus dans la destruction de l’Eglise, de sa note d’unité et de sainteté. Voir le pape, vicaire du Christ, au milieu de tout ce monde!
Il fut scandalisé.”
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Doy una traducción de este texto:
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“Consideremos todavía el problema de las Consagraciones Episcopales. Él juró a sus grandes dioses que nunca consagraría obispos.
Él dijo al Padre de Nantes en un derecho de respuesta, creo recordarme: que no sería él el obispo que consagraría un obispo sin el permiso de Roma.
Confirmó esto aún en su libro «Carta abierta a los católicos perplejos». No sé la página. Pero estoy seguro de la cita. Este libro fue publicado en las ediciones Albin Michel en 1985.
¿En 1985? Sí. Y unos meses más tarde, el Arzobispo Lefebvre pasó al acto y confirió el episcopado a cuatro sacerdotes.
¿Piensa usted que se contradijo a sí mismo? ¿Piensa que hay una contradicción?
No. Sólo hay que Monseñor Lefebvre analizó mejor la situación, consideró que había cambiado la situación en Roma, que se había incluso deteriorado.
¿Las pruebas? «Asís» tuvo lugar en 1986, el 27 de octubre de 1986. Era algo nuevo. Fue un paso más en la destrucción de la Iglesia, en su nota de unidad y de la santidad. Ver el Papa, el vicario de Cristo en medio de ese mundo!
Él fue escandalizado”.
—
Dejo de lado las lagunas e imprecisiones, muy graves, del Padre Aulagnier. ¿Lagunas e imprecisiones…, o ocultamiento de pruebas?
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Por ejemplo:
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“Creo recordarme”…, “No sé la página. Pero estoy seguro de la cita”…, “¿En 1985? Sí. Y unos meses más tarde, el Arzobispo Lefebvre pasó al acto y confirió el episcopado a cuatro sacerdotes”…
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Cuando alguien quiere probar o demostrar algo grave, no puede presentar semejantes simplezas o necedades como prueba.
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La respuesta de Monseñor Lefebvre al Padre de Nantes se encuentra en “La Condenación Salvaje de Monseñor Lefebvre”.
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La página del libro citado es la última…, muy simple…
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Las Consagraciones… ¿algunos meses más tarde de 1985?… Sí, unos 36 meses más tarde…, el 30 de junio de 1988…, y después de Asís 1986…
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Pero vayamos a lo más grave:
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En relación a Monseñor Lefebvre, el Padre Georges de Nantes declaró:
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«Es necesario que un Obispo, sucesor de los Apóstoles, miembro de la Iglesia enseñante, colega del Obispo de Roma y como él ordenado al bien común de la Iglesia, rompa su comunión con él hasta que él no haya probado su fidelidad a las cargas de su Pontificado Supremo” (La Contrarreforma Católica, número 89, de febrero de 1975, página 2, columna 2).
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Romper la comunión no es lo mismo que consagrar obispos…
Como sabemos, de hecho, la ruptura no vino de Monseñor Lefebvre, como reclamaba el Padre de Nantes.
Lo que sucedió fue el abuso de poder de las autoridades romanas, incluyendo a Pablo VI y Juan Pablo II.
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Monseñor Lefebvre, por su parte, en una carta pública, del 19 de marzo de 1975, escribió al Padre de Nantes:
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«Usted debe saber que, si un obispo rompe con Roma, no seré yo” (Un obispo habla, edición francesa de 1976, página 273).
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No es lo que el Padre Aulagnier (y Braian) pretenden hacerle decir: ”que no sería él el obispo que consagraría un obispo sin el permiso de Roma”.
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Los adulteradores de textos pululan… Para eso es bueno no recordar cuándo y dónde…
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En cuanto a la cita del libro de 1985, Monseñor Lefebvre escribió:
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“Se dice también que mi obra desaparecerá conmigo porque no habrá obispos que me reemplacen. Estoy seguro de lo contrario; sobre esto no tengo ninguna inquietud. Puedo morir mañana y el buen Dios tiene todas las soluciones. Sé que en el mundo se encontrarán suficientes obispos para ordenar a nuestros seminaristas. Aun cuando hoy uno u otro de los obispos permanezca callado, recibirá del Espíritu Santo el coraje para manifestarse a su vez. Si mi obra es de Dios, El sabrá conservarla y hacerla servir para bien de la Iglesia. Nuestro Señor nos lo prometió: las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Por eso me obstino, y si se quiere conocer el motivo profundo de esa obstinación, helo aquí. En la hora de mi muerte, cuando Nuestro Señor me pregunte: «¿Qué has hecho de tu episcopado, qué has hecho de tu gracia episcopal y sacerdotal?», no quiero oír de su boca estas terribles palabras: «Has contribuido a destruir mi Iglesia con los demás». (4 de julio de 1984)”
—
No sé dónde el Padre Aulagnier (y Braian) pretende leer que Monseñor Lefebvre dice que no consagraría Obispos… Por eso es indispensable no dar la cita…
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Sabemos, por otra parte, que el 31 de agosto de 1985, un poco más de un año de la conclusión de su libro y 14 meses antes de Asís 1986, Monseñor Lefebvre, juntamente con Monseñor de Castro Mayer, declaró a Juan Pablo II que estaba dispuesto a “tomar todas las decisiones necesarias para que la Iglesia guarde un clero fiel a la fe católica.”
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Aquí termina mi correspondencia con Braian, un falsario más, al igual que Rolando y Monseñor Fellay, lo cual es mucho más grave y cosecha discípulos.
Rvdo. Padre Ceriani:
Yo también termino aquí mi debate, porque sé que no puedo probar completamente (por ahora) lo que dijo el Padre Aulagnier. Sin embargo, aporto un texto más de Mons. Lefebvre, que está en el mismo lugar de la revista Jesus Christus que citó Rolando, para mostrar la prudencia del Santo Obispo respecto a la actitud con el Papa y el peligro del cisma.
Hay dos principios de solución:
-Afirmar que el Papa dice herejías,
luego no es Papa; luego es un intruso; luego no debemos obedecer
-Cuestionarse en qué medida las promesas de Nuestro Señor Jesucristo de asistir al Papa dejan a éste la posfllidad de realizar ciertos actos o decir ciertas cosas que, por su propía lógica, hacen perder la fe a los fieles. En qué medida son compatibles las promesas y la destrucción de la fe por negligencia, omisión, actos equívocos, etc.
Estando dadas las dificultades en resolver todas estas cuestiones difíciles y delicadas, yo no oso tranzar de una manera absoluta entre todas estas opíniones, hipótesis. No me siento capaz puesto que no conozco suficientemente las circunstancias que rodean los hechos del Papa para determinar de una manera cierta que no tenemos Papa.
Es indudable que la disposición de Monseñor es la más sabia.
Ave Maria!
A propósito de las palabras de Mons. Lefebvre que cita, resulta interesante que el propio P. Ceriani las incluyó en un tratado publicado en: http://www.statveritas.com.ar/Varios/SedeRomana1.htm
La postura de Mons. Lefebvre es muy prudente y, hasta donde alcanzo a ver, es la misma que guarda el P. Ceriani.
Repito lo que ya he dicho en otras ocasiones: un anciano sacerdote jesuíta nos aconsejaba no juzgar a quien ocupara la Santa Sede, puesto que la cuestión de si era o no Papa legítimo, no nos correspondía. Su consejo continuaba: si lo que dice o hace va de acuerdo con la doctrina cristiana, no hay problema; pero si lo que predica u ordena es contrario a la doctrina cristiana, no se le debe obedecer ni seguir.
Y eso es precisamente lo que han dicho grandes santos, entre ellos Santo Tomás de Aquino y San Roberto Bellarmino.
Padre Ceriani:
Compruebo que los sacerdotes de la FSSPX y los feligreses de la misma no tenemos argumentos para refutar sus denuncias.
Lo de Rolando y Braian es lamentable y siento verguenza ajena.
Seguiré leyendo sus escritos, rezando para que Dios me dé luz y fortaleza.
Si bien por ahora no comparto todas sus posturas, respeto mucho su franca actitud, que lamentablemente no siempre encuentro del otro lado.
Para Fiel a la FSSPX
Le aclaro que en materia de fe los argumentos no bastan para seguir a tal o cual persona (el papel aguanta todo, y también la cabeza). Es absolutamente necesaria la autoridad de quien habla. El Padre Ceriani es apenas un sacerdote, no pertenece a la Iglesia docente, que son los obispos. Así, decía San Agustín: «Yo no creería en los Evangelios si la Iglesia no me lo mandara». Yo no creo sólo porque entienda las verdades de la fe, sino porque la Iglesia me las propone. Y esto vale de algún modo para el manejo de las crisis por las que atraviesa la Iglesia: es indispensable que quien quiera meterse a resolver la situación respete el principio de autoridad, que es esencial. Usted debería estar más del lado de Mons. Fellay, no sólo porque es un obispo sino además porque es la autoridad máxima de la Fraternidad, a la cual usted proclama ser fiel. O acaso de qué Fraternidad habla? Tal vez algún ente de razón?
Ave Maria!
Para Braian:
No sé si usted sea obispo o cardenal para referirse así a un sacerdote. El sacerdote es «otro Cristo». ¿Le parece poco eso?
Y no, no se trata de tener autoridad o no: se trata de estar en lo correcto, de estar en la verdad.
Usted dice: «es indispensable que quien quiera meterse a resolver la situación respete el principio de autoridad, que es esencial». Repito que lo esencial es estar en la verdad. La autoridad se pierde cuando se usa contra Dios, pues toda autoridad viene de Él. Quien miente, se aleja de Dios. No debemos seguir a quien tal haga, así tenga la máxima autoridad en la Tierra.
Mons. Fellay ha mentido reiteradamente…
¿Y usted sí puede tratar a Mons. Fellay de la manera que quiera? Le parece que decirle mentiroso así en público está bien? Y le repito, la verdad en materia de fe se da por vía de autoridad, es decir, indirectamente, no directamente como usted piensa en su mentalidad puramente humana. Yo lamento muchísimo la capacidad que tienen uds. para detractar a las autoridades de la Iglesia. Lo que digo del P. Ceriani está a la altura en la que él mismo ha querido colocarse, no me parece que sea tan grave.
Ave Maria!
Braian, lo que he tratado de hacer es advertir a quienes siguen a Mons. Fellay que él ha mentido reiteradamente. Lo ha hecho públicamente y ha sido él mismo quien se ha encargado de darlo ha conocer.
Algunas de esas mentiras ya han sido expuestas hartas veces. Ahí están para que se entere. Pero si usted puede demostrar que no mintió, que las mentiras que se han expuesto no lo son, háganos el favor de explicarnos.
Entonces, lo que yo pretendo es dar un grito de alarma, pues están en peligro quienes siguen a quien por medio de mentiras desinforma.
No entiendo por qué insiste en hablar de verdades de fe. Gracias a Dios, Mons. Fellay no ha incurrido en herejía. Pero eso no quita que haya engañado a sacerdotes y fieles.
Le repito lo que antes respondí a Rolando:
¿Sería eso motivo para que las autoridades de la FSSPX mintieran a sus sacerdotes y a los feligreses? Porque creo que no se atreverá a negar que esas autoridades por muchos años sostuvieron que las excomuniones de los obispos eran inválidas, inexistentes. Creo que tampoco se atreverá a negar que, en la carta de agradecimiento a Benito XVI, reconocen que el decreto de levantamiento de tales excomuniones dejó inoperante tal sanción, con lo que reconocen que antes del decreto la sanción estaba operante.
Si antes la Fraternidad calificaba a la roma modernista de “Roma anticristo”, ¿qué es lo que ha cambiado en ella para que ya no se la califique de tal? Y si se le sigue calificando de “Roma anticristo”, ¿por qué se la busca? ¿Para convertirla? ¿Se la va a convertir agradeciéndole todo lo malo que hace, como pretender levantar unas excomuniones que ni existían o como humillar la Santa Misa?
El resto de sus palabras no merecen atención. Solamente le recuerdo que en el momento del juicio daremos cuenta hasta de nuestras palabras.
Para Fiel a la FSSPX
Hasta ahora, que yo sepa, Mons. Fellay no ha negado ninguna verdad de fe. Por lo tanto, merece todo el crédito y confianza tanto por su investidura episcopal como por ser sucesor de Mons. Lefevbre, y especialmente por parte de quienes se dicen sus súbditos. Yo me avergüenzo de su vergüenza, y de que no sea capaz de defender lo suyo, plegándose con tanta facilidad a unos argumentos que son puramente circunstanciales, ya que se refieren solamente a dichos y hechos (comprobables o no) que no comprometen la fe ni la moral. El Padre Ceriani acusa con mucha facilidad y eso sí que puede ser grave porque él no tiene ninguna misión, es apenas un crítico del mundo eclesiástico.
Ave Maria!
Para Braian:
Disculpe que le contradiga, pero no es un requisito que una persona sea hereje para que se le pierda la confianza. Si alguien miente reiteradamente, aunque no niegue alguna verdad de fe, es natural que no se le tenga confianza.
Así pues, con toda y su investidura episcopal y aun siendo sucesor de Mons. Lefebvre, el actual superior general de la FSSPX no merece crédito ni confianza, toda vez que ha mentido y engañado a sus subordinados y aun a los fieles que confiadamente se acercan para ser auxiliados espiritualmente.
No se trata de defender lo propio, sino de defender la verdad.
No entiendo eso que dice que el P. Ceriani no tiene ninguna misión ni que es apenas un crítico del mundo eclesiástico. Como sacerdote, tiene una gran misión y confío en el Señor que pueda cumplirla cabalmente.
Y la cuestión no es que se acuse con facilidad o no; más bien es si las acusaciones son ciertas o no. Y las pruebas están ahí, para quien quiera verlas y sopesarlas.
Aun cuando una acusación parezca cierta, hay que tener un mínimo de respeto por la persona acusada, sobre todo si se trata de un prelado. Si el Padre Ceriani cree que Mons. Fellay ha mentido es algo sumamente delicado y no se puede tratar ese asunto como se lo haría con cualquier fiel: está en juego la honra de un obispo. Por otro lado, no soy quien para emitir un juicio de esta naturaleza. Yo podría quizás mostrar «las incoherencias de Mons. Fellay», pero de ahí a acusarlo de mentiroso me parece por lo menos temerario y de muy mal gusto. Yo creo que las cosas se pueden manejar de manera más decente y menos ardiente de lo que se ha hecho hasta ahora.
Ave Maria!
Braian, no ha entendido aun: no se trata de lo que creamos o no, sino de lo que es. Mons. Fellay ha mentido. No es que lo crea el P. Ceriani ni que lo crea yo: sino que es algo cierto.
Mons. Fellay está enterado del escándalo que han causado sus propias declaraciones, según me lo dijo un sacerdote superior de distrito, además de que algunos sacerdotes -entre ellos el P. Ceriani- le dirigieron cartas exponiéndole sus errores.
Creo conveniente que leyera los documentos en que el P. Ceriani presentó su dimisión, para que constate que no se trataba de afrentar al Superior General ni mucho menos.
Lamentablemente, Mons. Fellay no ha mostrado ninguna intención de explicar a sacerdotes ni fieles. Algunos sacerdotes, al ser inquiridos al respecto, o conceden que su superior se contradice y llegan a manifestar una falta de confianza en él, o le intentan defender: en el mejor de los casos, presentando una argumentación esquiva o un sepulcral silencio como respuesta; en otros casos la respuesta es una amenaza o un castigo.
Así pues, el respeto a una investidura no puede hacernos faltar a nuestro deber de advertir del peligro a nuestros hermanos en la fe.
«!Gritad con cien mil lenguas!, que por haber callado, el mundo está podrido». Santa Catalina de Sienna
Le reitero que, aún en el cumplimiento del deber, es obligatorio (moralmente hablando) mantener un mínimo de compostura respecto a la persona de la que se habla, y entre más dignidad tenga mayor cuidado se debe tener. Usted le puede decir mentiroso a su hermano sin mayor problema; pero si se trata de decírselo a su padre o a su madre, la cosa cambia, ¿no es así? Y si usted dice algo en contra de alguien que está ausente, debe ser capaz de decírselo a él personalmente. Son normas que se deben guardar en el trato social, las cuales vienen del mismo Evangelio. Ahora bien, si Mons. Fellay realmente mintió, eso no lo podemos asegurar con tanta facilidad, porque cabe la posibilidad de la restricción mental, y es lo más probable en este caso, porque no se puede creer tan rápidamente que un sacerdote pueda mentir. Démosle al menos el beneficio de la duda.
Ave Maria!
Braian, creo haber guardado la compostura cuando me refiero a Mons. Fellay. Y si acaso en alguna ocasión no lo he hecho, aprovecho la ocasión para disculparme.
Pero guardar la compostura no implica reemplazar los términos correctos por eufemismos, como nos lo quieren imponer los medios. Llamémosle al pan, pan y al vino, vino.
Por otra parte, si usted está dispuesto a pagar mi viaje redondo a Suiza, para que así pueda decir a Mons. Fellay que ha mentido, estoy dispuesto a ir. Pero no espere que yo emplee mi poco dinero en una empresa que considero del todo inútil, puesto que si el superior general no quizo o no pudo responder satisfactariamente a varios sacerdotes, no tengo la menor esperanza de que me vaya a escuchar a mí.
Debo agregar, sin embargo, que por distintos medios le hice llegar a Mons. Fellay una carta en que exponía sus contradicciones pidiéndole que las explicara, sabedor de que tales contradicciones habían escandalizado ha muchos fieles.
Huelga decir que después de más de un año, no he recibido respuesta…
Braian:
Tú has dicho que no puedes probar completamente (por ahora) lo que dijo el Padre Aulagnier.
Ni eso que, fraudelentamente, publicaste puedes probar. ¡Qué verguenza!
Para tí no hay ni razón ni autoridad.
Recuerda que estás comentando en un artículo con cuyo autor dices haber terminado el debate. No pretendas continuarlo indirectamente a través mío.
Esto prueba, una vez más, tu falta de argumentos, tanto de razón como de autoridad, así como tu falsedad.
Humildad Braian… humildad… es lo que te falta. Hace días que ya te lo he señalado.
Deberías dejar de escribir durante meses para enmendar tu orgullo.
Si sigues escribiendo, cada uno de tus comentarios probará tu falta de argumentos. Y eso será en contra de lo que defiendes sin fundamento.
En nombre de la FSSPX te pido silencio.
Mal me puede pedir que guarde silencio cuando usted lo hace en nombre de la Fraternidad, puesto que la traiciona descaradamente. Además, no es la mejor manera de terminar un debate exigiéndole al otro que se calle; exhiba sus argumentos, ya que usted mismo ha querido continuar la discusión. En cuanto a lo del Padre Aulagnier, evidentemente tendría que hablar con él para confirmar la información sobre lo dicho por Mons. Lefebvre (tenga en cuenta que el Padre Aulagnier fue gran confidente del santo Obispo, aparte de ser el primer sacerdote ordenado por él en la Fraternidad).
Ave Maria!
Braian, no es traición el reconocer los errores. Usted acusa a «Fiel a la FSSPX» de traición, pero no prueba nada. Como ya lo he dicho en otras ocasiones: cuando se acaban los argumentos surgen los insultos…
En cuanto al P. Aulagnier, sólo hay que recordar su reacción ante el acuerdo de Campos con la roma anticristo…
Braian:
como buen orgulloso que eres, pretendes quedarte con la última palabra.
Dices: «exhiba sus argumentos».
El Padre Ceriani ya te ha presentado los argumentos que destruyeron tu ingenuo fraude de la cita del Padre Aulagnier. Te los recuerdo:
En relación a Monseñor Lefebvre, el Padre Georges de Nantes declaró:
“Es necesario que un Obispo, sucesor de los Apóstoles, miembro de la Iglesia enseñante, colega del Obispo de Roma y como él ordenado al bien común de la Iglesia, rompa su comunión con él hasta que él no haya probado su fidelidad a las cargas de su Pontificado Supremo” (La Contrarreforma Católica, número 89, de febrero de 1975, página 2, columna 2).
Monseñor Lefebvre, por su parte, en una carta pública, del 19 de marzo de 1975, escribió al Padre de Nantes:
“Usted debe saber que, si un obispo rompe con Roma, no seré yo” (Un obispo habla, edición francesa de 1976, página 273).
No es lo que el Padre Aulagnier (y Braian) pretenden hacerle decir: ”que no sería él el obispo que consagraría un obispo sin el permiso de Roma”.
Los adulteradores de textos pululan… Para eso es bueno no recordar cuándo y dónde…
En cuanto a la cita del libro de 1985, Monseñor Lefebvre escribió:
“Se dice también que mi obra desaparecerá conmigo porque no habrá obispos que me reemplacen. Estoy seguro de lo contrario; sobre esto no tengo ninguna inquietud. Puedo morir mañana y el buen Dios tiene todas las soluciones. Sé que en el mundo se encontrarán suficientes obispos para ordenar a nuestros seminaristas. Aun cuando hoy uno u otro de los obispos permanezca callado, recibirá del Espíritu Santo el coraje para manifestarse a su vez. Si mi obra es de Dios, El sabrá conservarla y hacerla servir para bien de la Iglesia. Nuestro Señor nos lo prometió: las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Por eso me obstino, y si se quiere conocer el motivo profundo de esa obstinación, helo aquí. En la hora de mi muerte, cuando Nuestro Señor me pregunte: “¿Qué has hecho de tu episcopado, qué has hecho de tu gracia episcopal y sacerdotal?”, no quiero oír de su boca estas terribles palabras: “Has contribuido a destruir mi Iglesia con los demás”. (4 de julio de 1984)”
No sé dónde el Padre Aulagnier (y Braian) pretende leer que Monseñor Lefebvre dice que no consagraría Obispos… Por eso es indispensable no dar la cita…
Si esto viene del confidente de Monseñor Lefebvre, ¿qué podemos esperar de los que traicionan su pensamiento?
Humildad Braian… Humildad… Y guarda silencio por unos meses…
Señor Fabián Vázquez:
Como homenaje a Monseñor Lefebvre, en este vigésimo aniversario de su muerte, publico esta luminosa respuesta suya, en diciembre de 1990, tres meses antes de morir:
FIDELITER: ¿qué puede decir a los de los fieles que todavía esperan en la posibilidad de un acuerdo con Roma?
Monseñor Lefebvre: Nuestros verdaderos fieles, aquellos que han comprendido el problema y que nos han ayudado a seguir la línea recta y firme de la Tradición y de la Fe, temían los pasos que he realizado en Roma. Dijeron que era peligroso y que perdía mi tiempo. Sí, por supuesto, yo he esperado hasta el último minuto que en Roma se testimoniase un poco de lealtad. No se me puede reprochar de no haber hecho lo máximo. Por lo tanto, ahora, a los que vienen a decirme: es necesario entenderse con Roma, creo que puedo decir que incluso fui más lejos de donde debería haber ido.
Con este aporte termino mi participación en los comentarios al trabajo del Padre Ceriani.
Todo está dicho.
Quiero también terminar mi participación citando estas frases de Mons. Lefebvre que han sido puestas una y otra vez:
«“Se dice también que mi obra desaparecerá conmigo porque no habrá obispos que me reemplacen. Estoy seguro de lo contrario; sobre esto no tengo ninguna inquietud. Puedo morir mañana y el buen Dios tiene todas las soluciones. Sé que en el mundo se encontrarán suficientes obispos para ordenar a nuestros seminaristas. Aun cuando hoy uno u otro de los obispos permanezca callado, recibirá del Espíritu Santo el coraje para manifestarse a su vez. Si mi obra es de Dios, El sabrá conservarla y hacerla servir para bien de la Iglesia. Nuestro Señor nos lo prometió: las puertas del infierno no prevalecerán contra ella».
Espero que en homenaje al Santo Arzobispo por su vigésimo aniversario las tengan en cuenta. Gracias.
Quiero también terminar mi participación citando estas frases de Mons. Lefebvre….
Braian: usted le pidió permiso al superior de la FSSPX para poder tomar una frase de de Mons. Lefebvre? le comento que ellos solos tienen los derechos!!!!
Efrain,
debe ser por eso que el Padre Aulagnier ni siquiera se atrevió a citar la página del libro.